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El Gobierno británico sobrevive por los pelos a otra rebelión de la extrema derecha de su propio partido

El primer ministro británico, Rishi Sunak, en rueda de prensa para defender su política migratoria, el 7 de diciembre en Londres.

María Ramírez

12 de diciembre de 2023 20:30 h

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El primer ministro británico, el conservador Rishi Sunak, ha conseguido este martes apoyo suficiente en una votación clave sobre la malograda e impopular política migratoria del Gobierno pese a la rebelión de decenas de diputados de la extrema derecha de su partido. La última revuelta de esta facción tory anticipa semanas difíciles que incluso pueden llevar a una convocatoria precipitada de elecciones generales.

El Parlamento dio luz verde a una nueva propuesta de legislación para intentar deportar a Ruanda a solicitantes de asilo de cualquier país que llegan a las costas del Reino Unido, pero el grupo más a la derecha del partido anunció la abstención de la mayoría de sus miembros y amenazó con votar en contra en enero, en el siguiente paso legislativo, si el Gobierno no endurece la ley. Sunak ganó la votación del martes por 44 votos, con la abstención de una cuarentena de sus propios diputados, pero no está claro qué pasará en la próxima votación, prevista para mediados de enero.

En noviembre, el Tribunal Supremo británico declaró ilegal el plan de mandar a este país africano a solicitantes de asilo sin ninguna conexión con él y que llegan a las costas británicas. Pero el Gobierno conservador se empeña en resucitar esta medida como una de las pocas bazas electorales que cree le quedan ante el hundimiento de Sunak en las encuestas de intención de voto y valoración de su gestión.

El Gobierno de Boris Johnson aprobó esta idea en abril de 2022 y el Reino Unido ya ha pagado más de 160 millones de euros al Estado ruandés, pero ningún migrante ha sido enviado a Ruanda desde que se paró el primer vuelo en junio de 2022 por una querella de varios solicitantes de asilo. El Supremo considera que esta política supone violar los derechos de los refugiados y que sus condiciones no están aseguradas por la alta probabilidad de que esas personas sean enviadas de vuelta a su lugar de origen sin importar el peligro que corran.

“Ruanda, país seguro”

La nueva legislación asegura que Ruanda es un país “seguro” y limita la capacidad de los migrantes y sus representantes de presentar querellas ante los tribunales para parar el proceso de deportación. Antes de la votación, la comisión de derechos humanos del Parlamento británico publicó su análisis y dice que esto impediría a los tribunales británicos examinar las reclamaciones de los migrantes y vulneraría así la convención europea de derechos humanos. 

Aun así, la legislación deja algún resquicio para el recurso legal y el Reino Unido no se sale de la convención europea de derechos humanos, como pide la extrema derecha del partido encabezada por Suella Braverman, la ministra de Interior que fue forzada a dimitir por Sunak en noviembre. Los rebeldes tories se organizan en cinco grupos de diputados entre los que están los partidarios de la ruptura total con la UE. Ya tienen el apodo de “las cinco familias”, en referencia a las que familias de mafiosos que controlaban el crimen organizado en Nueva York en los años 30. 

El ministro del Interior, Jeremy Cleverly, defendió en los Comunes que la ley “empuja los límites”, pero “todavía está dentro del marco de la legislación internacional”. Michael Tomlinson, secretario de Estado de Inmigración Ilegal (así se llama el departamento), dijo que sería “poco británico” no dejar ningún resquicio legal a los solicitantes de asilo.

El grupo más numeroso dentro del Partido Conservador es el más centrista One Nation, que tiene unos 100 diputados y ha criticado la dureza de la legislación, aunque está dispuesta a aceptarla por no crear una crisis de Gobierno a Sunak. Sin embargo, algunos de estos diputados dicen sentirse “incómodos” con la norma por su posible incompatibilidad con la convención europea de derechos humanos y puede no pasar la siguiente votación en la Cámara de los Comunes en enero. Estos diputados advierten que votarán en contra si el Gobierno incluye enmiendas todavía más estrictas para contentar a la minoría de diputados más a la derecha. “Si hay algo que hacer, esta ley tiene que inclinarse hacia el otro lado”, dijo Robert Buckland, uno de los diputados conservadores moderados.

El primer ministro pasó gran parte del día intentando convencer a los suyos. Empezó el martes con un desayuno a las siete y media de la mañana en Downing Street con los rebeldes y por la tarde, según un portavoz, se dedicó a llamarlos “uno por uno”. En horas tensas, diputados de las “cinco familias” debatían entre ellos qué hacer y algunos anunciaban que votarían en contra de la ley, entre ellos el recién dimitido secretario de Estado de Inmigración, Robert Jenrick.

Mientras los diputados discutían en la Cámara de los Comunes, el Ministerio del Interior confirmó la muerte de un solicitante de asilo entre los 300 que el Gobierno británico retiene en una barcaza en la costa de Dorset, en el sur de Inglaterra y dijo que la policía “investigará” las circunstancias.

Reino Unido vs España

Las llegadas de migrantes en embarcaciones que cruzan el canal de la Mancha centran el debate entre los políticos y hasta los laboristas en la oposición han asumido el eslogan conservador de “stop the boats” (“para los barcos”).

El Reino Unido, un país de 67 millones de habitantes, ha detectado la llegada por esta vía de unas 27.000 personas desde enero hasta mediados de noviembre de este año. Por comparación, en España, con 47 millones de habitantes, se ha detectado la llegada de más de 41.000 personas hasta octubre.  

El líder laborista, Keir Starmer, dijo este martes en la radio de la BBC que la política de deportaciones a Ruanda es sólo “un truco caro”, y que él se centrará en utilizar el dinero del plan para reforzar la policía de fronteras y hacer “un acuerdo de seguridad con Europa”. 

La inmigración es el asunto más importante para los votantes conservadores, según una encuesta de YouGov, y la opinión más repetida en el Reino Unido es que la inmigración ha sido “mayormente mala” para el país en los últimos diez años. En el referéndum de 2016 de salida de la Unión Europea, el rechazo de la inmigración, en este caso europea, movilizó el voto a favor del Brexit. 

Hay una larga lista de asuntos que los encuestados en el Reino Unido dicen que el Gobierno gestiona mal, pero la inmigración está ahora en primer lugar: según el último sondeo de YouGov, el 84% dice que el Gobierno de Sunak está gestionando “mal” la inmigración frente al 8% que cree Sunak lo está haciendo “bien”.

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