Europa se enfrenta a su peor ola de contagios de la pandemia. Los casos diagnosticados tocan techo aunque la mortalidad se aleja, gracias a la vacunación, de la de la primera ola. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido este sábado que podrían morir medio millón más de personas a causa del coronavirus en los próximos cuatro meses si Europa no toma medidas para frenar el aumento de la incidencia, que en algunos países se sitúa ya en tasas similares a las de los peores momentos de la pandemia. El director de la organización para la región, Hans Kluge, se ha mostrado preocupado por el alza de casos en una entrevista a la BBC, en la que ha recordado que la “COVID-19 es otra vez la causa número uno de mortalidad” en el continente.
La tendencia sigue al alza en prácticamente todo el continente. Se salvan Estonia, Letonia, Lituania y el corredor que va de Ucrania hasta Montenegro, donde el número de nuevos contagios ha bajado respecto a la semana anterior, pero que aún mantienen tasas muy elevadas de incidencia: desde los 1.230 casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días registrados en Estonia, hasta los 394 de Rumanía. La mortalidad eso sí, se mantiene alejada de las cifras de otras olas gracias a la vacunación.
Donde más han subido los contagios respecto a la semana anterior ha sido en Alemania, Dinamarca, República Checa, Austria, Suiza, Francia, Países Bajos, España y Portugal. Y, con ellos, las tasas de incidencia, que han hecho a muchos de estos países recuperar viejas restricciones o implantar nuevas medidas. La principal ha sido la de Austria, que se ha convertido en el primer país en anunciar la obligatoriedad de la vacunación para febrero de 2022. Con solo el 64% de la población vacunada, la incidencia superaba este viernes los 1.650 casos por cada 100.000 habitantes, lo que ha provocado que las autoridades confinen a toda la población a partir del lunes, tras constatar que las restricciones en marcha desde hace dos semanas no han surtido el efecto esperado.
La vacunación obligatoria no es la medida que más gusta a la OMS, que la ve como el “último recurso”. Kluge insistía este fin de semana en que aún pueden emplearse otras herramientas, como el pasaporte COVID. Es la que aplicará Alemania desde la próxima semana. Allí, la incidencia lleva subiendo desde el 31 de octubre. Aquel día, este indicador marco los 271 casos y este viernes se situaba por encima de los 630. El lunes entrará en vigor la nueva ley de protección sanitaria, que incluye medidas como la exigencia de la cartilla de vacunación o un test negativo diario para acceder al lugar de trabajo.
Por el momento, el estado de Sajonia, al este del país, donde las cifras de COVID son más elevadas, ha decretado el cierre parcial de la vida pública desde el lunes y durante tres semanas. Actividades culturales, deportivas y de ocio, bares, pubs y discotecas quedarán clausurados. Los mercadillos de navidad y los restaurantes permanecerán abiertos, con horarios reducidos, para las personas vacunadas o que hayan pasado la enfermedad, al igual que los comercios. Los hoteles y pensiones no podrán albergar turistas. Las personas no vacunadas no podrán salir a la calle entre las 22 y las 06 horas y solo podrán juntarse con una persona fuera de su núcleo familiar. Las autoridades de Baviera, uno de los Länder alemanes más afectados por la covid, ya anunciaron este viernes el cierre la actividad pública no esencial en aquellos distritos en que se supere un nivel de incidencia semanal de 1.000 casos por 100.000 habitantes.
Pasaporte COVID, teletrabajo o vacunar a todos los funcionarios
En la misma línea, otros países como la República Checa, con una incidencia de más de 1.370 casos, Eslovaquia, por encima de los 1.550, y Hungría, que supera los 1.000 casos, han comunicado nuevas restricciones para las personas que no están inmunizadas. República Checa sólo permitirá a partir del próximo lunes a personas vacunadas o que hayan pasado la COVID-19 acceder a bares, restaurantes o reuniones, y estudia reimponer que todas las empresas hagan test a sus empleados. En Eslovaquia, el Gobierno ha impuesto la obligatoriedad de teletrabajar a las personas no vacunadas y, si la empresa no lo permite, que estos empleados dejen de acudir a su puesto de trabajo –y de cobrar– hasta que la situación epidemiológica mejore. En Hungría, el Ejecutivo ha anunciado que obligará a vacunarse a todos los funcionarios.
Portugal estudia endurecer las restricciones para combatir la pandemia ante el avance de la quinta ola, con cifras de infecciones y hospitalizados que no se veían desde hace más de dos meses. Con la incidencia al borde de los 200 casos, el Gobierno reunió este viernes a expertos y epidemiólogos para analizar la situación del país de cara a preparar nuevas medidas, que se consultarán el martes y el miércoles al resto de partidos en el Congreso. Se esperan restricciones, pero no confinamientos totales, como en los peores momentos de la pandemia porque, aunque el empeoramiento se hace notar ya en los hospitales, los casos graves son muy inferiores a los de las olas anteriores, como ocurre con las muertes.
En Francia, el Gobierno ha avanzado que se plantea reimponer el teletrabajo ante el aumento de la incidencia, que este viernes se situaba en los 224 casos. Aunque en la última semana los casos han subido hasta los 86.324, la situación es menos preocupante que en el centro de Europa. No en vano, en este país ya se implantó el certificado COVID en julio, lo que provocó múltiples protestas, pero también que la tasa de vacunación llegase hasta el 90% de la población diana.
En Bélgica, el teletrabajo es obligatorio desde este mismo sábado y hasta el 13 de diciembre. Si la situación epidemiológica lo permite, a partir de ese día se podrá trabajar presencialmente tres días a la semana. La idea es limitar al máximo la presencia de trabajadores en las empresas y reducir el número de desplazamientos en transporte público. También se ha decidido reforzar el uso de las mascarillas. “La filosofía es mantener la apertura, pero con medidas de seguridad reforzadas”, dijo el miércoles el primer ministro Alexander De Croo. La incidencia es actualmente de 1.290 casos por cada 100.000 habitantes.
Protestas contra el pasaporte COVID
En Países Bajos, con una incidencia de 1.159 casos, el Ejecutivo busca el apoyo parlamentario para excluir del pase COVID, que actualmente permite el acceso a restaurantes, conciertos, evento culturales e instalaciones deportivas, a los no vacunados aunque den negativo en un test. Esta medida excluiría a 1,8 millones de ciudadanos y ha provocado la reacción de algunas personas que han convocado protestas en distintas ciudades a través de las redes sociales. En Rotterdam, dos personas han resultado heridas por disparos de bala y 51 han sido arrestadas por los fuertes disturbios registrados la noche anterior.
En Croacia también se han vivido protestas este sábado contra las nuevas restricciones. Con una incidencia de más de 1.800 casos, con más de 36.000 nuevos contagios en la última semana, en línea con la anterior, y con una tasa de vacunados con pauta completa que no llega al 50%, cientos de personas han protestado contra el pasaporte COVID de la Unión Europea. Las protestas se han repetido esta noche también en varias ciudades de Italia y en Austria.
En Rumanía, el segundo país de la UE con menos tasa de vacunados, con solo un 36,4% con la pauta completa, y el segundo también con más alta mortalidad, desde el 25 de octubre los no vacunados tienen prohibido consumir en bares y restaurantes y no pueden salir de sus domicilios entre las diez de la noche y las cinco de la madrugada del día siguiente. En Bulgaria, que tiene la tasa de mortalidad por la COVID-19 más alta de la UE y que este fin de semana celebra elecciones legislativas y presidenciales, se ha descartado recurrir al confinamiento.
Otros países no han anunciado por el momento nuevas medidas, pero ya habían puesto en marcha algunas restricciones en las últimas semanas. Es el caso de Grecia, que desde principios de mes exige un test negativo para acceder a las terrazas de los locales, mientras al interior solo pueden entrar las personas vacunadas, y en septiembre había hecho obligatoria la vacuna para el personal sanitario y de los centros de mayores. Con casi 900 casos de incidencia, los contagios esta semana han superado los 45.500 casos, pero se mantienen estables respecto a la anterior.
Suecia, España e Italia, con menor incidencia
En Italia, el país que registra el tercer mejor dato de incidencia, tras Suecia y España, se impuso la obligatoriedad del certificado COVID para poder utilizar cualquier medio de transporte, desde este martes. Aunque la incidencia ha subido en los últimos días y el virus se está notando ya en los hospitales, según los datos del Instituto Superior de Sanidad, que constatan una ocupación de UCI del 5,3%, casi un punto más que la semana anterior, el Ejecutivo no se plantea “por el momento” nuevas restricciones. Allí la incidencia era este viernes de 166 casos, por lo que la ministra de Asuntos Regionales ha explicado que si la situación empeora se valorará la propuesta de algunas autoridades regionales de introducir más restricciones para los no vacunados, el 27% de la población.
En los países nórdicos la situación es dispar. Aunque la tendencia es ascendente en toda la zona, la incidencia marca notables diferentes: de los 108 casos por cada 100.000 habitantes de Suecia, el país con mejores datos de Europa; a los 718 de Dinamarca; pasando por los 640 de Islandia; los 430 de Noruega; y los 206 de Finlandia.
Suecia, que pese a no haber experimentado aún esta nueva ola es uno de los países nórdicos más afectados desde el inicio de la pandemia, ya ha anunciado que introducirá el pasaporte COVID para reuniones públicas y eventos de más de cien personas en interiores a partir del 1 de diciembre. “La situación es estable y no hemos visto la subida de otros países, pero no podemos quedarnos tranquilos y esperar lo mejor”, ha dicho la directora de la Agencia de Salud Pública, Karin Tegmark.
En Noruega, las autoridades ya reintrodujeron las restricciones la semana pasada, ante la subida de los contagios, que en los últimos siete días han ascendido ligeramente respecto a la semana anterior, y el aumento de la incidencia. En concreto: permite a los municipios con muchos contagios exigir el pasaporte COVID, el personal sanitario debe someterse a dos test semanas y llevar mascarilla y se ofrece una dosis de refuerzo de la vacuna a toda la población mayor de 18 años. Dinamarca, que había presumido de ser el primer país sin restricciones en septiembre, ya comenzó a exigir el certificado para entrar a bares y restaurantes el pasado viernes 12 de noviembre y sugirió la posibilidad de que las empresas puedan empezar a reclamarlo también para trabajar.