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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Grecia vota resignada qué partido gestionará la austeridad

Austeridad. Memorándum. Grexit. Son tres de los términos más utilizados por los griegos en los últimos meses. Y también en esta campaña electoral. Pero los griegos son conscientes de que este domingo, el tercero que votan en 2015, ya no tienen en sus manos atrapar los sueños.

El 25 de enero colocaron al frente del Gobierno a Alexis Tsipras, el primer gobernante a la izquierda de la socialdemocracia en la historia de la UE, con la promesa de que Grecia recuperaría la “dignidad”, nunca “negociaría con la troika” y “desaparecerán los memorándum”.

El 5 de julio, el 61% votó OXI en el referéndum. Es decir: no a la troika, no a la austeridad, no a los memorándum. Y se festejó en la plaza Syntagma a ritmo de sirtaki.

Pero la música se acabó pronto: Yanis Varufakis dimitió el 6 de julio, se retomaron las negociaciones con la troika y se pactó un memorándum que reconocía el problema de la deuda, pero que en muchos aspectos no era menos duro que el que acababa de rechazar el pueblo griego en el referéndum. Tsipras lo calificó de “chantaje”, pero lo firmó.

“Esto no es una crisis, es un régimen, y el desafío de Syriza es construir otro nuevo”, decía Dimitris Christopoulos, profesor de Ciencia Política en la Universidad Panteion de Atenas y vicepresidente de la Federación Internacional de Derechos Humanos, en enero pasado en eldiario.es.

Nueve meses después, Grecia está lejos de construir un nuevo régimen y se dispone a votar quién seguirá administrando el actual. Los griegos este domingo decidirán quién gestiona el último memorándum y la austeridad: Syriza o Nueva Democracia. Pero la ilusión de votar un modelo alternativo para Europa y Grecia se desvaneció tras el trágala de la troika a Tsipras.

¿Tsipras fue un traidor? ¿El enemigo era demasiado grande? Sea como fuere, lo cierto es que las instituciones europeas fueron implacables y han estrechado tanto el campo de juego que corren el riesgo de que comience a resquebrajarse: si no hay alternativa dentro del sistema, comienzan a crecer los discursos para salirse del sistema.

Unidad Popular, escisión de Syriza, reclama la salida del euro en estas elecciones. “El problema de Tsipras es que no tenía la intención de ir hasta el final, de romper con la eurozona”, explicaba la dirigente de Unidad Popular Katerina Sergidou en eldiario.es.

Durante la campaña del referéndum, los principales agitadores del Grexit fueron los dirigentes europeos; Tsipras nunca lo defendió. Pero ahora, además del KKE (Partido Comunista de Grecia) y los neonazis de Amanecer Dorado, Unidad Popular, –apoyada por dirigentes de Podemos integrantes de la corriente Anticapitalista– pide la salida de la eurozona para Grecia.

Y el debate crece: esta semana, el GUE (Grupo de la Izquierda Unitaria, en el que están Podemos, IU, Bildu, Syriza y Unidad Popular, entre otros) ha presentado una enmienda firmada por el Partido Comunista de Portugal (PCP) y Akel (Comunistas de Chipre) que reclama “la creación de un programa de apoyo a aquellos países que consideren que su permanencia en el euro se ha convertido insostenible e insoportable, previendo la compensación adecuada por las pérdidas causadas, en el marco de una salida negociada de la moneda única para aquellos países que lo deseen”. Es decir, que exista un mecanismo para salir del euro, cosa que ahora no está regulada: existe reglamento para entrar y para estar en el euro, pero no para salir.

Semanas antes, el líder del Front de Gauche francés, Jean-Luc Mélenchon, había firmado junto al exministro de Finanzas griego Yanis Varufakis y la expresidenta del parlamento heleno Zoe Konstantopoulou –candidata ahora de Unidad Popular–, el alemán Oskar Lafontaine –Die Linke–, y el italiano Stefano Fassina –Partido Democrático, exviceministro de Economía– un manifiesto que pide “un plan B para Europa”. ¿Cuál?: “Un gran número de ideas están ya sobre la mesa: la introducción de sistemas paralelos de pago, monedas paralelas, la digitalización de las transacciones en euros para solucionar la falta de liquidez, sistemas de intercambio complementarios alrededor de una comunidad, la salida del euro y la transformación del euro en una moneda común”.