Quedan tres semanas para que deban instaurarse los controles sobre las carnes refrigeradas –entre ellas las salchichas– que entran en la isla de Irlanda desde la isla de Gran Bretaña. Pero Boris Johnson ya ha dicho que está dispuesto a prorrogar a partir del 1 de julio ese periodo de gracia de seis meses de manera unilateral. Es uno más de los incumplimientos unilaterales por parte de Londres de los acuerdos del Brexit que firmó el Gobierno británico con la UE.
La clave es que Johnson se empeñó en una mayor desconexión de Reino Unido que, por los Acuerdos de paz de Viernes Santo, obligaban a llevar la frontera en el mar de Irlanda, toda vez que la frontera entre las dos irlandas sólo puede ser blanda o invisible.
Pero, claro, eso tiene inflamados a los unionistas irlandeses, aliados de los conservadores de Johnson, y está llevando a unas tensiones entre las comunidades irlandesas que recuerdan a las peores pesadillas de hace unas décadas.
“El presidente Biden ha sido muy claro acerca de su firme creencia en el Acuerdo del Viernes Santo como la base para la coexistencia pacífica en Irlanda del Norte”, ha dicho el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, a los periodistas a bordo del Air Force One: “Cualquier paso que lo ponga en peligro o lo socave no sería bienvenido por Estados Unidos”. Lo que no hizo Sullivan fue concretar qué acciones de Johnson ponen en peligro la paz, informa Reuters.
Tal es la preocupación de Biden por Irlanda del Norte que Yael Lempert, el principal diplomático de Estados Unidos en Gran Bretaña, emitió a Londres una queja diplomática formal por “inflamar” las tensiones, informó The Times.
“No está lanzando amenazas ni ultimátums, simplemente va a transmitir su creencia profundamente arraigada de que debemos respaldar y proteger este protocolo”, dijo Sullivan.
Este sábado, el primer ministro británico, Boris Johnson, decidió amenazar, por su parte, con tomar nuevas acciones unilaterales. “He hablado con algunos de nuestros amigos que parecen no comprender que el Reino Unido es un único país, un único territorio. Tengo que meterles eso en la cabeza”, ha dicho a la cadena Sky News, y ha asegurado que no dudará en aplicar el artículo 16 del protocolo, que prevé que una de las partes tome medidas si considera que el pacto está provocando “serias dificultades económicas, sociales o medioambientales”. Un artículo que la UE amagó en aplicar en enero ante los problemas de suministros de AstraZeneca.
“Creo que lo podemos arreglar, pero nuestros amigos y socios de la Unión Europea deben comprender que haremos todo lo que sea necesario”, ha dicho Johnson: “Creo que el protocolo puede funcionar si se aplica de una manera razonable. No es una cuestión solo de carne refrigerada o de salchichas, se están levantando todo tipo de impedimentos”. Preguntado por si el conflicto puede terminar en una guerra comercial con la UE, el primer ministro británico aseguró que lo ve “altamente improbable”.
Fuentes comunitarias han explicado que la reunión en el G7 entre el primer ministro británico con los presidentes del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se centró íntegramente en la implementación del protocolo de Irlanda del Norte. “Ambos presidentes recordaron que el protocolo y el acuerdo del Brexit nos permitieron cuadrar el círculo. Entendemos la necesidad de soluciones para garantizar el flujo de mercancías y los controles entre el Reino Unido y el Mercado Único [en el que permanece Irlanda del Norte tras el Brexit pero no Gran Bretaña]”, explican las fuentes: “Todos los Estados miembros están alineados en esto y se reiteró claramente durante la reunión. Es necesario atenuar la retórica y buscar activamente las soluciones que se encuentran en el protocolo. Los presidentes pidieron al Comité Conjunto [entre Reino Unido y la UE] que trabaje en pos de ese objetivo”.