Los franceses decidieron en la primera ronda de las elecciones presidenciales dejar fuera a los partidos que han dominado la política del país en la Quinta República. Este domingo, deben elegir entre un hombre sin partido y una mujer que lidera la extrema derecha. Hay algo que une a Emmanuel Macron y Marine Le Pen. El que se convierta en presidente deberá pelear otra vez en junio en las elecciones legislativas para contar con una mayoría que le permita gobernar. La incertidumbre acompañará a Francia durante mucho tiempo.
Las encuestas, que acertaron en la primera vuelta, prevén una victoria clara de Macron con una diferencia a su favor en torno a los 20 puntos. El último sondeo de Ipsos concede a Macron un 63% y a su rival un 37%. Aun así, un resultado de Le Pen cercano al 40% sería la cota más alta alcanzada por la extrema derecha en Francia. En 2002, su padre sólo llegó al 17,7% en su duelo directo con Jacques Chirac.
El desenlace de la campaña se vio afectado por la filtración de miles de documentos atribuidos a la campaña de Macron con la intención de favorecer a la candidatura de Le Pen. Muy pocos franceses llegaron a conocer su contenido. La comisión electoral advirtió el sábado a los medios de comunicación y usuarios de internet que entablará acciones penales contra los que publiquen los documentos resultantes del ataque informático.
Miles de documentos internos de En Marche!, el movimiento político fundado por Macron, fueron publicados en Internet una hora antes de que el viernes a las doce de la noche finalizara la campaña electoral y los partidos tuvieran prohibido hacer declaraciones públicas de ningún tipo.
El momento elegido pretendía conseguir una rápida distribución y que la campaña de Macron no tuviera ya la oportunidad de responder a las alegaciones concretas que fueran surgiendo de la lectura de los documentos.
“La comisión destaca que la diseminación o publicación de esa información obtenida de forma fraudulenta y con toda probabilidad mezclada con información falsa puede ser considerada un delito penal por lo que sus autores serán hechos responsables”, dijo el comunicado de la autoridad electoral.
La comisión se dirige de forma especial a los medios de comunicación y “también a todos los ciudadanos” para que no difundan el contenido de la filtración y preserven “la integridad del voto”.
Dirigido a “alterar el proceso electoral”
El diario Le Monde informó de que había examinado algunos de esos documentos, pero que no iba a revelar su contenido, porque el hackeo “está claramente dirigido a alterar el proceso electoral”. Por ello, al igual que otros medios franceses, no publicará su contenido hasta que acabe la segunda vuelta y se conozcan los resultados el domingo a las ocho de la tarde.
Casi nueve gigas de datos con documentos supuestamente relacionados con la campaña de Macron aparecieron en Pastebin, que permite compartir documentos de forma anónima, subidos por un usuario que eligió el apodo EMLEAKS.
El material se extendió rápidamente a través del foro 4chan, utilizado con frecuencia en el último año por grupos ultraderechistas norteamericanos y partidarios de la campaña de Donald Trump.
En Twitter, usuarios de extrema derecha en EEUU fueron los primeros en difundir el hashtag #MacronLeaks. El primero que lo hizo enlazando el material fue Jack Posobiec, de la web ultra The Rebel.
La cuenta de WikiLeaks también difundió el enlace después sin entrar a valorar el contenido, aunque sí dándole credibilidad por sus dimensiones: “Una filtración interesante. No es económicamente viable fabricar todo esto”. Tras examinar algunos de los documentos, descartó que hubiera falsificaciones, como alegó desde el primer momento la campaña de Macron. “Todavía no hemos descubierto falsificaciones en #MacronLeaks y no creemos que la campaña de Macron sea más rápida que nosotros”.
En Marcha había denunciado en su comunicado que los archivos pirateados –correos electrónicos, documentos contables o contratos– “fueron obtenidos hace varias semanas gracias al 'hackeo' de direcciones de correo personales y profesionales de responsables del movimiento”.
Para En Marcha, el robo fue “un intento de desestabilizar” las elecciones, similar al que se produjo “en Estados Unidos en la última campaña”, que los servicios de inteligencia estadounidenses atribuyen a Rusia.
En la noche del viernes, el vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot, no desaprovechó la oportunidad para preguntarse si los documentos filtrados “revelarán algo que el periodismo de investigación ha mantenido oculto”.
Durante la campaña, el equipo de Macron denunció haber sufrido varios intentos de ataque informático en los últimos meses, cuyo origen situó en Rusia. El presidente ruso, Vladímir Putin, se reunió con Le Pen en Moscú en marzo en una evidente muestra de apoyo. Putin dijo que no tenía ninguna intención de interferir en las elecciones francesas.
Un político sin partido
Si el liberal Macron se convierte en el próximo presidente, y el más joven que nunca haya habido, será alguien casi sin pasado político. Nunca se había presentado hasta ahora a unas elecciones. Hace tres años, fue nombrado por el presidente François Hollande ministro de Economía, cargo en el que sólo estuvo dos años. Hace un año, ni siquiera aparecía en las encuestas de cara a las elecciones presidenciales.
Macron ha prometido el cambio, reformas políticas y económicas profundas y un futuro brillante. No lo conseguirá si no cuenta con una mayoría en la Asamblea Nacional, para la que se celebran elecciones en junio. Su movimiento se ha comprometido a presentar candidatos en las 577 circunscripciones electorales, pero sólo se conocen los nombres de un puñado de ellos. Si no lo consigue, y se ve obligado a una cohabitación con un primer ministro de otro partido, existe el peligro de que el sistema político francés quede paralizado, lo que convierte a las elecciones legislativas, que también se celebran en dos rondas, casi en tan importantes como las presidenciales.