González Pons, Weber y Tusk: el juego de sillas en la cúpula del PP europeo

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
12 de septiembre de 2021 20:57 h

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En Bruselas les llaman top jobs. Y se negocian cada cinco años después de las elecciones europeas. En función de los resultados electorales, populares, socialistas y liberales, las tres principales familias políticas, se reparten cinco grandes cargos: presidencia de la Comisión Europea; del Consejo Europeo; del Banco Central Europeo; del Parlamento Europeo y la jefatura de la diplomacia europea. En el verano de 2019, después de varios días de negociación, el reparto dejó a los socialistas con el Alto Representante, Josep Borrell, y la primera mitad de la legislatura con la presidencia del Parlamento Europeo, en manos del italiano David Sassoli.

La segunda mitad de la legislatura, que empieza en enero de 2022, el presidente del Parlamento Europeo estaba previsto que fuera Manfred Weber, presidente de los populares en la Eurocámara y candidato a presidir la Comisión Europea que se cayó en las negociaciones finales en favor de Ursula von der Leyen. Weber, de la CSU, dejaba el paso a Von der Leyen, de la CDU, y se le dejaba como premio de consolación la presidencia del Parlamento Europeo en la segunda mitad de la legislatura.

Pero Weber ahora dice que no quiere ser presidente del Parlamento Europeo, y entra en el juego de las sillas que había iniciado Donald Tusk, presidente del Partido Popular Europeo, la familia política, porque quiere entregarse a la política de su país. Tusk fue primer ministro polaco dos mandatos, pero tras su marcha la hegemonía política en el país ha virado a la derecha homófoba y autoritaria del PiS, partido aliado de Vox en Europa.

La salida de Tusk de la presidencia del PPE, que se oficializará en un congreso en Rotterdam a mediados de noviembre, quiere ser cubierta por Weber, quien aunaría en una sola persona la presidencia del PPE partido y del PPE grupo parlamentario. Lo cual provoca, de paso, que deja vacante el candidato popular a la presidencia del Parlamento Europeo a partir de enero de 2022. Y, de alguna manera, cambia las condiciones del pacto con socialistas y liberales del verano de 2019. Ahora bien, en lo que vaya a pasar tendrá mucha incidencia el resultado electoral en las legislativas alemanas del 26 de septiembre: que los populares europeos pierdan su principal gobierno o lo conserven tendrá consecuencias en el devenir de la familia política conservadora y, por tanto, en el futuro próximo de Manfred Weber y el español Esteban González Pons.

Fuentes populares cuentan con que los liberales mantengan su apoyo a un candidato del PP europeo, sea cual sea. Pero está por ver si el cambio de candidato popular puede repercutir en los socialistas, presididos en la Eurocámara por la española Iratxe García. Hay que tener en cuenta, además, que si Sassoli deja la presidencia del Parlamento Europeo, a partir de enero habría tres populares en los top jobs –Comisión Europea, Von der Leyen; BCE, Christine Lagarde; y Parlamento Europeo–, un liberal –Consejo Europeo, Charles Michel– y un socialista –Alto Representante, Josep Borrell–.

Las opciones de Pons

Entonces, si Weber renuncia a presidir el Parlamento Europeo para quedarse con la presidencia de la familia política y del grupo parlamentario, ¿a quién puede presentar el PP europeo para presidir la Eurocámara?

Las quinielas sitúan en un buen lugar a Esteban González Pons. El español ya contaba en 2019 con la posibilidad de presidir el grupo popular en la Eurocámara con el paso de Weber a la Comisión Europea. Pero ese paso no se dio, y el liderazgo de Pablo Casado le ha dejado fuera de los núcleos de mayor confianza en Génova, si bien mantiene su peso en la bancada popular europea gracias a las buenas relaciones con la poderosa delegación alemana –si bien su poderío puede resentirse si las encuestas aciertan y el nuevo canciller es socialdemócrata–. Ejemplo de ello es que Pons, vicepresidente del grupo parlamentario, fue el único eurodiputado del PP español que votó a favor de la censura de las leyes homófobas de la Hungría de Viktor Orbán.

Ahora bien, ¿Pons, teniendo en cuenta el discurso que practica el PP de Casado contra el Gobierno en Europa desde el inicio de la legislatura, es un candidato fácil de digerir para la bancada socialista europea, presidida por una española como Iratxe García? Fuentes populares consideran que puede resultar más fácil de vender en España que otro candidato; pero otras fuentes, por el contrario, apuntan a que precisamente las palabras de Casado esta semana en Berlín son una muestra de que el entendimiento entre PP y PSOE en Bruselas no es fácil.

¿Y si no es González Pons? Pues en la terna de los populares hay otros dos nombres: la holandesa Esther de Lange y la maltesa Roberta Metsola, vicepresidenta del Parlamento Europeo. Las dos tienen a su favor que hace dos décadas que la Eurocámara no ha sido presidida por una mujer (Nicole Fontaine, 1999-2002), pero también tienen en su contra elementos que pueden molestar a los socialistas. De Lange es del partido presidido por Wopke Hoekstra, el ministro de Finanzas holandés que reventó un Ecofin al principio de la pandemia con su posición recalcitrante contra el sur, calificada de “repugnante” por Portugal. Y Metsola, por su parte, ha sido durísima contra los gobiernos socialistas de Malta, que, por otro lado, es un país pequeño –lo cual tampoco juega necesariamente a favor de ella–.

Ahora se ha abierto el proceso y el grupo popular votará a su candidato en noviembre. Y si González Pons mantiene el apoyo de los alemanes y las grandes delegaciones, lo tiene al alcance de la mano. 

Pero, ¿y si al final los populares ponen sobre la mesa un nombre que no termina de convencer a los socialistas? Pues depende. Es decir, el candidato de los populares puede salir con los votos de los liberales y los ultraconservadores. Pero, según quién sea y cómo sean los números, los socialistas podrían animarse a defender un segundo mandato del actual presidente, el italiano David Sassoli, que recibiría seguramente podría recibir más apoyos por su izquierda –Verdes y The Left– que en julio de 2019.

Fuentes parlamentarias afirman que la carta de Sassoli sólo se jugará si hay posibilidades de que salgan los números, lo cual también dependerá del candidato que ponga el PP encima de la mesa. De lo contrario, el camino quedará libre para los populares.

Pero, ahora, de aquí a diciembre, la pelota está en la familia popular. En Pons, Weber y Tusk. En el juego de sillas en la cúpula del PP europeo.