El presidente estadounidense, Joe Biden, ha anunciado este martes la prohibición de las importaciones de petróleo y gas de Rusia, en una nueva medida de presión a Moscú por la invasión a Ucrania. “Significa que el petróleo ruso no será aceptado en puertos de EE.UU.”, ha asegurado.
“Somos un exportador neto y por eso podemos dar este paso que otros países no pueden hacer”, ha explicado Biden, que ha añadido que sus equipos trabajan en ver cómo hacerlo posible. “Es un paso para hacer más daño a Putin pero esto es un coste para Estados Unidos. Defender la libertad va a tener un coste”, ha advertido. También ha explicado que está en contacto con el presidente ucraniano y ha expuesto la ayuda militar y humanitaria que ofrece su país.
“Muchas empresas están saliendo de Rusia, uniéndose a una lista creciente de empresas de Estados Unidos”, ha recordado Biden, “y también el Departamento de Justicia ha creado un grupo de trabajo específico para perseguir los crímenes de los oligarcas rusos”.
El presidente de EE.UU., desde la Casa Blanca, ha mencionado todas las medidas en las que trabaja junto a sus aliados para frenar a Putin. “Entendemos que esta guerra hace que los precios suban, pero no hay excusa para ejercer un aumento de precios excesivo y sacar tajada de la situación”, ha advertido.
Además, ha anunciado que ha pedido al Congreso que apruebe un paquete de ayuda para ucrania de 1.200 millones de dólares: “Van a defender su libertad, su democracia, sus vidas... Y nosotros vamos a seguir apoyándolos contra la tiranía y la presión”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha agradecido en un mensaje de Twitter a Joe Biden, agradeciéndole el movimiento. “Agradecido por el liderazgo personal de EE. UU. y @POTUS al atacar el corazón de la maquinaria de guerra de Putin y prohibir el petróleo, el gas y el carbón del mercado estadounidense. Anime a otros países y líderes a seguir.”
La prohibición a las importaciones energéticas de Rusia, uno de las mayores productores globales, sería solo por parte de Washington, ya que los aliados europeos, mucho más dependientes de la energía rusa, han mostrado sus reticencias al respecto.
La decisión tendría un impacto limitado para el Gobierno de Vladimir Putin, dado que Estados Unidos importa unos 100.000 barriles diarios desde Rusia, que solo suponen un 5% de las exportaciones de crudo ruso, según estimaciones de Rystad Energy citadas por AP.
El año pasado, cerca del 8% de las importaciones estadounidenses de petróleo y derivados vino de Rusia. Para buscar proveedores alternativos, el Gobierno estadounidense ya ha establecido contactos con Venezuela, en un encuentro de alto nivel celebrado recientemente en Caracas.
En la UE, en cambio, el crudo ruso cubre un 25% del consumo, porcentaje que en el caso del gas natural asciende hasta el 40%. Este lunes, tras trascender los planes de Estados Unidos para vetar el crudo de Rusia, el crudo Brent se disparó hasta su nivel más alto en 14 años y la cotización del gas europeo (el TTF) rompió todos sus récords hasta superar los 330 euros por megavatio (MWh). Las subidas se atemperaron después de que el primer ministro alemán, Olaf Scholz, alejase esa posibilidad de veto dado el carácter “esencial” de los suministros rusos para la economía europea.
El Reino Unido también ha anunciado que reducirá gradualmente las importaciones de petróleo ruso y dejará de comprar crudo a Moscú para finales de este año, según ha anunciado este martes el ministro de Empresas, Energía y Estrategia Industrial británico, Kwasi Kwarteng.
Ese periodo de “transición” ofrecerá al mercado británico nueve meses para ajustarse a los cambios y asegurar nuevas vías de suministro una vez queden vetados el crudo y derivados del petróleo de Rusia, que representan el 8 % de la demanda británica.