En Sussex, al sur de Inglaterra, tiene su granja el criador de cerdos Flavian Obiero. Él es uno de los tantos profesionales de la industria cárnica que está preocupado por la falta de carniceros en Reino Unido. Hasta el momento, Obiero ha podido enviar al matadero a los animales que necesitaba para seguir teniendo espacio, pero reconoce que si las cosas siguen empeorando será una “misión imposible”.
Hace unos días, decenas de ganaderos se manifestaron frente a la sede en Manchester de la conferencia del Partido Conservador Británico para exigir una solución. La Asociación Británica de Procesadores de Carne (BMPA) ha estimado que solo para octubre el sector necesita 12.000 carniceros: de lo contrario unos 100.000 cerdos tendrán que ser sacrificados en las próximas semanas.
También en el sur de Inglaterra, en Chischester, Gail Gardner, propietaria de los viñedos Ashling Park Estate, necesita trabajadores para la vendimia. Cada año, contratan 25 recolectores para recoger la uva, la mayoría de ellos provenientes de Rumania. Pero este año la recogida la hacen 80 voluntarios que trabajan en los viñedos durante solo algunas horas a la semana.
La falta de trabajadores a tiempo completo, capaces de llevar el ritmo que requiere una vendimia, preocupa a Gardner, que espera acabar a tiempo y no tener que desperdiciar parte de la cosecha. “Muchos empleados rumanos volvieron a casa por la COVID-19 y después no han vuelto a causa de todo el papeleo por el Brexit o porque no pudieron regresar aun teniendo residencia. Otros han decidido irse a Alemania porque pagan más”, dice Gardner.
La falta de mano de obra en el sector ha provocado una subida salarial para atraer recolectores y ha impedido que empresas pequeñas como la suya puedan permitirse contratar a los pocos trabajadores disponibles. En Reino Unido hacen falta trabajadores para llenar más de un millón de vacantes, según la Organización Nacional de Estadísticas (ONS).
Organizaciones y empresarios vienen advirtiendo, desde hace meses, el posible impacto del Brexit y la pandemia en la mano de obra. Pero ha sido la reciente escasez de combustibles por la falta de 100.000 camioneros la que ha destapado la crisis de recursos humanos que está sufriendo Reino Unido.
Empresarios de diferentes sectores piden al Gobierno británico que amplíe la lista de profesionales escasos para incluir los oficios donde hay más falta de personal como camioneros, carniceros y chefs.
“Necesitamos rectificar quiénes son los trabajadores cualificados. Son doctores e ingenieros, pero un carnicero, para mí, también lo es. Si no fuera un trabajo cualificado, cualquiera sabría hacer el trabajo, sabría por dónde empezar, pero hacen falta años para llegar a ser un buen carnicero”.
Mientras tanto, el goteo se agrava de forma sistemática. A finales de agosto, 450.000 europeos estaban todavía esperando una decisión sobre su residencia en el Reino Unido, y para aquellos que todavía deben adquirir el estatus que les permite quedarse en Reino Unido con los derechos laborales anteriores al Brexit porque ya estaban en el país antes de la salida de la UE. Algunas empresas se niegan a contratarlos, por miedo a sanciones por parte del Gobierno británico. Por último, el Ministerio del Interior se resiste a dejar que un total de 70.000 solicitantes de asilo puedan incorporarse al mercado laboral para aliviar la demanda.
Pérdidas y retrasos
La falta de trabajadores en Reino Unido empieza en la industria agrícola y se agrava con la falta de camioneros que transporten la mercancía. El director de Winterwood Farm, especializada en frutos rojos, Stephen Taylor, perdió 8% de la cosecha por falta de personal, y ahora se pregunta si la ausencia de camioneros engrosará las pérdidas. Los tiempos de reparto se alargan, y, por ende, el precio del transporte se encarece.
Quién ya ha empezado a notarlo es Nicolás Álvarez, director de Nicolás y Valero, que importa productos gastronómicos. “Fuera de Londres, utilizamos empresas de logística externas y ahí sí que estoy teniendo muchísimos problemas: me retrasan los pedidos o me dicen que van muy agobiados y no pueden cargar todos los pedidos que tengo o que me tengo que esperar un día. De hecho, uno de ellos, esta semana, me ha subido el precio casi el doble por este problema. Los transportistas están doblando horas y al doblar horas, se paga una tarifa diferente”.
La falta de oferta es extensible a todo el mercado laboral. Todos los sectores de la industria británica se están viendo afectados por las dificultades para contratar gente y retener a los que ya tienen, desde las residencias de cuidados, hasta la hostelería, la sanidad, el sector IT o el comercio.
Restaurantes españoles
El director de los restaurantes Ibérica en Reino Unido, Marcos Fernández, explica que ha tenido que cerrar sus establecimientos los lunes porque ahora mismo le falta un 10% de la plantilla.
Para llenar los puestos vacantes, muchas empresas de diferentes sectores están optando por soluciones a corto plazo como pedir personal a las agencias, sin saber si encontrarán trabajadores permanentes. Es el caso del hogar de cuidados en el que trabajaba Marta Jiménez en Brighton, que en los últimos meses ha visto cómo el número de europeos trabajando a tiempo completo daba paso a trabajadores ingleses, sin contrato fijo, trabajando menos días, pero mejor pagados, debido al aumento de la demanda.
A su vez, hay un creciente tira y afloja entre empresas para hacerse con la mano de obra. Las empresas están subiendo los sueldos a sus trabajadores como medida de retención y con la esperanza de atraer a la gente que necesitan.
Esto está generando una creciente ola de bajas en las empresas, dado que los trabajadores optan por quien les pague más. “¿Por qué? Porque la gente se está subiendo al carro. Tengo asistentes de encargados que les están ofreciendo el puesto de encargados y no están preparados para ese trabajo. Esa es la desesperación de la gente”, dice Fernández.
El perfil europeo que tradicionalmente ha ocupado los puestos donde los ingleses no querían trabajar está desapareciendo, sustituido por británicos con poca o nada de experiencia, que no están dispuestos a trabajar en las mismas condiciones, ni al mismo ritmo, ni con la flexibilidad horaria que estos sectores requieren.
Por el contrario, parte de los europeos que antes ocupaban estos puestos encontraron trabajos en otros sectores con mejores condiciones. Este es el caso de Marta Jiménez, que ha cambiado su puesto en hogares de cuidado por la búsqueda de un puesto en educación.
El sobrecoste logístico y salarial ha hecho subir los precios y lo seguirá haciendo si la situación no se revierte. “Sí tú incrementas los sueldos artificialmente, reduciendo la oferta de recursos humanos, lo único que vas a crear es inflación”, dice Fernández.