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Melénchon y Macron salen con ventaja del debate de las presidenciales francesas

EFE

París —

Jean-Luc Melénchon y Emmanuel Macron fueron los candidatos que mejor salieron parados del debate televisado mantenido en la noche del martes. Un primer sondeo reveló que el 25% consideró a Melénchon como el participante más convincente en el enfrentamiento, mientras que un 21% lo dijo de Macron. François Fillon (15%) y Marine Le Pen (11%) obtuvieron un apoyo inferior.

Las investigaciones por corrupción de las que son objeto el conservador Fillon y la ultraderechista Le Pen, así como el pasado financiero del liberal Macron, marcaron los momentos de mayor fricción en el debate.

Durante casi cuatro horas, los once aspirantes al Elíseo que se disputarán el voto de los electores en la primera vuelta del día 23 se sometieron ante las cámaras a un ejercicio inédito y muy pautado para respetar la igualdad en el turno de palabra de todos los candidatos, aunque el debate dio pie a pocos momentos de verdadera discusión.

El de mayor temperatura fue, como estaba previsto, el momento en que se abordó la moralización de la política por el trasfondo de los procedimientos judiciales abiertos contra Fillon, que ha sido imputado por los empleos supuestamente ficticios que otorgó a su mujer y a dos de sus hijos. Además de Le Pen, que hasta ahora se ha negado a presentarse para no ser acusada, amparándose en su impunidad parlamentaria.

El trostkista Philippe Poutou (las encuestas le dan una intención de voto inferior al 1%), fue el que desencadenó las hostilidades al referirse al escándalo que persigue al ex primer ministro conservador: “Cuanto más se profundiza, más huele a corrupción”, dijo.

Poutou acusó a Fillon y a Le Pen de “meter la mano en la caja” de los fondos públicos, a lo que esta última replicó con la que ha sido su argumentación en las últimas semanas: “Soy perseguida políticamente por unos asuntos en los que no hay la menor sombra de enriquecimiento personal”.

Fillon se negó a responder a las preguntas que le hizo una de las periodistas moderadoras del debate sobre su inculpación, y también a reconocer que había cometido errores al contratar a su mujer y a sus hijos como asistentes parlamentarios con dinero público, algo -dijo- que han hecho cientos de parlamentarios franceses.

Conflicto de intereses

También se vio atacado por el candidato soberanista Nicolas Dupont Aignan el socioliberal Emmanuel Macron, al que reprochó un posible conflicto de intereses por haber gestionado como ministro de Economía (2014-2016) casos de empresas con las que había tratado anteriormente cuando fue banquero de negocios.

Macron, favorito de las encuestas, salió al paso asegurando que su actuación en el Gobierno del actual presidente, el socialista François Hollande, estuvo dominada por una “total independencia”, y lanzó un ataque a Fillon y a Le Pen al señalar que cuando se aspira a ser jefe del Estado “hay que empezar por respetar la justicia”.

Dijo apoyar una de las principales propuestas para favorecer la ética en la política defendida también por Dupont Aignan y por los dos grandes candidatos de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon y Benoît Hamon: impedir que se presente a un cargo electo una persona que haya sido condenada.

Política europea

Otro de los momentos álgidos de un debate que en términos generales no permitió que ninguno de los grandes candidatos sobresaliera -y en el que tampoco cometieron traspiés mayúsculos- fue el dedicado a la política europea, con una atención particular a la directiva sobre los trabajadores desplazados.

Macron y Fillon cargaron por separado contra los planes de Le Pen de sacar a Francia del euro y establecer barreras proteccionistas, y advirtieron de que todo eso tendría graves consecuencias para el país.

El primero alertó de que lo que propone la presidenta del Frente Nacional (FN) causaría un bajón del poder adquisitivo, pero sobre todo “la guerra económica”.

Más adelante, dramatizó al subrayar que Le Pen apuesta por “el nacionalismo”, que “el nacionalismo es la guerra”. Y recordó que su región de procedencia, Picardía, “está llena” de cementerios con víctimas de los conflictos bélicos europeos.

La líder ultraderechista se reafirmó en su voluntad de imponer un impuesto a las empresas que contraten a extranjeros -incluidos los ciudadanos de otros países europeos residentes en Francia- y en establecer lo que llama un “proteccionismo inteligente”, para lo que dio como ejemplo las barreras aduaneras que Suiza o Corea del Sur ponen a la entrada de productos agrícolas.