El hombre detenido este martes en el aeropuerto Charles de Gaulle de París como sospechoso de estar implicado en el asesinato del periodista Jamal Khashoggi ha sido liberado, después de verificarse que no era la persona buscada.
La Fiscalía General de París indicó en un comunicado que las comprobaciones efectuadas sobre su identidad han permitido determinar que no es el hombre por el que Turquía emitió una orden internacional de arresto el 5 de noviembre de 2018.
Arabia Saudí había informado, a través de su embajada en Francia, que había un error con la identidad del detenido como sospechoso de estar vinculado con el asesinato de Khashoggi en Estambul, y había reclamado su liberación inmediata.
Había sido identificado en la prensa francesa como Khaled Aedh Al-Otaibi, un nombre sobre el que pesaba una alerta roja de Interpol a petición de Turquía, es decir, una demanda de detención.
Según indicó este miércoles el diario Le Figaro, el hombre arrestado en el aeropuerto Charles de Gaulle de París en verdad era “un homónimo”. Riad explicaba que ese nombre es muy común en ese país.
Horas después del comunicado saudí, el portavoz del Gobierno francés, Gabriel Attal, explicó tras el Consejo de Ministros que la policía francesa había hecho su trabajo porque había una alerta roja de Interpol.
La detención se produjo pocos días después de una polémica visita del presidente francés, Emmanuel Macron, a Arabia Saudí, donde fue recibido por el príncipe heredero Mohamed bin Salman, al que se ha responsabilizado de estar detrás del asesinato de Khashoggi cuando este acudió al consulado de su país en Estambul para obtener un documento necesario para casarse.
Según las investigaciones de las autoridades turcas, el periodista fue asesinado por asfixia poco después de entrar en el consulado y su cuerpo fue desmembrado antes de ser sacado del edificio.
Arabia Saudí organizó un juicio con poca transparencia en el que fueron condenadas cinco personas. Bin Salman ha negado repetidamente su implicación, una versión refutada, por ejemplo, por Reporteros sin Fronteras, organización que había presentado una denuncia ante la Justicia francesa contra Khaled al Otaibi, que había mantenido en secreto hasta ahora.