ENTREVISTA

Francesca Albanese, relatora de la ONU sobre los derechos humanos en Palestina: “Este Gobierno de Israel es el más extremista”

Celia Broncano

29 de enero de 2023 22:04 h

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Francesca Albanese (Ariano Irpino, 1977) es abogada internacional y trabaja como investigadora afiliada al Instituto para el Estudio de la Migración Internacional en la Universidad de GeorgeTown. A principios de mayo de 2022 se convirtió en la relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios ocupados de Palestina.

En una entrevista a elDiario.es, Albanese explica que, desde que fue nombrada, las autoridades israelíes no le han concedido el visado para visitar los territorios ocupados, impidiendo de esta manera que pueda ejercer su trabajo, en lo que considera una falta “extremadamente irrespetuosa hacia un cargo designado por la ONU”.

La relatora especial también comenta con preocupación el aumento de la violencia en los territorios ocupados de Palestina. En lo que va de año, 21 palestinos han muerto por fuego israelí. El pasado jueves, nueve personas murieron y otras 13 fueron heridas durante una incursión del ejército israelí en el campo de refugiados de Yenín.

A finales de diciembre, usted denunció en las redes sociales que no había recibido una respuesta oficial de las autoridades israelíes para entrar en los territorios ocupados. ¿Sigue siendo así?

Israel nunca ha reconocido a la figura del relator especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados. A pesar de que esta figura existe desde 1992 y continúa existiendo a día de hoy. No obstante, hasta 2008, permitieron que los relatores especiales visitaran los territorios para informar y mantuvieron una relación civilizada con ellos. 

Pero esto terminó a finales de 2008, cuando Richard Falk, como relator especial, fue arrestado y detenido en el aeropuerto Ben-Gurion y luego deportado. Desde entonces, la ONU ha adoptado esta práctica de solicitar un visado, sin el cual la visita se considera no autorizada. Para mí, este enfoque no es el adecuado porque estoy invitada por autoridades palestinas, e Israel, según el derecho internacional, está abusando de sus poderes reguladores.

¿Qué ha ocurrido en su caso?

Informé a las autoridades israelíes en los meses de septiembre, octubre y noviembre, que tenía la intención de ir al territorio palestino ocupado en noviembre. Volví a comunicárselo dos veces y entonces dijeron: “No puedes ir sin un permiso, así que te lo daremos”. Desde entonces estoy esperando a que llegue este permiso. Creo que es mi prerrogativa ir bajo mi código de conducta, porque de nuevo, estoy invitada por las autoridades locales. 

Así que, por el momento, me mantienen en un limbo. Algo que me parece extremadamente irrespetuoso hacia un cargo designado por la ONU. Ellos tienen la obligación de cooperar con los relatores. Pueden no estar de acuerdo con mis análisis. Pueden estar en desacuerdo con mis funciones como parte de las Naciones Unidas. Pero están obligados a cumplir las normas y reglamentos de la ONU.

¿Cómo ha vivido la campaña contra su función como relatora especial de la ONU llevada a cabo por Israel, por unas palabras que usted dijo en 2014 [en una publicación en Facebook en la que hacía una referencia al 'lobby judío']?

Dicen que soy parcial y antisemita. Francamente, esto es algo que le dicen a cualquiera que exprese críticas hacia las políticas de Israel hacia los palestinos. No me lo tomo como algo personal por varias razones, porque sé que este es el precio que pagan todos los que luchan por los derechos humanos y la justicia en los territorios palestinos ocupados. Y esta es, desgraciadamente, la situación en la que a veces los actores de derechos humanos, ya sean de la sociedad civil, del mundo académico o de la ONU, nos vemos abandonados a nuestra suerte

Al mismo tiempo, como he dicho, yo no me lo tomo como algo personal porque ha habido un gran rechazo contra diversas comunidades: la comunidad académica, organizaciones de derechos humanos de Palestina, Israel e internacionales; y algo que realmente me conmovió es que había muchos eruditos judíos, expertos en antisemitismo, en estudios del Holocausto, en judaísmo… que han hablado en mi defensa. Esto es algo que me hace sentir más cómoda con lo que estoy haciendo.

¿Cómo ha sido realizar su trabajo desde su nombramiento?

Es muy intenso. No hay respiro. Es un trabajo voluntario. También tengo mi propio trabajo asignado y es muy difícil conciliarlo. Sobre todo porque este año la violencia no ha dado tregua. El año pasado murieron unas 200 personas, la mayoría en situaciones de ejecuciones extrajudiciales sumarias, 50 de ellas eran niños. Hubo un asalto militar a Gaza, que mató a cientos de personas en pocos días y provocó mucha destrucción. 

También, los ataques de los colonos han sido incontrolados y completamente salvajes bajo la vigilancia de las fuerzas militares. Redadas nocturnas, detenciones y encarcelamientos de palestinos, muchos de ellos niños. Actualmente hay 4.000 personas encarceladas, 800 de ellas sin cargos. El año pasado fueron detenidas unas 3.700. 

Todo esto sin mencionar la destrucción de casas y estructuras civiles, el acoso diario, los ataques a escuelas y hospitales... Y esta es la realidad con la que me enfrento todos los días. Así que todo se siente muy, muy pesado.

Ha hablado del aumento de la violencia en las zonas ocupadas. ¿A qué cree que se debe? ¿Puede ir a más?

Espero que no. El año pasado ya fue el más letal desde 2005, cuando las Naciones Unidas comenzaron a documentar y recopilar cifras. Pero, me temo que la violencia va a aumentar si nos fijamos en las declaraciones de los miembros del nuevo Gobierno de Netanyahu

Si nos fijamos en el pasado [de Netanyahu] como primer ministro, vemos que ha liderado algunos de los gobiernos que han cometido el mayor número de atrocidades hacia los palestinos. Bajo su liderazgo hubo continuos asaltos contra los palestinos en Gaza, la expansión de los asentamientos continuó sin cesar y él hizo declaraciones que dejaron claro que no tenía intención alguna de renunciar a la presencia israelí en la ocupada Cisjordania y Jerusalén Este. 

Estoy preocupada, y no sólo por los palestinos en el territorio ocupado, sino también por palestinos e israelíes, individuos y organizaciones que intentan ayudarles, porque las fuerzas de ocupación se están volviendo cada vez más violentas hacia ellos. Los soldados no se sienten intimidados para, por ejemplo, actuar mientras les graban en vídeo. Es decir, hay un desafío total al derecho internacional y los principios básicos de humanidad.

Por supuesto, también temo —aunque no tengo un mandato para informar y documentar sobre lo que está pasando dentro de Israel— por los palestinos con ciudadanía israelí, y por cualquier israelí que no se alinee con las posiciones del Gobierno actual, porque todos ellos probablemente van a ver sus libertades limitadas.

¿Qué ha supuesto para el conflicto la llegada del nuevo Gobierno?

Creo que este Gobierno es seguramente el más extremista, aunque lo veo como una evolución. Ahora hay colonos en el propio Gobierno, creo que hay al menos 13 miembros, si no me equivoco, que son colonos, como Itamar Ben Gvir o Mikael Malkiel. Hay muchas figuras conocidas que han estado y que están viviendo en los asentamientos.

Cada vez más, hay una creciente incrustación de las políticas de los colonos con el Gobierno. Itamar Ben Gvir, que es el ministro de la Seguridad Nacional, economista y está a cargo de la policía israelí, ha hecho en repetidas ocasiones declaraciones muy inquietantes. Por ejemplo, el año pasado fue grabado por las cámaras cantando repetidamente “muerte a los árabes”. También, después de las elecciones, dijo que era “hora de enseñar a los palestinos quién es el amo de la casa”, y también ha incitado a la gente a cometer actos violentos.

Esto es extremadamente inquietante y me pregunto si los líderes europeos están pendientes. Porque veo a mi propio Gobierno, el Gobierno italiano, haciendo declaraciones de apoyo, solidaridad y amistad con un país que tiene un Gobierno extremista en este momento. Y creo, de nuevo, aunque entiendo y respeto la amistad con el pueblo de Israel, que este Gobierno debe ser seriamente examinado a partir de ahora.

Ha hablado de Ben Gvir quien visitó a principios de enero la explanada de las mezquitas en Jerusalén acompañado de su rabino. En esa misma semana, también prohibió ondear banderas palestinas en lugares púbicos al clasificarlas como una forma de “terrorismo”. ¿Qué cree que pretende hacer con estas acciones?

Creo que la prohibición de la bandera palestina no es nueva. De nuevo, es llevarlo a un nuevo nivel. Ya estaba prohibida de facto. Cito a menudo el ejemplo de los ataques a las banderas palestinas durante el funeral de la periodista asesinada Shireen Abu Akleh. Ella era un icono y durante el funeral, desde el hospital hasta la iglesia, hubo una agresión continua de las fuerzas de seguridad hacia los palestinos. 

Como cualquier represivo apartheid y régimen colonizador, Israel tiene ganas de reprimir o suprimir el uso de cualquier símbolo en los territorios palestinos ocupados que represente la identidad nacional porque es percibido como una amenaza de su propia autoridad, de su propio régimen antiliberal. Esto es de nuevo lo que Ben Gvir está tratando de decir al prohibir la exhibición de la bandera palestina.

¿Y con la visita a la explanada de las mezquitas?

Me gustaría que algún día hubiera una situación en la que todo el mundo de cualquier religión pueda acceder a los mismos lugares de culto y rezar y manifestar su religión, sus creencias religiosas libremente en sus circunstancias. Pero debido a que Israel es una potencia ocupante y está en una posición de dominación y mantiene subyugados a los palestinos, el statu quo sobre Jerusalén debe mantenerse y respetarse. Porque por supuesto, hay reivindicaciones contrapuestas hacia la mezquita de Al-Aqsa. Mientras que para los palestinos es muy difícil ni siquiera plantearse hacer obras de mantenimiento, lo que defienden algunos líderes religiosos judíos es destruir la mezquita y volver a construir el tercer templo.

¿Cree que estas acciones, sumadas al aumento de violencia de estos últimos años, pueden llevar a una nueva Intifada?

No soy una experta en eso, pero he visto que la gente está agotada y exasperada. La inacción de la comunidad internacional, ante las continuas declaraciones y políticas abusivas de los gobiernos israelíes, está diciendo a los palestinos que todo lo que digan no importa. Como jurista, tengo una profunda fe en el derecho internacional, pero también creo que éste es tan fuerte como la voluntad de los Estados de hacerlo cumplir, de respetarlo y aplicarlo universalmente.

Los palestinos ven la respuesta que se dio, por ejemplo, a la agresión ilegal e ilícita de Ucrania por parte de Rusia y a la ocupación ilegal, y ven un llamamiento a la protección del pueblo ucraniano en nombre de la autodeterminación, lo cual es correcto. Y sienten por el pueblo ucraniano lo mismo que por ellos mismos. Pero al mismo tiempo no comprenden el desajuste y no entienden por qué se les trata siempre de manera diferente. Así que, básicamente, les estamos diciendo a los palestinos: por muy pacíficamente que os resistáis a la ocupación, estáis solos. Y esto es muy, muy peligroso.