¿Qué más sabemos sobre las exportaciones españolas de armas y municiones a Israel?

Centre Delàs —
13 de marzo de 2024 23:04 h

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El 11 de febrero se conoció por este diario que municiones fabricadas en España valoradas en 987.000 euros habían sido exportadas a Israel en noviembre. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares había dicho el 5 de diciembre en el pleno del Congreso de los Diputados que desde el 7 de octubre no se producían “operaciones de exportación de armas españolas a Israel”. También respondió a Àngels Barceló el 23 de enero en la Cadena SER que “ya se había producido” el embargo de armas por el que le preguntaba la periodista, y en la Comisión de Exteriores del Congreso aseguró que no se había producido ninguna operación de “venta de armamento”. El miércoles pasado insistió en el Congreso en que “no se va a dar ninguna licencia de exportación de armamento”, defendiendo que poco más puede hacer el Gobierno en este sentido. Este texto pretende aportar nueva información para defender que las preocupaciones perduran y que el espacio de mejora es todavía muy grande.

En primer lugar, podemos confirmar que la empresa que exportó las municiones en noviembre fue Nammo Palencia. El director de comunicación de la multinacional ha reconocido esas exportaciones, no en España sino en Noruega. Nammo Palencia no respondió a los medios españoles que le pidieron explicaciones, pero en Noruega se trata de una empresa pública. Nammo es propiedad a partes iguales del gobierno noruego y del grupo finlandés Patria. A su vez, el 49,9% de Patria pertenece a la noruega Kongsberg Gruppen que es en un 50,004% propiedad del Ministerio de Comercio noruego. El medio que recogió esas declaraciones fue Vårt Land.

Nammo confirmó a ese medio noruego que la empresa destinataria de las exportaciones palentinas fue Elbit Systems. Elbit no es una firma más en el enorme complejo industrial-militar israelí, sino su principal empresa, la 24ª del mundo en cuanto a ventas. Según la base de datos DIMSE, de exportaciones israelíes de defensa y seguridad, Elbit ha proporcionado la mayor parte del equipamiento de tierra y de los drones que usa el ejército israelí, unos drones que la compañía publicita sin tapujos como “probados en combate”. Elbit también produce el mortero guiado Iron Sting, que se ha “puesto en funcionamiento en combate” por primera vez en octubre, en la Franja de Gaza. Elbit es también quien proporciona al Ejército de Tierra español el sistema de mortero Cardom (con el que se dispara el Iron Sting, y también probado en combate), además de lanzacohetes, equipos de transmisiones, cámaras térmicas o designadores láser. Precisamente, el Ejército de Tierra formalizó el contrato para el mantenimiento y adquisición de artículos para el Cardom el 14 de noviembre, por 496.000 euros. Elbit fue excluida del Fondo de Pensiones Global de Noruega en 2009 por su “conducta” “en contravención del derecho internacional” y su rol en el muro de separación de Cisjordania y el “régimen de control asociado”. Sin embargo, la reciben con los brazos abiertos en el mercado español.

También sabemos por Vårt Land que la respuesta dada a los medios de comunicación por parte de la Secretaría de Estado de Comercio no fue precisa del todo. La Secretaría dijo que lo que se había enviado era “munición sin explosivo”, pero Nammo ha aclarado que al menos 200 de esos cartuchos eran “normales”, es decir, completos, con su carga explosiva. Esos 200 cartuchos apenas representan el 1,5% del total exportado, según la información proporcionada por la propia compañía, pero no habría estado de más esa aclaración por parte de la Secretaría de Estado de Comercio. No deja de sorprender que, en España como en Noruega, se argumente la ausencia de carga explosiva para justificar la “no letalidad” (así defiende las exportaciones de armas a Israel desde 2001 el ministro Albares). Como si no se pudiera añadir ese explosivo en destino. Como si exportar armas fuera menos controvertido si no se envía con ellas las municiones. En cuanto al otro argumento utilizado, Nammo ha aclarado en Noruega que la finalidad de todos esos cartuchos era para pruebas, como también afirmó la Secretaría de Estado de Comercio. Como si las pruebas no fueran un componente integral de la operacionalización de las armas. Como si Elbit no se hubiera hartado de publicitar que prueba sus productos en la Franja de Gaza.

Nammo Palencia no ha exportado a Israel armas o municiones solamente en noviembre. Lo ha estado haciendo, desde Palencia, cada año desde 2017, totalizando 3,64 millones de euros, según se interpreta de los datos de DataComex. 2023 es el año con un mayor volumen económico de exportaciones, todas en noviembre. Siempre han sido productos de la categoría 9306 (“bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles, y sus partes, incluidas las postas, perdigones y tacos para cartuchos”). 598.450 euros fueron de la subcategoría 930690 (que excluye los cartuchos), mientras que más de tres millones han correspondido a la subcategoría 930630 (los cartuchos). Hasta noviembre de 2023, todo lo que se había exportado de la categoría 930630 había sido de la subcategoría 93063010 (“para revólveres y pistolas”). Sin embargo, en noviembre, por primera vez en la historia de Nammo Palencia, la empresa exportó a Israel cartuchos “de guerra” (subcategoría 9306303000). No se trata de la primera vez que Nammo Palencia exporta a Israel productos catalogados como “de guerra”, también lo hizo de la categoría 930690 en agosto 2018 y agosto de 2020, pero noviembre sí fue la primera vez que la empresa exportó a Israel cartuchos “de guerra”, tras haber realizado exportaciones de cartuchos en nueve meses distintos de 2017, 2019, 2021, 2022 y 2023.

Ingrid Fiskaa es la portavoz de política exterior de SV, el Partido de la Izquierda Socialista de Noruega, socio presupuestario del gobierno de Jonas Gahr Støre, líder del Partido Laborista. El SV ya fue antes socio de coalición del predecesor de Støre, Jens Stoltenberg, el hoy secretario general de la OTAN. Según Vårt Land, a Fiskaa le ha molestado la noticia sobre los envíos de Nammo Palencia a Israel, y su argumentación parece coherente: “Como propietario de Nammo, el Gobierno debe dar un mensaje claro de que debe cesar el envío de armas a Israel. No importa si la producción se realiza fuera de las fronteras de Noruega: Nammo es responsable de toda la cadena de producción, ya sea que las armas se produzcan en Arizona, Palencia o Raufoss”. Noruega tiene prohibido exportar armas a Israel desde hace veinte años y en el país nórdico echan las culpas a las legislaciones española y estadounidense por las exportaciones a Israel que hacen las filiales de Nammo. Creen que esas legislaciones son muy mejorables, al menos en casos como el de Israel.

La segunda parte de este artículo está dedicada a otra novedad: la exportación de Nammo Palencia de noviembre no ha sido única en España tras el 7 de octubre. Según DataComex, en diciembre de 2023 también se exportaron armas de España a Israel, valoradas en 125.240 euros. En este caso la exportación no se realiza desde Palencia, sino desde la Comunidad de Madrid. Según el mapa interactivo del Centre Delàs, existen al menos 139 empresas militares en esa comunidad, casi la mitad de las que operan en España. Como en noviembre, esa exportación también pertenece a la categoría 9306 (recordemos: “Bombas, granadas, torpedos, minas, misiles, cartuchos y demás municiones y proyectiles, y sus partes, incluidas las postas, perdigones y tacos para cartuchos”). Sin embargo, esta vez no se trata de cartuchos, la totalidad de la exportación pertenece a la subcategoría 93069010: “bombas, granadas, torpedos, minas, misiles y otras municiones y proyectiles, y sus partes (excluidos los cartuchos)”, también “de guerra”. Al realizar la consulta en DataComex, aparece un mensaje junto a la información estadística: “Dicha operación tiene una finalidad de reexportación a un tercer destino, en concreto, a Filipinas, que es su destino final”. Este aviso es, cuando menos, curioso. Por dos razones: la primera es porque ese mensaje no aparece en otros años, cuando los ejemplos de exportación a Israel con una finalidad de reexportación a un tercer país son numerosos. Según los informes oficiales de exportaciones que elabora la Secretaría de Estado de Comercio, en 2021 España exportó armas a Israel con una intención de ser reexportadas a India, Filipinas, EEUU y España (devolución); en 2013, a EEUU, Indonesia y España. Hagan la prueba: si consultan la información para los años mencionados, únicamente aparece la advertencia de diciembre de 2023. Quizá la intención sea la de ahorrar nuevas aclaraciones a los medios. El segundo elemento curioso es que en 2022 se denegaron seis licencias individuales y una licencia global de exportación de material de doble uso a Israel, todas ellas relacionadas con vehículos aéreos no tripulados para reexportar a Filipinas, “debido a la existencia de denegaciones de otros países y riesgo de desvío en uso y destino”.

Según ha confirmado este diario, la exportación de diciembre corresponde a “estabilizadores de bombas de aviación”. Se trataría así de un producto fabricado en España que pasa por Israel para ser transformado o integrado (y por eso no se envía directamente a Filipinas). Desconocemos, de momento, los detalles de la operación, pero sabemos que no se trata esta de la única colaboración entre empresas de Israel y España para suministrar armas al archipiélago asiático. De hecho, la exportación de diciembre bien podría haber correspondido a otro proyecto: la compañía de armas Santa Barbara Sistemas, que forma parte del gigante estadounidense General Dynamics, exportó en la segunda mitad de 2023 vehículos blindados “ligeros” (30 toneladas) para el gobierno de Filipinas. Se fabricaron en la Fábrica de Armas de Trubia, en el conceyo asturiano de Oviedo y se exportaron desde Algeciras, en la otra punta de la península. Esas entregas son parte de un contrato más amplio, de 172 millones de dólares, firmado entre las fuerzas armadas de Filipinas y la empresa israelí Elbit Systems, que es con quien tiene el convenio Santa Bárbara. El modo de adquisición fue un acuerdo de gobierno a gobierno entre Israel y Filipinas, y se llevó a cabo bajo la presidencia de Rodrigo Duterte, quien había declarado en septiembre de 2018 que solo compraría armas a Israel porque, al contrario que EEUU, Rusia o China, no imponía restricciones. El vehículo es una versión adaptada del ASCOD (denominado “Pizarro” en España), que incorpora una torre de mando y control y un cañón de 105 mm. El ASCOD es un producto de Santa Bárbara y la torre y el cañón son de Elbit. El conjunto se denomina “Sabrah” y, según la promoción utilizada, tiene “eficacia probada en combate”. Según Infodefensa, esos vehículos “antes de ir al país insular pasaron por Israel, donde Elbit instaló sus sistemas de armamento”. Según el último informe oficial de exportaciones de la Secretaría de Estado de Comercio, en relación con el primer semestre de 2023, España autorizó exportaciones a Israel por valor de 44,37 millones de euros. La Secretaría de Estado de Comercio confirmó a El País que las licencias correspondían a 18 blindados para reexportar a Filipinas, de los que 17 se enviaron en julio, el último en septiembre y 9 ya habían llegado al país insular en diciembre. Según el informe oficial de exportaciones de 2021 (el año inmediatamente posterior a la firma del contrato de Elbit) España envió a Israel otro “vehículo blindado para reexportación a las FF.AA. de Filipinas”. Este acuerdo entre Elbit y Santa Bárbara es uno entre otros proyectos de colaboración entre empresas de los dos países que han permanecido inalterados a pesar de lo que acontece en la Franja de Gaza. La pregunta es si, fruto de estos acuerdos previos, cabe esperar que en las estadísticas de enero, febrero o en los meses sucesivos sigan apareciendo exportaciones de armas españolas a Israel. El tiempo transcurrido entre una autorización y la materialización de esa exportación puede ser largo, incluso de muchos meses, y las licencias aprobadas antes del 7 de octubre no se han revocado. Se trata de otra medida que podía haber tomado el Gobierno, pero ha preferido no aplicar.

Por su lado, Israel también continúa enviando armas a España. La Secretaría de Estado de Comercio confirmó a elDiario.es que las importaciones desde Israel no se han suspendido (podría hacerlo el Gobierno si quisiera). Según DataComex, en diciembre se importaron desde Israel 5,9 millones de euros de dos categorías. Por un lado, la 930120 (“lanzacohetes, lanzallamas, lanzagranadas, torpedos y otros proyectantes”), por 1,7 millones de euros; por el otro, la 930591 (“partes y accesorios de armas de guerra”), por 4,2 millones. El 15 de diciembre se adjudicó un contrato de más de 576 millones de euros para el suministro a las fuerzas armadas españolas del sistema de lanzacohetes de alta movilidad (SILAM), un proyecto conjunto entre las compañías Escribano Mechanical & Engineering, Rheinmetall Expal Munitions y Elbit Systems. El contrato lo había autorizado el Consejo de Ministros el 10 de octubre y en noviembre ya se sabía quién iba a ser la adjudicataria. El SILAM está basado en otro lanzacohetes, el PULS, de Elbit. Cabe señalar que estas relaciones empresariales tampoco son únicas: la española Escribano probó en septiembre un sistema de protección activa desarrollado con Elbit, con la colaboración de Indra e Instalaza, para integrar el sistema Iron Fist de Elbit sobre la estación remota Guardian 30 de Escribano, con la intención de producir esa tecnología en España y utilizarla en los vehículos del Ejército de Tierra.

Una pregunta adicional que cabe hacerse: con su negación a las exportaciones de armas a Israel, ¿se refería el ministro a un “embargo” o cualquier otra forma de prohibición o restricción oficial, impuesta a través de procesos formales? ¿o se trataba de una mera declaración política de intenciones? De haberse tratado de una prohibición formal, Nammo Palencia podría ser sancionada o incluso ser acusada por el delito potencial de contrabando. No tenemos respuesta a esas preguntas, aunque se ha intentado. El 20 de enero, un investigador del Centre Delàs, el profesor de derecho administrativo de la Universidad Autónoma de Madrid y experto en comercio de armas Eduardo Melero, registró una solicitud de información en base a la Ley 19/2013, “de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno”. Quería saber si alguna autoridad española había “acordado la suspensión temporal de las autorizaciones de exportación de material de defensa con destino a Israel” y, en ese caso, acceder a “una copia de la decisión administrativa adoptada en la que se acuerda la suspensión temporal”. El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa le respondió el 18 de febrero que “no se está solicitando una información pública” y que se trata de una “materia clasificada” en la Ley 9/1968 (¡1968!) sobre Secretos Oficiales, desestimando por tanto la solicitud. El ministro respondió a Àngels Barceló que “se había producido” un embargo. Se preguntaba Melero si, siguiendo esa misma argumentación se podría decir que Albares había revelado secretos de Estado o si todo se trataba de una muestra más de la política de opacidad del Gobierno en esta materia, en concreto de la Secretaría de Estado de Comercio.

Las compañías españolas siguen aprovechando la marca Israel probada en combate para hacer negocios en terceros países; España exportó armas o municiones a Israel cuando el Gobierno aseguró que no lo hacía; e importa armas y adjudica contratos a las mismas empresas israelíes que se lucran con la actuación del ejército israelí en la Franja de Gaza, como solía hacerlo España antes del 7 de octubre, como lo ha hecho durante muchos años de ocupación, represión y operaciones militares contra el conjunto de la población palestina. Contrariamente a lo que sostuvo el ministro, hay mucho que puede y debe mejorar España en relación con sus relaciones armamentísticas con Israel.