El hijo de Martin Luther King: “Más de 50 años después, la gente sigue pidiendo dignidad, respeto y justicia”
Las fotografías a color se mezclan con otras en blanco y negro en las redes sociales de Martin Luther King III. Con más de medio siglo de diferencia, unos hombres con pancartas en Harlem en 1963 que dicen “La brutalidad policial debe desaparecer” y dos niños sostienen unas cartulinas en 2020 donde se lee “Black Lives Matter [Las vidas negras importan]”. Entre unas y otras, el rostro de su padre, Martin Luther King Jr., y algunos fragmentos de sus discursos más conocidos. Sus frases cobran vigencia una vez más entre los eslóganes que hoy se corean en todo Estados Unidos: “Sin justicia no hay paz”, “respeta nuestra existencia o espera resistencia”.
Martin Luther King III, de 62 años, se une a ellos, los escribe una y otra vez. El hijo del histórico líder afroamericano atiende a eldiario.es en el inicio de la tercera semana de protestas contra el racismo y la violencia policial en EEUU, un estallido social que muchos consideran el más importante desde el que se produjo en 1968, tras el asesinato del reconocido activista por los derechos civiles y Nobel de la Paz.
Su hijo, también activista y miembro de la junta directiva del King Center –dedicado a difundir el legado de Martin Luther King–, lleva días mostrando un férreo apoyo a las movilizaciones y estuvo presente en el homenaje a George Floyd que se celebró la semana pasada. “La gente sigue pidiendo dignidad, respeto y justicia 50 años después”, afirma en una conversación con este medio.
¿Qué sintió cuando vio el vídeo de George Floyd diciendo que no podía respirar bajo la rodilla del policía Derek Chauvin?
Mi primera sensación que tuve fue un sentimiento de rabia, pensando que ya basta. ¿Cuándo va a parar esta conducta? ¿Cuándo va a parar este dolor que se está infligiendo? Y luego pensé en Eric Garner, que también fue asesinado en la ciudad de Nueva York, estrangulado por la policía [en 2014]. Fue lo que se me pasó por la mente.
¿Está de acuerdo con quienes dicen que las actuales protestas son el mayor estallido social desde el asesinato de su padre en 1968?
En 1968, hubo incendios y disturbios en más de 100 ciudades. Hoy hay protestas en más de 130 ciudades y la mayoría de ellas han sido manifestaciones pacíficas. Ha habido algo de violencia, pero esta es la mayor ola de manifestaciones desde el asesinato de mi padre. Así que sí, estoy de acuerdo.
Durante la mayor parte del tiempo hemos visto protestas pacíficas, pero también disturbios y enfrentamientos. Usted defiende el legado de su padre, exponente de la no violencia. ¿Cómo vive estos actos?
Mi padre solía decir que la violencia es el lenguaje de los no escuchados. La mayoría de las protestas han sido no violentas, solo algunos de los manifestantes han sido violentos. Mi padre nunca apoyó la violencia, pero entendió por qué la gente se involucra en ella o siente que no tiene opción. Sin embargo, siempre creyó que las manifestaciones pacíficas dan los mejores resultados. Y eso es lo que siempre hizo.
Es difícil hablar por su padre, pero las referencias a su figura estos días son inevitables y usted ha recordado varias veces su trabajo y sus palabras. ¿Qué pensaría él si pudiera presenciar las protestas?
En primer lugar, creo que, si mi padre viviera, mucho de lo que estamos enfrentando ya no sería un problema porque tanto mi padre como mi madre querían erradicar de este mundo la pobreza, el racismo y la violencia. Si papá viviera, seguramente estaríamos en una posición diferente.
Si viniera ahora y viera lo que está pasando, estaría muy disgustado con lo que ha ocurrido [la muerte de George Floyd], pero también estaría muy feliz de ver que la gente está protestando. La diferencia entre lo que pasó en 1968, hace 52 años, y lo que está pasando ahora es que hay más ciudades y también hay más blancos que están participando, diciendo que esto está mal. En 1968, había muchos negros y algunos blancos. Pero hoy en día hay un montón de blancos en todo el país que también están protestando, pidiendo que haya un cambio ya. Y creo que a mi padre eso le alegraría.
¿Y dónde cree que estaría? ¿En Minneapolis, tal vez?
Es una buena pregunta, no sé si puedo responderla. Sí, tal vez habría ido a Minneapolis, como mi familia y yo, que fuimos a la ceremonia en memoria de George Floyd y al lugar de las protestas para participar en ellas y rendir homenaje a la familia. Sí, seguro que estaría allí, pero a lo mejor también estaría en Atlanta [su ciudad natal] o en otros lugares donde hay manifestaciones. Lo que es seguro es que él formaría parte de ellas.
Más de 50 años después se escuchan reivindicaciones básicas, como que haya justicia.
Sin ninguna duda. La gente sigue pidiendo dignidad, respeto y justicia. Es algo que pasa todos los días en alguna ciudad de Estados Unidos.
La lista de personas negras que han muerto en casos de violencia policial en EEUU es larga. ¿Por qué sigue pasando?
Porque hay racismo. Los negros representan el 13% de la población, pero aún así son el 60% y 80% de la población carcelaria. Eso significa que la policía se ha enfocado en la gente negra. Así que eso es parte del problema, el racismo. Y hasta que no encaremos el racismo en EEUU, no abordaremos el problema de los controles selectivos y la mala conducta de la Policía. El otro problema es que a los policías les dan miedo las personas negras y responden de manera diferente a un agresor negro que a un agresor blanco. Todo eso tiene que cambiar. La mayor parte está enraizada en el racismo. Si somos capaces de eliminar y concienciar a la sociedad del racismo, entonces puede que la Policía haga su trabajo de una manera diferente.
¿Una reforma policial puede cambiar algo? ¿Qué se necesita para acabar con el racismo en los departamentos de policía?
Los policías necesitan diversidad, relaciones humanas y formación para sensibilizarlos. Hacen falta órganos civiles de supervisión de los departamentos de policía, que estén compuestos por ciudadanos de esa comunidad, de modo que cuando un policía haga algo, este órgano tome la decisión sobre lo que le sucede, no el departamento, porque la Policía se mantiene unida. Tiene que haber consecuencias cuando hay ciertas acciones y la Policía no rinde cuentas. Cuando hacen algo contra las personas negras, normalmente son capaces de salirse con la suya. Esto tiene que cambiar y tiene que cambiar ya.
¿Qué piensa de las protestas antirracistas que se extienden por todo el mundo?
Son increíbles. Antes de estas protestas, a menudo oíamos comentarios como: “Bueno, todas las vidas importan”. Ahora la gente dice: “Las vidas negras importan”. Y hay una cantidad abrumadora de voces blancas. Es la primera vez que el país y el mundo se unen para decir que las vidas de los negros importan, que las personas negras han sido gravemente maltratadas y que debemos hacer algo. Es tremendamente positivo que el mundo se dé cuenta de que la gente negra no ha sido tratada de manera correcta o justa, y que debemos cambiarlo.
El presidente Donald Trump ha arremetido contra los manifestantes, llamándolos “radicales” y “anarquistas”, y ha abogado por el uso del Ejército. ¿Qué opina de su respuesta a las protestas?
Estoy muy decepcionado. Me hubiera gustado ver a un presidente con el poder de unir a la nación, y que lo sintiera en lo más profundo de su corazón. El presidente Trump no parece tenerlo. Le deberían llamar “el jefe de los que dividen” porque eso es lo que hace, divide a la gente. No desea unirla y eso es muy miope. Cuando fue a la iglesia [St John, cerca de la Casa Blanca] el otro día, apartó con sus fuerzas del orden a manifestantes que protestaban en paz. Y lo hizo para poder sacarse una foto, y luego dice que va a usar al Ejército contra los ciudadanos estadounidenses. En lugar de reducir la tensión, la incrementó. Un presidente debería saber cómo destensar esta situación. Habría sido maravilloso que hubiera ido allí con los ministros, para pedir calma y unión, para pedir una nación y un mundo mejor, trabajando juntos. Pero no lo hizo. Estoy muy decepcionado por su liderazgo.
Usted ha criticado algunas de las polémicas prácticas policiales que hemos visto a la hora de responder a las protestas. ¿Qué piensa de la actuación de la Policía estos días? las polémicas prácticas policiales que hemos visto a la hora de responder a las protestas
Ha habido reacciones diversas. Todavía hay policías que están respondiendo con acciones extremas. Pero la mayoría de las manifestaciones son pacíficas y hay policías que se han arrodillado o han marchado con los manifestantes, algo que creo que es bueno. El senador [republicano] Mitt Romney se ha unido a los manifestantes en Washington, D.C, también lo ha hecho un sheriff en Michigan. Hemos visto distintas reacciones.
De cara a las elecciones de noviembre, ¿puede el Partido Demócrata –al que usted apoya– llevar a cabo las reformas que se están reclamando?
Bueno, estamos viendo ya algunas reformas. En Minnesota, los ciudadanos han pedido que se desmantele y se retiren los fondos a la policía. Los concejales del Ayuntamiento tienen suficientes votos, a pesar de que el alcalde que no quiere, por lo que la ley tendrá que cambiar. Al alcalde no le importa que se elimine la financiación y se reestructure, pero le preocupa el desmantelamiento de la policía. En Nueva York, el gobernador Cuomo ha propuesto una legislación para reformar lás técnicas policiales. Los congresistas también han presentado una ley que toca la rendición de cuentas. Están pasando muchas cosas en el Congreso o a nivel local.
Tras más de dos semanas de protestas, ¿cuánto diría que falta para hacer realidad el “sueño” de su padre?
Hay algunos aspectos del sueño de papá que se han logrado, pero todavía tenemos un largo camino por recorrer. Mi padre quería eliminar la pobreza, el racismo y la violencia de nuestra sociedad, y todavía tenemos una tremenda pobreza en este país, un tremendo racismo y, desafortunadamente, una violencia que está creciendo. Así que tenemos que dedicarnos a eliminarlos.
Ahora mismo, la gente tiene que movilizarse. La gente tiene que organizarse, elaborar estrategias y debatir. La gente tiene que registrarse y votar porque necesitamos un nuevo liderazgo en el Congreso y en la Casa Blanca. Necesitamos un nuevo liderazgo a nivel judicial. Necesitamos nuevos gobernadores, nuevos alcaldes. Todo ello es necesario. Y la única manera de cambiar a los líderes elegidos es participando en el proceso político. Por eso tenemos que movilizarnos, elaborar estrategias, organizarnos, registrarnos y votar. Mi esposa y yo votamos en las elecciones primarias en Georgia y luego, por supuesto, votaremos de nuevo en noviembre.
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