“Granada nos habla de convivencia y encuentro entre culturas, una síntesis de la gran epopeya de este rincón del mundo que se llama Europa”. Una imagen vale más que mil palabras. Y si la última reunión de la Comunidad Política Europea fue una simbólica demostración de fuerza contra Vladímir Putin a 20 kilómetros de la frontera del viejo continente con Rusia, la cita de este jueves con La Alhambra como telón de fondo ha pretendido ser un nuevo gesto de la unidad europea ante la guerra en Ucrania. De nuevo Volodímir Zelenski ha sido el protagonista de una reunión con cerca de medio centenar de líderes europeos que buscan en ese foro tejer una red de alianzas geopolíticas. 18 meses de guerra empiezan a hacer mella, como reflejaba el rostro de Zelenski en su primera visita a España, y como demuestran las tensiones que han emergido dentro de la UE, pero el foco ahora mismo está al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos, donde las fricciones han dejado la ayuda a Ucrania fuera del acuerdo presupuestario temporal.
“Europa es más independiente de Rusia que nunca. Europa ha demostrado realmente su derecho a ser un centro mundial para la protección de la libertad y el derecho internacional. Pase lo que pase en otras partes del mundo, sean cuales sean los tornados políticos a los que se enfrenten nuestros socios, Europa debe ser fuerte”, les ha dicho Zelenski a sus colegas: “Ahora, Europa está siguiendo la creciente tormenta política en América. Europa tiene su propia fuerza y su papel global en todas las cuestiones clave que importan a Europa. Y en cuanto a las tormentas políticas... confío en Estados Unidos. Es un pueblo fuerte, con instituciones fuertes y una democracia fuerte”.
Zelenski ha avisado, además, a sus socios de que la intención de Vladímir Putin es cronificar el conflicto: “Rusia está intentando congelar la situación y adaptarse. Está aprendiendo de sus errores y preparándose para avanzar. Si Rusia se toma una pausa y congela su agresión, habrá un momento crítico: 2028”. El presidente ucraniano está convencido de que las ansias imperialistas de Putin no van a acabar y que será en ese año cuando haya conseguido restaurar “el potencial militar que se ha destruido en la guerra y será lo suficientemente fuerte como para atacar a países”.
“Dejamos de preocuparnos en los primeros días de la guerra a gran escala. Creo que es demasiado tarde para que nos preocupemos, y pienso que tenemos que trabajar en ello”, había respondido a los periodistas a su llegada para dejar claro que la prioridad de Ucrania está ahora en el campo de batalla.
Por el momento, lo que es patente es el temor a que la ayuda de Estados Unidos deje de llegar en un momento en el que la contraofensiva de Ucrania no ha sido tan decisiva como se esperaba y la UE está enfatizando sus esfuerzos para dejar claro el apoyo: los ministros de Exteriores se reunieron en Kiev el lunes y la foto en la Alhambra ha servido para abrazar a Ucrania más allá de que en el foro formal se hayan abordado cuestiones estratégicas para el viejo continente como la digitalización o el multilateralismo. No obstante, no ha habido la tradicional comparecencia tras la reunión de la Comunidad Política Europea en la que suelen participar el anfitrión (Sánchez en este caso), el anterior (la moldava Maia Sandu) y el próximo, que en este caso es Reino Unido. Moncloa dice que el motivo es que Rishi Sunak se ha tenido que ir antes de tiempo por motivos de agenda.
“Estaba en Kiev justo en el momento en el que supimos que el Congreso de Estados Unidos no había incluido el apoyo a Ucrania en el gran acuerdo del presupuesto para no llevar al cierre. No es una buena noticia, pero la esperanza es que no es una posición definitiva de Estados Unidos. Ucrania necesita el apoyo de la UE, que es seguro que lo tiene y lo incrementaremos, pero también el de Estados Unidos”, ha relatado el alto representante de la UE, Josep Borrell, que ha dejado claro que “Europa no puede reemplazar a Estados Unidos”.
“Mi esperanza, la de los ucranianos y todos los que no quieren que Putin gane es que Estados Unidos encuentre la forma para retomar este asunto y continúe ayudando a Ucrania”, ha apostillado.
Esperanza en que Estados Unidos acabe “a bordo”
Tanto Borrell como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, han recordado que la UE prevé proveer a Ucrania de 50.000 millones de euros de ayuda civil y financiera en el periodo de 2024 a 2027. Es una de las cuestiones de la revisión del Marco Financiero Plurianual sobre las que hay prácticamente consenso, a excepción de Hungría, que vuelve a chantajear a los 27 para que desbloqueen sus fondos congelados a cambio de su sí, fundamental dado que se requiere unanimidad. También hay planificados 20.000 millones para armamento en los próximos cuatro años a través del Fondo Europeo para la Paz, aunque recientemente Borrell dio por seguros únicamente los primeros 5.000.
“Ucrania necesita predictibilidad y credibilidad en el apoyo directo al presupuesto”, ha expresado Von der Leyen, que se ha mostrado confiada en que Estados Unidos sortee los problemas que se ha topado y esté trabajando en el “calendario”. El asunto estará sobre la mesa, seguro, en la cumbre que tanto ella como el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, mantendrán con Joe Biden el próximo 20 de octubre en Washington.
Uno de los más optimistas, sin embargo, ha sido el primer ministro en funciones de Holanda, Mark Rutte, que se ha mostrado convencido de que Biden logrará sacar adelante la ayuda a Kiev por el “compromiso” que ha mostrado y ha relatado que varios congresistas de los dos grandes partidos fueron a La Haya y también lo mostraron: “Estaban de acuerdo en la necesidad de continuar el apoyo a Ucrania porque es por nuestros valores y seguridad”. “Estoy convencido de que Estados Unidos estará a bordo”, ha sentenciado.
Pero el hartazgo por una situación que ha acarreado consecuencias políticas y económicas en el continente también es palpable, como demuestra el viraje del Gobierno polaco, que ha 'cortado' con Kiev a las puertas de las elecciones en pleno conflicto por el grano, o en la victoria de un populista prorruso en Eslovaquia que hizo campaña asegurando que la guerra la comenzaron “ucranianos nazis y fascistas”.
“Rusia nos quiere cansados”
“No tenemos derecho a estar fatigados”, ha avisado el presidente Emmanuel Macron ante esa situación. “Rusia nos quiere cansados y no deberíamos mostrar que lo estamos. Tenemos que apoyar a Ucrania todo el tiempo que haga falta”, ha expresado la primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, que es una de las más vocales en su rechazo a Putin.
Aparte del simbolismo de la foto, Zelenski ha aprovechado su paso por Granada para mantener encuentros bilaterales con varios líderes europeos, como Emanuel Macron o Giorgia Meloni, a los que ha vuelto a reclamar apoyo ante la nueva ofensiva que espera por parte de Rusia. En el caso de Sánchez, se ha comprometido a enviar defensas antiaéreas y antidrones para proteger infraestructuras críticas, como puertos y seis lanzadores Hawk, así como a seguir formando soldados y a enviar equipos de desminado.
“Con el espectro de la guerra en nuestro continente nos enfrentamos a un conflicto brutal, un conflicto que amenaza la estabilidad global y económica y tiene un trasfondo que trasciende nuestro continente. En la última reunión de la Comunidad Política Europea en Moldavia, la presidenta Maia Sandu recordaba que el conflicto en Ucrania se libraba a 20 kilómetros del lugar en el que nos reunimos. Hoy son 4.000 kilómetros entre esta ciudad y Kiev y, sin embargo, hasta aquí han llegado cientos de refugiados”, ha expresado Sánchez en la apertura de la mesa redonda con los representantes del viejo continente a los que ha hablado de Federico García Lorca, a quien también una guerra le arrebató el futuro “en una Europa unida y en paz”.
“Una paz no basada en la fuerza” es la aspiración que ha defendido el rey Felipe VI, que se ha sumado al final de la jornada a la recepción en la Alhambra tras mantener una reunión con Zelenski, que ha puesto rumbo a Ucrania sin asistir a la parte lúdica de la agenda en una nueva jornada negra de la guerra en la que un ataque contra una tienda en Járkov ha dejado más de 50 muertos.