El movimiento por una reforma educativa en Croacia busca las grietas en un sistema conservador que lo bloquea todo

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Daniel Martinović iba para profesor pero acabó muy pronto decepcionado con el sistema educativo croata: “Cuando estaba estudiando, tuve que hacer prácticas en escuelas y no me gustó nada cómo se hacían las cosas”. En quejas ampliamente compartidas en Croacia, Daniel lamenta que los métodos de enseñanza están obsoletos y apenas incluyen ejercicios prácticos, y que los jóvenes croatas no acaban bien equipados para lidiar con las complejidades del mundo actual.

De hecho, entre 2013 y 2016 la proporción de alumnos croatas de 15 años con bajo rendimiento aumentó y está encima de la media de la Unión Europea (UE), según el último estudio PISA, que cada varios años publica una evaluación comparativa de los sistemas educativos de países de todo el mundo.

Las autoridades croatas han venido admitiendo la necesidad de una reforma educativa desde que el país declaró su independencia en 1991, pero aún a últimos de la década de los 2000 ninguno de los sucesivos gobiernos había sido capaz de implementar una reforma sustancial. “Ningún partido político quería mostrar iniciativa para cambiar algo, porque con este sistema produces estudiantes que no desarrollan un pensamiento crítico, que no cuestionan nada”, dice Daniel, de 39 años y hoy consultor tecnológico y activista en Zagreb.

Una de las ONG con las que Daniel ha trabajado es GONG, que trata de fomentar “una participación activa y responsable de los ciudadanos en los procesos políticos”. Y en 2008, en el contexto de una Croacia recientemente democrática, que se estaba modernizando rápidamente y que iba camino de unirse a la UE, GONG, el Centro para Estudios de Paz y la Red Croata de Jóvenes lanzaron la Iniciativa GOOD para promover la introducción de una asignatura de educación cívica en las escuelas, con el objetivo de aumentar las competencias políticas de los estudiantes.

En lugar de crear una nueva organización, diferentes actores de la sociedad civil croata prefirieron unir fuerzas para formar un movimiento amplio y diverso, en el que cada cual pudiera participar según sus capacidades y experiencia. Tras unos pocos años, GOOD incluía ya más de 40 organizaciones distintas que trabajaban con escuelas, profesores y padres en educación no formal, y que presionaban al Gobierno para que introdujera Formación Cívica en el sistema educativo. El movimiento estaba coordinado por un grupo formado por los activistas más implicados, entre los cuales estaba Daniel.

GOOD también realizaba estudios, y en un informe publicado en 2011 indicó que el 27,6% de los estudiantes de secundaria consideraban que los partidos responsables de hacer la oposición eran los propios partidos que estaban en el Gobierno. Y el 31,7% creía que la libertad de expresión de los medios de comunicación y los ciudadanos para poder criticar al Gobierno no era una de las principales características de la democracia.

El trabajo realizado por GOOD contribuyó a hacer de la educación cívica una prioridad política, y en 2012 el recién elegido Gobierno socialdemócrata aprobó un temario de Formación Cívica para su introducción experimental durante los cursos 2012-13 y 2013-14.

Actores progresistas en Croacia y en Europa recibieron positivamente este programa de educación cívica, mientras que grupos religiosos y organizaciones conservadoras croatas, como Grozd (Voces de Padres por los Niños), y partidos políticos nacionalistas y de derechas como, Hrast (Crecimiento Croata), lo criticaron con dureza y exigieron públicamente que todas las asignaturas respetaran los valores tradicionales y patrióticos de Croacia.

Tras su introducción experimental, en 2014 el Gobierno se decidió por no introducir oficialmente Formación Cívica en las escuelas. En su lugar, el entonces nuevo ministro de Educación, el profesor universitario Vedran Mornar, favoreció un enfoque más amplio: reformar todo el sistema educativo para modernizarlo, pero sin incluir Formación Cívica como una asignatura separada.

Aunque la educación cívica había sido el tema unificador, ya para entonces también dentro de GOOD se hablaba de aspirar a una reforma generalizada. “Habíamos empezado con unas ciertas premisas y resultó que nuestro objetivo no era posible en aquel contexto, así que teníamos que cambiar ese contexto”, resume Marko Kovacić, de 32 años, hoy politólogo en el Instituto de Investigación Social de Zagreb (IDIZ, por sus siglas en croata), que se unió a GOOD en 2011 y también formó parte del grupo coordinador.

En línea con las ambiciones del nuevo Ministerio de Educación, en octubre de 2014 el Parlamento croata adoptó una nueva Estrategia de Educación, Ciencia y Tecnología: un documento elaborado por más de 100 personas entre delegados del Gobierno, investigadores académicos y maestros, y que incluía una reforma general de todo el plan de estudios escolar como uno de sus principales objetivos.

Cuando el Ministerio de Educación abrió la convocatoria para el puesto de jefe del Grupo de Expertos que diseñaría y coordinaría la reforma del plan de estudios, el único candidato fue Boris Jokić, de 43 años, investigador en el IDIZ y experto en educación. Al final, Boris fue nombrado líder de un grupo que incluía otros tres investigadores académicos, un profesor universitario, un profesor de secundaria, y la presidenta de la Asociación de Directores de Instituto.

“Cuando empezamos a trabajar, nos cedieron un sótano en un edificio, éramos siete y teníamos cuatro sillas, no había rotafolio ni papel, no había nada”, recuerda Boris. “Así que dije, 'Podemos dejarnos los cuernos y darlo todo; o, como se suele hacer en Croacia, podemos fingir hacer algo pero en realidad no hacer nada'. Por suerte, los siete, como un desafío, con el deseo de hacer algo por este país, dijimos, 'Vamos a darlo todo por esta reforma”.

El Grupo de Expertos diseñó el proceso de reforma, en el que 52 grupos de trabajo tendrían que producir 52 documentos que delinearan cada asignatura y aspecto del nuevo plan de estudios para primaria y secundaria: desde el marco general y los métodos de enseñanza, a las 29 asignaturas y materias interdisciplinares (cuyo contenido debía repartirse entre las asignaturas propiamente dichas y entre las que se incluyó la educación cívica). En una línea similar a la de otros países europeos, el objetivo general era aumentar la alfabetización funcional de los niños y adolescentes croatas mediante formas de aprendizaje más participativas, y dando a los maestros una mayor autonomía en el aula.

Mientras que anteriores intentos de reforma habían sido liderados por las élites académicas, Boris decidió que al menos la mitad de los miembros de cada grupo de trabajo tendrían que ser maestros de escuela. El resto serían profesores e investigadores universitarios, profesionales y otros expertos según las diferentes cuestiones. A los activistas de GOOD les gustó este enfoque pero también eran escépticos. “Temíamos que los políticos se involucraran, porque vimos que esta era la primera vez que los maestros participaban en una reforma, (…) y por nuestra experiencia a los políticos no les gusta cuando tratas de cambiar cómo se hacen las cosas”, relata Daniel.

GOOD dejó que fueran los maestros quienes tomaran la iniciativa y se dedicó a vigilar el proceso de reforma desde los márgenes, una decisión pragmática relacionada con la experiencia de los activistas durante la introducción experimental de Formación Cívica. “Porque en la sociedad había grupos de presión que si veían que nosotros éramos miembros (de los grupos de trabajo) lo usarían para oponerse a la reforma. (…) Grozd, Hrast, y todo el sector (conservador)”, comenta Mario Bajkuša, del Foro por la Libertad en la Educación y, junto con Daniel y Marko, parte del núcleo que coordinaba GOOD.

Los grupos de trabajo se acercaban al final de su trabajo cuando, en noviembre de 2015, las elecciones resultaron en una mayoría parlamentaria conservadora. En enero de 2016, un día antes de que la nueva coalición conservadora fuera a asumir el Gobierno, la página web del Parlamento publicó el programa del nuevo Ejecutivo, en el que uno de los puntos era “detener inmediatamente el proceso de reforma del plan de estudios”.

Esto causó una gran indignación, el nuevo Gobierno se retractó rápidamente y el ministro de Educación aseguró en público que apoyaba la reforma. Pero para entonces ya quedaba poca confianza entre la sociedad civil y la nueva mayoría política conservadora, y el 29 de febrero, en el acto de presentación de los 52 documentos de la reforma, Boris posó cariacontecido junto a representantes del nuevo Gobierno.

Entonces empezó un periodo de revisión académica de estos documentos, mientras que miembros de los grupos de trabajo iban a viajar por toda Croacia para presentarlos y debatirlos en escuelas y en otras instituciones educativas. Y estaba previsto que el Gobierno iniciara la introducción experimental del nuevo plan de estudios en algunas escuelas en septiembre de ese mismo 2016.

Pero casi de inmediato empezaron los problemas. En marzo, el Gobierno redujo la cantidad presupuestada para la formación de los maestros en el nuevo plan de estudios, y más adelante no retiró dinero de fondos europeos que habían sido ya asignados para la introducción experimental de la reforma. Además, Boris empezó a recibir emails de miembros de los grupos de trabajo que se quejaban de que el Gobierno no les reembolsaba los gastos de los viajes para presentar el nuevo plan de estudios en las escuelas.

Mientras que maestros y otros educadores, padres y hasta la patronal recibieron favorablemente los documentos de la reforma, durante esta fase algunos académicos y grupos religiosos y conservadores de la sociedad civil se mostraron muy críticos con el nuevo plan de estudios. Y particularmente en lo que se refería a asignaturas como Historia y Literatura Croata, y a materias interdisciplinares como precisamente educación cívica y también educación sobre la salud, que incluía educación sexual.

Finalmente, en mayo de 2016 el Comité Parlamentario de Educación pidió al Gobierno que los documentos de la reforma fueran revisados para dar más peso a las disciplinas llamadas STEM (por las siglas en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), y que el Grupo de Expertos liderado por Boris admitiera diez nuevos miembros procedentes de los campos de las STEM, de Literatura Croata y de Historia. Y la introducción experimental de la reforma se daba de momento por suspendida.

Boris vio estas demandas como un intento conservador, influenciado por el partido político Hrast, de tomar el control ideológico del proceso, y el Grupo de Expertos presentó su dimisión en conjunto cuando el ministro de Educación se negó a rechazar las propuestas del comité parlamentario. “Toda la reforma fue un compromiso aunque la gente hoy no lo aprecie así. En el Grupo de Expertos éramos muy laicistas, y aun así hicimos que las tres principales comunidades religiosas tuvieran a su propia gente trabajando en el plan de estudios dentro de nuestro marco común”, argumenta Boris. “Yo estaba totalmente dispuesto a dejar espacio a diferentes puntos de vista ideológicos. (…) Pero lo que no estábamos dispuestos a aceptar, y sobre todo yo, era ningún tipo de presión política”.

Ni el entonces ministro de Educación, ni el partido político Hrast, ni el grupo de la sociedad civil Grozd han contestado a repetidos intentos de contactarles para la realización de este reportaje.

El 25 de mayo de 2016, la noticia de que el Grupo de Expertos había presentado su dimisión hizo que el núcleo de coordinación de GOOD se reuniera de urgencia en el Foro por la Libertad en la Educación. “Estábamos allí sentados y dijimos, 'Vale, tenemos que hacer algo, no podemos permitir que esto acabe así”, cuenta Marko Kovacić. Entonces la presidenta de la asociación de padres RODA les escribió un mensaje diciendo que querían organizar una protesta el 1 de junio en en el centro de Zagreb. “Y dijimos, 'Sí, nosotros también queremos hacerlo, ¡vamos a organizar una protesta!' Y la verdad es que esa era la primera vez que nos poníamos a organizar un acto de protesta”, recuerda Marko.

Ese mismo día, los maestros se sumaron a la iniciativa. “Nos pusimos en contacto con esta organizaciones (en GOOD), nos llamaron, les llamamos, ya no me acuerdo, y dijimos, 'Vale, ya hemos tenido suficiente, hay que hacer algo'”, relata por su lado Ana Tuskan, secretaria general del Sindicato de Maestros, la mayor unión sindical del país.

Solo tenían siete días hasta el 1 de junio y ninguna experiencia organizando algo así, y Marko, Mario, Daniel y sus colegas en la coordinación de GOOD acabaron trabajando cada día entre 12 y 14 horas para tratar de montar la protesta. Tenían que convencer a organizaciones y a gente de toda Croacia para que se unieran, elaborar una agenda para ese día, encargarse de todas las cuestiones de logística, decidir quién presentaría el acto en la plaza y quién hablaría sobre qué temas, gestionar la comunicación con la prensa…

Croacia no es conocida por sus grandes manifestaciones y unos minutos antes de la hora de inicio de la protesta el 1 de junio la plaza principal del centro del Zagreb estaba casi vacía. “Y entonces, en cinco minutos, que a mí me parecieron solo cinco minutos, todo el mundo empezó a aparecer por todas partes”, recuerda Ana Tuskan aún hoy emocionada.

La plaza se llenó a rebosar muy rápidamente, mucha gente llevaba la bandera de Croacia y los manifestantes se pusieron a cantar el himno nacional. “Y esto fue un momento 'guau'. Porque no era la típica escena izquierdista, sino que queríamos enviar el mensaje de que la educación es para todos, y de que nos gusta Croacia, de que amamos Croacia, y de que estábamos haciendo esto por amor a Croacia”, recuerda Marko también con emoción. Los organizadores habían sido muy estrictos para que la protesta fuera apartidista, y habían elegido el lema “¡Croacia puede hacelo mejor!”, una frase que el propio Boris Jokić había repetido durante sus últimas apariciones públicas antes de presentar su dimisión.

Al final, unas 40.000 personas tomaron el centro de Zagreb para protestar contra la interferencia política en la reforma educativa, y para exigir al Gobierno que respetara el proceso original de la reforma. Fue la segunda mayor manifestación en la historia de Zagreb, y también hubo croatas que protestaron en ciudades como Nueva York, Londres, París, Budapest y hasta en Shanghái, lo que llevó el total de manifestantes a unos 50.000. “En situaciones en las que los gobiernos no promueven el cambio, la gente sigue a los miembros de la sociedad que sí continúan peleando por ese cambio. ¿Por qué organizamos la protesta? ¿Por qué vino tantísima gente? Fue porque vieron que éramos nosotros los que realmente creíamos en reformar la educación, los que de verdad queríamos y llevábamos defendiendo durante años ese cambio”, dice Daniel.

Esos mismos días, el primer ministro se enfrentaba a una moción de censura no relacionada con la reforma educativa, y finalmente el Gobierno cayó dos semanas después de la protesta y se convocaron elecciones para el 11 de septiembre de 2016. Durante la campaña, la educación fue uno de los temas más candentes, y todos los partidos se comprometieron a continuar con la reforma del plan de estudios.

Las elecciones produjeron una coalición conservadora en el Gobierno muy similar a la anterior, con los dos mismos partidos y sólo con un cambio en las personas que los lideraban. Y 2017 empezó sin Grupo de Expertos y con el proceso original de reforma detenido y, según todos los indicios, usurpado por los partidos en el Gobierno, cuando inicialmente habían sido la sociedad civil y los maestros y otros expertos en educación quienes la estaban llevando a cabo.

Esta situación de parálisis llevó a GOOD y al movimiento “¡Croacia puede hacerlo mejor!” a convocar una nueva protesta el 1 de junio de 2017, para conmemorar el aniversario de la manifestación del año anterior y para protestar contra la aparente falta de voluntad política para continuar con la reforma planeada originalmente. Además, esta nueva manifestación acabaría en la Estación Central de Zagreb, para así enviar el mensaje de que las irresponsabilidad política estaba forzando a muchos jóvenes croatas a emigrar.

Se estima que entre 50.000 y 60.000 personas se han ido de Croacia cada año desde 2013, y el 53% de estudiantes de secundaria dicen que quieren marcharse a otro país a vivir, según un informe que publicó en junio de 2018 la Agencia para la Ciencia y la Educación Superior.

En esta ocasión no hubo tanta energía ni publicidad, y la gente de GOOD planeó una pequeña acción de protesta contando con unas 300 personas. Sin embargo, el 1 de junio de 2017, y después de que un aguacero se desvaneciera justo antes de la hora de la manifestación, otra vez de repente y de forma inesperada miles de personas aparecieron y tomaron la plaza, y Zagreb vivió su segunda protesta masiva por la educación en 12 meses, esta vez con unas 25.000 personas. Unos días más tarde, en respuesta a esta segunda manifestación, el primer ministro nombró a Blaženka Divjak nueva ministra de Educación, la quinta persona en ocupar el puesto en tres años.

Blaženka, profesora universitaria de matemáticas, había participado la semana anterior en la protesta, era una de las coautoras de la Estrategia aprobada por el Congreso al inicio de todo el proceso, y había apoyado públicamente la reforma tal y como había sido planteada en la Estrategia. Los miembros de GOOD y quienes apoyaban el proceso original de reforma esperaba que esta vez el cambio de liderazgo en el ministerio sí sirviera para relanzar y encarrilar la reforma.

En lugar de eso, Blaženka inició un nuevo proceso nacional e internacional de revisión de los documentos producidos por los grupos de trabajo, excepto en el caso de Informática, que según anunció sí se introduciría ya como asignatura obligatoria en el curso 2018-19. Más adelante, el primer ministro estableció una nueva Comisión para la Implementación de la Estrategia, con Blaženka y consigo mismo como copresidentes, mientras que hasta entonces esta comisión había sido políticamente independiente. Parecía que el proceso de reforma del plan de estudios iba a seguir en manos de los políticos acabara tomando el camino que fuera.

En febrero de 2018, Blaženka dijo que la reforma del plan de estudios, ahora bautizada como Escuela Para la Vida, empezaría a ser introducida experimentalmente en algunos colegios en septiembre de ese año. Sin embargo, esta Escuela Para la Vida iba a ignorar varios de los documentos realizados por los grupos de trabajo, entre ellos los que diseñaban el nuevo marco general de enseñanza y los relativos a las materias interdisciplinares, como educación cívica y educación sobre la salud y sexual.

Además, cuando el Gobierno presentó los presupuestos para 2018 se vio que casi todo el dinero previsto para la reforma educativa iba a servir para comprar tabletas y otras herramientas informáticas. No quedó claro cómo iba a hacer el Gobierno para pagar la formación de los maestros, o incluso en qué iban a ser formados o cómo serían las nuevas asignaturas, ya que los documentos del plan de estudios reformado estaban en el nuevo proceso de revisión nacional e internacional lanzado por el Ministerio, y más adelante podrían sufrir modificaciones.

El 3 de septiembre, cuando dio inicio el nuevo curso escolar en Croacia y ya con Informática y Escuela Para la Vida introducidas experimentalmente en algunas escuelas, aún faltaban ordenadores, tabletas y hasta libros de texto debido a fallos en los concursos públicos para su suministro, y los maestros se quejaron de la falta de formación y de material de enseñanza. Por las redes sociales circuló una imagen que mostraba a un niño con un ábaco y la leyenda de que por fin el Gobierno había conseguido ordenadores para todos los alumnos croatas.

En noviembre, el Ministerio de Educación inició otra fase de revisión pública del nuevo plan de estudios y formó nuevos grupos de trabajo con la idea de finalizar los documentos durante 2019. Además de la desaparición de la educación cívica, GOOD también criticó que el grupo sobre Historia incluía miembros procedentes de partidos políticos muy nacionalistas, lo que podría resultar en una asignatura sesgada, y que en cuanto a educación sexual el nuevo programa ignora “estereotipos e igualdad de género, temas LGBTQ, respeto a la diversidad y tolerancia hacia las minorías sexuales, y la promoción de actitudes positivas hacia la sexualidad”.

También, en diciembre GOOD analizó los presupuestos generales para 2019 y encontró que menos de un 1% del presupuesto del Ministerio de Educación iba dirigido a la reforma educativa. “E incluso en ese nivel tan básico, (el presupuesto) no está suficientemente planeado o desarrollado. Y sin una financiación adecuada, todo lo que dice el Ministerio solo son castillos en el aire y promesas sin ningún recurso financiero para llevarlas a cabo”, argumenta Daniel.

El Ministerio de Educación no ha respondido a varios mensajes con preguntas a sus representantes para este reportaje.

Sin embargo, en general la opinión pública parece satisfecha con la introducción de Informática, con las tabletas y ordenadores que en algún momento deberían llegar a las escuelas, y con la comunicación institucional que realiza el Ministerio. “Actualmente la historia es mucho más complicada y es muy difícil explicársela al público en general: qué no funciona, cuáles son los problemas; y además la ministra tiene muy buenas relaciones públicas”, lamenta Mario.

Con el tema desinflado en la calle, y aunque sentían que el Gobierno les había robado la reforma educativa, ni la gente de GOOD ni otros actores trataron de organizar una tercera protesta durante 2018. “Es muy, muy difícil continuar trabajando tan duro durante tanto tiempo cuando, en el otro lado, el Gobierno lo único que tiene que hacer es no hacer nada”, se queja Daniel. “Al final, si pasas aquí el suficiente tiempo, puedes entender por qué la gente se quema y por qué muchas personas emigran a otros países”.

Por su lado, Boris Jokić, que se define como optimista empedernido, trata de ver el lado bueno de las cosas. “El proceso de reforma cambió por completo la narrativa prevalente en este país, y eso ya es algo. (…) Los ciudadanos demostraron –y no en las elecciones sino con acciones propias– toda una serie de valores que deberían estar en la agenda de este país para el siglo XXI”, asegura. “En 2016 salimos a la calle para decir que Croacia puede hacerlo mejor. Y hoy aún pienso lo mismo: creo que este país lo va a hacer mucho mejor en el futuro, y creo que uno de los elementos será precisamente la respuesta de la gente en la calle en defensa de esta reforma”.