Los manifestantes colombianos se han encontrado con un aliado inusual en las redes sociales: los fans del k-pop (música popular coreana). Desde los primeros días de manifestaciones en el país, los fans, en su mayoría mujeres, han difundido información sobre las protestas y han llenado de vídeos de k-pop las etiquetas en redes a favor del Gobierno y que criticaban a los manifestantes, quitándole así espacio a su discurso en redes.
La mayoría de los tuits señalan y condenan la violencia policial ejercida sobre los manifestantes y buscan llamar la atención de la comunidad internacional como forma de presión al gobierno colombiano. Según la Defensoría del Pueblo, al menos hay 27 fallecidos en las protestas. Además, cuando los partidarios del Gobierno han creado etiquetas como #LaVozDeUribeSomosTodos o #VándalosAsesinos para alimentar el odio contra los manifestantes, los fans no han tardado en llenarlos de vídeos y fotos de sus cantantes coreanos favoritos. El aluvión de tuits ha sido tal que el algoritmo de Twitter pasó de calificar las etiquetas como tema político a musical/k-pop. Así han conseguido quitarle peso en Twitter al mensaje del Gobierno, que ha llegado a describir las protestas como “terrorismo urbano”.
Cuentas dedicadas al k-pop, algunas con decenas de miles de seguidores, han dejado de lado la música para hablar de la situación en Colombia y usar su plataforma para que su mensaje llegue al mayor número de personas posible, incluso traduciéndolo a otros idiomas.
Los grupos de fans también se han organizado para recaudar dinero y así comprar alimentos, medicamentos y otros bienes necesarios para aquellas personas que se están manifestando. “Nosotros desde casa podemos ayudar”, dicen, “unidos podemos hacer esto y mucho más”.
Los usuarios denunciaron el pasado 5 de mayo un corte en el acceso a internet. Netblocks, organización que monitorea el acceso a la red, confirmó la interrupción en el servicio. Mientras que los manifestantes denunciaron censura, el Gobierno y las compañías de telecomunicaciones aseguraron que la caída se debió al daño causado durante las protestas.
No es la primera vez: el ciberactivismo de los k-popers
Esta no es la primera vez que los fans del pop coreano han usado sus redes para luchar por una causa social o política. Hace casi un año, cuando George Floyd fue asesinado por Derek Chauvin, los fans del k-pop se volcaron para difundir información de lo que había pasado, sobre la convocatoria de protestas y sobre cómo ayudar, principalmente a través de donaciones a organizaciones ciudadanas. Después de que BTS, uno de los grupos de k-pop más conocidos, anunciara una donación de un millón de dólares a Black Lives Matter, sus fans igualaron esa cantidad en apenas unos días.
Además, cuando el Departamento de Policía de Dallas hizo un llamamiento para que la gente subiese vídeos de “actividades ilegales de las protestas” a su aplicación IWatch Dallas, los k-popers respondieron enviando vídeos de sus cantantes o grupos favoritos. En menos de 24 horas, la policía desactivó la aplicación por “dificultades técnicas”.
Trump también sufrió el activismo k-poper. El pasado mes de junio, en el primer mitin del presidente tras la pandemia, se esperaba una gran afluencia tras recibir más de un millón de solicitudes de entradas, según había anunciado el equipo de Trump. La realidad fue bien distinta. Los fans del pop coreano y jóvenes usuarios de TikTok se juntaron para trolear al presidente: reservaron miles de entradas para después no presentarse al mitin. El resultado fue que solo acudieron 6.200 personas, según las cifras del Departamento de Bomberos de la ciudad de Tulsa, para un pabellón que podía acoger hasta 19.000.
En España, la acción más conocida de los k-popers fue el pasado junio con un acción de troleo contra Vox. Llenaron las respuestas a los tuits de la formación y sus dirigentes con vídeos de pop coreano, críticas e incluso fotos y vídeos editados de Abascal con música coreana de fondo. También hicieron tendencia en Twitter #AbascalPrincesa y #FachaQueVeoFachaQueFanCameo para contrarrestar los mensajes de la ultraderecha.