Al menos 21 personas han muerto y 68 han resultado heridas este jueves por la detonación de un coche bomba en un estacionamiento de la Escuela General Santander de la Policía en Bogotá, la más grande del país, según ha informado el alcalde de la ciudad, Enrique Peñalosa. Pasadas las 9.30 hora local (14.30 GMT), un vehículo cargado con explosivos (80 kilogramos pentolita) ha entrado en este centro –situado en el sur de la capital colombiana– y, segundos después, se ha producido la detonación.
“Lamentablemente, el saldo preliminar es de 21 personas fallecidas, incluyendo al responsable del hecho, y de 68 heridas, quienes fueron trasladadas a distintos centros asistenciales con el apoyo de organismos de socorro y emergencia del Distrito” de Bogotá, señala el comunicado divulgado por la Policía.
El fiscal general de Colombia, Néstor Humberto Martínez, ha asegurado que distintos organismos del Estado han logrado establecer que el conductor era un hombre identificado como José Aldemar Rojas Rodríguez, de quien no ha trascendido más información. Martínez no ha detallado si Rojas Rodríguez, fallecido en la explosión, formaba parte de algún grupo armado ilegal, ni tampoco si se ha tratado de una acción suicida o si la pentolita fue detonada a distancia, sin darle tiempo de escapar, como ya ha ocurrido en otras ocasiones en este país.
El autor del atentado ha sido identificado
“Hemos logrado establecer la autoría material de este execrable crimen, de este acto terrorista”, ha apuntado el fiscal en una declaración a la prensa junto con el presidente colombiano, Iván Duque, desde el lugar del atentado. También ha explicado que el sujeto señalado “fue quien ingresó a la escuela a las 9.30 horas de la mañana de hoy en una camioneta gris Nissan Patrol” que, según datos de las autoridades de tránsito, pasó por controles técnicos y mecánicos por última vez en Arauca. Esta ciudad da nombra también a un selvático departamento en el que la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) tiene uno de sus bastiones y en el que también hay disidentes de las FARC.
Las autoridades no han señalado a ningún grupo como responsable del ataque y el fiscal ha manifestado que en las próximas horas podrán “dar mayor información” sobre los autores intelectuales.
Una funcionaria de los organismos de salud de las Fuerzas Militares –que prefirió no identificarse– ha relatado en declaraciones a Caracol Radio, recogidas por Efe, que la camioneta ha llegado a los controles de seguridad de la escuela y “mientras le hacían el registro un perro detectó el explosivo”.
Según esta versión, al verse descubierto, el conductor “arrancó” el vehículo y “pasó por encima de un policía de la guardia”. Otros policías corrieron detrás de la camioneta para tratar de detenerla pero ésta se estrelló contra un alojamiento femenino de la escuela, lugar en el que se produjo la detonación, de gran magnitud.
El último registro ante las autoridades de tránsito del vehículo usado en el atentado se llevó a cabo el 27 de julio de 2018 cuando se le hizo una revisión técnico-mecánica en Arauca, capital del departamento del mismo nombre, situado en el este del país, en la frontera con Venezuela.
“De manera conjunta con la Fiscalía General de la Nación y demás autoridades se adelantan las investigaciones tendientes a establecer las causas y los responsables del acto terrorista que enluta a los colombianos”, agregó la información.
Entre los nueve fallecidos la única persona identificada hasta el momento es la cadete ecuatoriana Erika Chicó, cuya muerte ha sido confirmada por el presidente de su país, Lenín Moreno. También ha resultado herida su compatriota Carolina Sanango, así como el panameño Kevin Madrid, quienes fueron trasladados al igual que los otros 52 lesionados a diversos hospitales bogotanos.
La Policía indicó además que de los 68 heridos 58 han recibido el alta médica y que las autoridades llevan a cabo “los correspondientes procesos de identificación de las víctimas” mortales.
La sospecha sobre el ELN
“Se habla de ocho muertos y 12 heridos [la cifra ha ascendido posteriormente], de destrozos en las instalaciones y en las casas cercanas”, explica Carlos Arturo Velandia, excomandante del ELN y actual gestor de paz, durante una entrevista telefónica con eldiario.es. Una de las hipótesis en las que se trabaja es en que detrás del ataque esté el ELN: “Si fueron ellos, lo reivindicarán en su momento, pero todavía es demasiado pronto”.
Velandia cree que, de tratarse de una bomba del ELN, el presidente cancelará todo tipo de negociaciones y comunicaciones con el grupo guerrillero, comunicaciones que ya estaban en suspenso. Paradójicamente, la organización armada podría estar buscando con el ataque presionar para que continúen los diálogos.
La atención se ha centrado en este grupo porque ha estado intensificando los ataques contra objetivos de la policía en los últimos tiempos. A su vez, el ELN se encuentra en medio de un duro enfrentamiento con el presidente conservador Duque sobre cómo reiniciar las conversaciones de paz.
“De confirmarse todas estas primeras informaciones, sería la primera vez en la historia de Colombia que se produce un ataque con un conductor kamikaze al estilo de Irak o Afganistán”, añade Velandia.
El último atentado de este tipo en la capital colombiana fue el 17 de junio de 2017, cuando un explosivo que estalló en un baño de mujeres del Centro Comercial Andino segó la vida de tres personas, incluida una francesa, y causó heridas a nueve más. Ese atentado fue atribuido al Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP), un grupo poco conocido que se define como “guerrilla urbana” y que en ocasiones ha sido vinculado con el ELN. El ataque ha sido ampliamente condenado por gobiernos de todo el mundo, así como por organismos internacionales como la ONU y la OEA.