El Gobierno de República Democrática del Congo declara el fin del segundo brote de ébola más grave de la historia
El Gobierno de República Democrática del Congo (RDC) ha declarado este jueves el fin del brote de ébola que ha asolado el noreste del país desde agosto de 2018 y ha dejado 3.463 contagios y se ha cobrado 2.280 vidas. El anuncio no supone el fin del virus en el país, ya que en estos momentos hay otra epidemia activa al noroeste, pero pone punto final a uno de los brotes más largos y complejos de la historia.
“La victoria sobre esta larga epidemia también se debe al resultado de la cooperación internacional a través de nuestros socios”, ha afirmado el ministro congoleño de Salud, Eteni Longondo, en una rueda de prensa en Kinshasa. Según las autoridades congoleñas, este jueves se cumplen 42 días –dos veces el tiempo de incubación de este virus– sin que se haya detectado un nuevo contagio en las provincias nororientales de Kivu del Norte, Kivu del Sur e Ituri.
“Felicidades al Gobierno, el Ministerio de Salud y al pueblo de la RDC por esta victoria contra uno de los brotes de ébola más largos y mortales de la historia”, ha afirmado la oficina de la Organización Mundial de la Salud en el país centroafricano en su cuenta de Twitter.
Han sido dos años muy difíciles para la población de la zona afectada y el personal sanitario, que ha sufrido cientos de ataques, así como los centros de salud. El complejo contexto, ya que es el primer brote que se ha dado en un área con conflicto activo –en las que también hay deficiencias a la atención médica–, ha obstaculizado la respuesta en todos estos meses. Se trata de una zona próxima a grandes centros urbanos como Goma, en Kivu del Norte, y Bunia, en Ituri, y marcada por “zonas rojas” a las que incluso los trabajadores sanitarios tenían dificultades para acceder dada la presencia de grupos armados.
La ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha criticado la alta mortalidad que ha tenido la epidemia a pesar de la disponibilidad de tratamientos experimentales y nuevas vacunas en fase de investigación. “Simplemente fallamos desde el principio en ganarnos la confianza de la comunidad. Se puso demasiado énfasis en contener el virus en lugar de apoyar a las personas afectadas. Y sin la confianza de la comunidad, fallamos a la población del país”, explicaba en este artículo de marzo Karline Kleijer, directora de respuesta a emergencias de MSF.
“Vimos una y otra vez que las capacidades internacionales existentes para responder al ébola, como los laboratorios, no se utilizaron a pesar de las brechas masivas existentes en el terreno. Hubo una movilización masiva de recursos financieros y humanos para esta respuesta. ¿Por qué aquellos que tenían control ilimitado sobre estos recursos, como el Ministerio de Salud y la OMS, no ajustaron la respuesta de manera adecuada y oportuna, cuando estaba claro que no era eficaz?”, se preguntaba la responsable de MSF, que pedía a todos los actores involucrados en las respuesta reflexionar “no solo sobre cómo fallamos, sino en qué deficiencias del sistema llevaron a esta falla y así evitar cometer los mismos errores en el futuro”.
Esta epidemia es la peor de la historia de República Democrática del Congo y la segunda más grave a nivel mundial, después de la que arrasó África Occidental de 2014 a 2016, en la que murieron 11.300 personas y hubo más de 28.500 casos.
En estos momentos, República Democrática del Congo cuenta con otro brote activo en el noroeste del país, en un momento en el que también lucha contra la COVID-19 y la epidemia de sarampión más grande del mundo. El Gobierno lo anunció el pasado 1 de junio, tras detectar un grupo de casos en la zona en Mbandaka, en la provincia de Ecuador, en el que es el 11º brote de ébola en la historia del país desde que se descubrió el virus en 1976. En la ciudad portuaria ya fallecieron de ébola 33 personas en 2018.
Según explica la OMS, se está llevando a cabo una investigación para determinar la fuente de esta nueva epidemia. A 20 de junio, de acuerdo con el último informe del organismo, en la provincia de Ecuador se habían notificado un total de 23 casos (20 confirmados y tres probables) y 13 muertes.
El virus del ébola es un enfermedad grave, a menudo mortal en el ser humano. Es transmitido por animales salvajes y se propaga en las poblaciones humanas por transmisión de persona a persona. Los brotes de enfermedad por el virus tienen una tasa de letalidad que es de aproximadamente 50%. Los síntomas se caracterizan por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
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