Akram Abdulwahab Agha huyó de su ciudad, Mosul, cuando fue tomada por la organización terrorista ISIS en 2014. Se refugió en Duhok, a unos 60 kilómetros al norte de Mosul y regresó cuatro años más tarde, en junio de 2018, cuando ISIS había sido derrotado.
“ISIS ocupó nuestra casa porque nos negamos a vivir con ellos”, cuenta. A su regreso, su ciudad natal estaba arrasada. “Si buscas Mosul en internet, solo verás destrucción y ruinas. Nadie conoce el valor que tienen esas ruinas”, lamenta. Por eso, el joven de 30 años inició a principios de este año un proyecto de documentación de la ciudad. “Quiero dar valor a nuestra destrucción y que el mundo conozca la importancia de nuestra ciudad”, explica. “No quiero que nos vean como una ciudad mala, tenemos más patrimonio y civilización que cualquiera”, añade.
Abdulwahab denuncia que el Gobierno “está obstruyendo deliberadamente la reconstrucción de la ciudad”. “Quieren que nos vayamos de la ciudad y hacer grandes cambios en la población”, señala. Pero Mosul, cuenta Abdulwahab, es parte fundamental de todos sus ciudadanos. “Las personas habitan todas las ciudades excepto Mosul, que nos habita a nosotros”, concluye el joven recitando un dicho.