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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

La escalada de la ofensiva israelí amenaza con extender el conflicto a todo Oriente Medio

“Si esta tragedia no acaba pronto, todo Oriente Próximo puede acabar en llamas”, ha señalado este miércoles el alto representante de la UE, Josep Borrell, con tono desesperado. Tres meses después del inicio de la ofensiva en Gaza, la escalada regional alcanza su punto más caliente y todos los actores juegan demasiado cerca del límite que puede llevar la situación fuera de control.

El asesinato del número dos de Hamás en un barrio de Beirut, capital de Líbano, junto a otros seis miembros del grupo palestino, se suma a la oleada de ataques contra embarcaciones comerciales en el Mar Rojo por parte de los rebeldes hutíes de Yemen en apoyo al pueblo palestino. En este frente marítimo, EEUU intervino el domingo hundiendo tres embarcaciones de los rebeldes yemeníes y matando a sus tripulantes, apoyados por Irán. Teherán ha desplegado un buque de guerra en la zona.

Por otro lado, dos explosiones en Irán han dejado este miércoles 84 fallecidos durante un homenaje al general de la Guardia Revolucionaria Qassem Soleimani, asesinado hace cuatro años por EEUU. El ataque, cuya autoría no esta clara, aumenta las tensiones y amenaza la estabilidad en Irán, fuerza fundamental del llamado Eje de la Resistencia, que ha prometido venganza. Irán opera y apoya milicias en toda la región –includos Hizbulá (Líbano) y los hutíes (Yemen)– cuyos enemigos comunes son Israel y EEUU. El Estado Islámico ha reivindicado el ataque y no hay indicación que apunte a Israel, pero Tel Aviv asesinó hace días en otro ataque selectivo realizado en Siria a otro de los líderes de la Guardia Revolucionaria iraní.

La conclusión del representante europeo ante este escenario es clara: “En estos 30 años hemos aprendido que la solución tiene que venir impuesta de fuera porque las dos partes nunca serán capaces de llegar a un acuerdo”. Mientras tanto, el conflicto amenaza con expandirse a otros puntos de la región e Israel prepara la tercera fase de su ofensiva, que espera que dure al menos seis meses más.

El riesgo del ataque de Beirut

“El ataque en Beirut es una escalada clara por dos motivos. En primer lugar, significa que la guerra contra Hamás se ha ampliado. En segundo lugar, y más importante, atacar a Hamás en un suburbio de Beirut considerado bajo el control de Hizbulá significa que la milicia se verá bajo la presión de ejercer más fuerza para demostrar que sigue siendo un movimiento líder en el llamado Eje de Resistencia”, dice a elDiario.es Jørgen Jensehaugen, investigador sénior del Peace Research Institute of Oslo (PRIO) especializado en el conflicto.

Aunque Israel no ha reivindicado la autoría del ataque, todos lo analistas apuntan a Tel Aviv (algunos diputados incluso han felicitado al Ejército y servicios secretos por la operación). El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, no ha hecho declaraciones sobre el ataque, pero ha destacado que las fuerzas armadas de Israel están “preparadas para cualquier escenario”.

“Israel corre un gran riesgo: ¿hasta dónde puede mantener Hizbulá su actual postura de violencia contenida y lanzamiento de cohetes golpe por golpe antes de que la situación se recrudezca a propósito o se descontrole?”, se pregunta Jensehaugen.

Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Complutense, no cree que el asesinato de Saleh al Arouri en Beirut vaya a provocar un enfrentamiento directo entre ambos. “Es cierto que Israel sobrepasa una línea roja, pero no creo que sea interpretado por Hizbulá como un casus belli porque no han atacado a ningún comandante de la milicia libanesa”, dice.

“Probablemente esperemos más retórica y amenazas, pero pocos cambios sobre el terreno. Una guerra frente a frente con Israel tendría consecuencias devastadoras no solo para Líbano, sino también para Hizbulá”, explica Álvarez-Ossorio. “A pesar de que dentro del Gobierno de Israel hay voces, especialmente el ministro de Defensa, que se manifiestan en esa línea habida cuenta de la luz verde estadounidense, ninguno está interesado en abrir un nuevo frente”.

La misión de mantenimiento de la paz de la ONU en Líbano (UNIFIL) ha mostrado este miércoles su “preocupación” por una “posible escalada que podría tener consecuencias devastadoras para la gente a ambos lados de la Línea Azul”. El primer ministro libanés, Najib Mikati, condenó el martes el ataque y aseguró que tenía “el objetivo de arrastrar a Líbano a una nueva fase de confrontaciones”.

“Lo que ha pasado con la muerte de uno de los líderes de Hamás es otro factor que podría empujar a una escalada del conflicto”, ha dicho Borrell.

Poco antes del estallido del conflicto tras los ataques de Hamás del pasado 7 de octubre, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, amenazó con “devolver a Líbano a la Edad de Piedra” en caso de escalada. Gallant dijo la semana pasada que Israel ya libra una “guerra de múltiples frentes”, asegurando que recibe ataques de “siete puntos”. “Ya hemos respondido y tomado acciones en seis de esos teatros”, añadió en referencia a Gaza, Cisjordania, Líbano, Siria, Irak, Yemen e Irán.

Este miércoles, el líder de Hizbulá, Hasan Nasrallah, ha señalado que si Israel elige el camino de la guerra, se arrepentirá: “Será muy costoso”. “No tenemos miedo a la guerra”, ha añadido. La milicia chií ha asegurado que tiene el dedo “en el gatillo”.

“Hay un riesgo continuo de una mayor conflagración regional cuanto más dure el conflicto en Gaza, dado el riesgo de una escalada y error de cálculo por múltiples actores”, señalaba el viernes el portavoz de António Guterres, secretario general de la ONU. El portavoz mencionó explícitamente los intercambios de artillería en la frontera con Líbano y los ataques hutíes a las embarcaciones en el Mar Rojo, que se han agravado en los últimos días.

Ataques en el Mar Rojo

En el primer mes de ofensiva israelí en Gaza, los hutíes lanzaron algunos misiles y drones que fueron principalmente interceptados por EEUU e Israel. Sin embargo, el 19 de noviembre los rebeldes utilizaron un helicóptero para secuestrar un carguero en el Mar Rojo propiedad de un empresario israelí.

Los rebeldes de Yemen consideran que todos las embarcaciones relacionadas con Israel son objetivos legítimos y desde entonces se han producido al menos 17 ataques contra barcos civiles de mercancías en el Mar Rojo, una ruta comercial fundamental para la economía mundial que conecta Asia con Europa y EEUU sin tener que rodear el continente africano.

Se calcula que el 30% del tráfico global de contenedores pasa por esta región y siete de las 10 empresas de envíos más importantes del mundo han suspendido el uso del Canal de Suez y el Mar Rojo como resultado.

“Irán quiere hacer una demostración de fuerza en la zona. Quiere mostrar que tiene las capacidades para hacer daño a Occidente y a los aliados de Israel interrumpiendo o dificultando el tráfico y que así no se les subestime aunque no hayan respondido de plano a la ofensiva israelí”, dice Álvarez-Ossorio.

“Simplemente movilizando a las milicias hutíes tiene herramientas para ello, aunque hay que destacar que pese a que los hutíes, como Hizbulá y Hamás, son 'proxies' de Irán, no necesariamente son correas de transmisión de sus políticas y tienen su propia autonomía”, añade el catedrático.

Estados Unidos y otros once países han publicado este miércoles un comunicado dirigido a los hutíes amenazando con acciones no detalladas si continúan los ataques en “una de las vías marítimas más críticas del mundo”. “Los hutíes asumirán la responsabilidad de las consecuencias si siguen amenazando vidas, la economía mundial y la libre circulación del comercio”, sostiene la declaración.

Borrell ha señalado que va a presentar este jueves a los Estados miembros una propuesta para crear una misión internacional para contribuir a la seguridad en el Mar Rojo, lo que se tendría que aprobar por unanimidad.