La mitad de las gasolineras británicas tienen problemas de suministro. Muchos supermercados tienen estantes vacíos. El sector del transporte no puede cumplir con los compromisos porque faltan camioneros en Reino Unido después de que se hayan marchado por la dificultad de trabajar allí tras el Brexit. Hasta se plantea la posibilidad de sacrificar más de 100.000 cerdos por la falta de carniceros.
Con este panorama, el ministro británico para el Brexit, David Frost, ha vuelto a agitar el Brexit este lunes en la conferencia del Partido Conservador.
El Gobierno de Boris Johnson mantiene abierta una pugna con la Unión Europea por el cumplimiento del protocolo de Irlanda del Norte, aquel que regula que no haya una frontera dura entre las dos Irlandas –para cumplir con los Acuerdos de Paz de Viernes Santo– y, al tiempo, que se mantenga Gran Bretaña fuera del mercado único europeo, lo cual requiere controles aduaneros de alimentos en Irlanda del Norte para todo lo que llega de Inglaterra. Conclusión: problemas con las comunidades unionistas y retrasos en las aduanas que han llevado a que Boris Johnson haya ido prolongando unilateralmente las moratorias para evitar cumplir con un protocolo que él mismo se empeñó en imponer a Bruselas.
En el pasado julio, el Gobierno británico presentó un documento en el que amenazaba por escrito con saltarse el acuerdo del Brexit, cosa que ya hizo a finales del año pasado con el proyecto de ley de Mercado Interior británico, que finalmente se modificó para no violar el acuerdo del Brexit en lo que tenía que ver con el susodicho protocolo de Irlanda del Norte.
En efecto, en un documento de 28 páginas distribuido el 21 de julio, el Gobierno de Johnson afirmaba: “El Protocolo no se aparca, pero hacen falta cambios significativos para lograr un 'nuevo equilibrio' sostenible que sitúe la relación entre el Reino Unido y la UE sobre una base estable. Ésta es la única forma de garantizar el Acuerdo de Belfast (Viernes Santo). El Gobierno ha publicado un Command Paper en el que se indica que está tratando de negociar cambios significativos en el Protocolo de Irlanda del Norte, y describe cómo el Protocolo no está cumpliendo con algunos de sus objetivos centrales de minimizar las interrupciones en la vida cotidiana, respetar el lugar de Irlanda del Norte en el mercado interno del Reino Unido y preservar el delicado equilibrio del Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) en todas sus dimensiones”.
En este sentido, el Gobierno de Johnson lanzaba la amenaza de no cumplir con el acuerdo: “El Command Paper deja claro que el Gobierno ha considerado activar el artículo 16 [que exime el cumplimiento del protocolo] y cree que existen motivos claros para justificar su uso. Esta opción permanece dentro del marco del Protocolo. Sin embargo, no creemos que sea beneficioso para Irlanda del Norte invocar medidas de salvaguardia en este momento. Preferiríamos buscar una aproximación consensuada con la UE, para acordar soluciones estables y duraderas que puedan funcionar para Irlanda del Norte, el Reino Unido en general y la UE en el futuro”.
Y este lunes, en plena crisis de abastecimientos, el ministro británico para el Brexit, Davd Frost, vuelve a agitar el artículo 16 ante los suyos: “El protocolo en sí mismo está socavando el Acuerdo del Viernes Santo. Las empresas, los partidos políticos, las instituciones y, de hecho, todos los habitantes de Irlanda del Norte se enfrentan a la inestabilidad y los trastornos. Todavía podemos resolver estos problemas. En julio expuse una serie de propuestas que establecerían un nuevo equilibrio para Irlanda del Norte, y pronto enviaré un nuevo conjunto de textos legales a la UE. Todavía estamos esperando una respuesta formal de la UE a nuestras propuestas. Insto a la UE a que sea ambiciosa. Necesitamos un cambio significativo, podemos volver a donde queremos, un Reino Unido independiente con relaciones amistosas con la UE basadas en el libre comercio. Pero no podemos esperar eternamente sin una solución acordada. Tendremos que actuar utilizando el mecanismo de salvaguardia del artículo 16 para abordar el impacto que el protocolo está teniendo en Irlanda del Norte. Esa puede, al final, ser la única forma de proteger nuestro país, nuestra gente, nuestro comercio, nuestra integridad territorial, el proceso de paz y los beneficios de este gran Reino Unido del que todos formamos parte”.
Frost, sin mencionar los problemas de escasez en Reino Unido, ni siquiera los del precio de la luz, desbocados, ha terminado: “El Partido Conservador, bajo el liderazgo de Boris Johnson, nos está haciendo avanzar. Sabemos que solo hay un camino hacia la prosperidad, la libertad y la libre empresa. Las oportunidades son enormes. El largo y mal sueño de nuestra pertenencia a la UE ha terminado y ha comenzado el renacimiento británico, como dijo nuestro gran poeta nacional sobre el último Renacimiento [Rudyard Kipling, en 1911]: ”De repente, todos los hombres se levantan con el ruido de grilletes que se rompen, y todos sonríen a su vecino y le dicen que su alma es la suya. Trabajemos juntos con ese espíritu. Llevemos a este país a un nuevo futuro de libertad y, al hacerlo juntos, venceremos“.
La Comisión Europea ha respondido de forma parca al Gobierno británico: “No hacemos comentarios sobre declaraciones de nuestros socios, cualquiera que sea su naturaleza y por muy líricas o agresivas que sean. Y no vamos a apartarnos de esa posición en estas circunstancias específicas en absoluto. Estamos trabajando intensamente para encontrar soluciones prácticas a algunas de las dificultades que atraviesan los habitantes de Irlanda del Norte. Y tenemos la intención de presentar soluciones pronto. Y, por supuesto, no hace falta decir que seguimos en estrecho contacto con nuestros homólogos del Reino Unido”.