La organización Human Rights Watch (HRW) ha elaborado un extenso y detallado informe sobre el ataque perpetrado por los milicianos palestinos contra el sur de Israel el pasado 7 de octubre, que desencadenó la brutal ofensiva israelí contra la Franja de Gaza –en la que han fallecido más de 38.700 personas hasta el momento, incluidos más de 16.000 niños, según las autoridades locales–. Ese día de octubre, perdieron la vida 1.195 ciudadanos, de los cuales 815 eran civiles, y 251 fueron secuestrados por los asaltantes, según un recuento de la agencia de noticias AFP que la ONG ha validado.
HRW ha investigado los ataques que tuvieron lugar contra 19 kibbutzim y cinco moshavim (comunidades agrícolas israelíes), las ciudades de Sderot y Ofakim, dos festivales de música y una fiesta en la playa; ha entrevistado a más de 140 personas, incluidos 94 supervivientes y testigos directos de los ataques, y ha verificado casi 300 imágenes y vídeos de ese fatídico día para realizar el informe que ha calificado como “el más completo hasta el momento” sobre el 7 de octubre.
La ONG ha documentado que hasta ocho grupos armados participaron en el asalto que fue “organizado y planificado con mucha antelación”, con “un alto grado de planificación y organización”, según el comportamiento de los combatientes, sus armas, vehículos y vestimenta. HRW ha encontrado evidencias de la participación de cinco de ellos: las Brigadas de Al Qassam (brazo armado de Hamás), las Brigadas de Al Quds (Yihad Islámica), las Brigadas de la resistencia nacional (Frente Democrático para la Liberación de Palestina), las Brigadas del mártir Abu Ali Mustafa (Frente Popular para la Liberación de Palestina) y las Brigadas de los mártires de Al Aqsa (anteriormente vinculado al movimiento Al Fatah).
Otros dos grupos dijeron haber participado en el ataque del 7 de octubre y un octavo grupo podría haber participado. Los ocho grupos formaban parte en septiembre de 2023 de la llamada “sala de operaciones conjuntas”, que formaron las milicias de Gaza en 2018 para coordinarse entre ellas.
La pertenencia de los combatientes fue verificada por las bandas que llevaban en la cabeza y porque los vídeos en los que aparecían fueron compartidos en los canales de Telegram de sus milicias, incluso algunas grabaciones en los que reivindicaban abusos cometidos el 7 de octubre. HRW ha subrayado que las Brigadas de Al Qassam lideraron el ataque y fueron “el grupo armado más activo”: sus miembros fueron vistos en 14 sitios diferentes de los atacados y en los vídeos verificados aparecen secuestrando y matando a civiles y miembros de las fuerzas de seguridad israelíes.
De acuerdo a la investigación de la ONG de derechos humanos, los grupos armados llevaron a cabo distintas violaciones del derecho internacional humanitario el 7 de octubre, como el ataque deliberado e indiscriminado de civiles; el tratamiento cruel e inhumano; la violencia sexual y de género; el secuestro y el empleo de escudos humanos. La ONG ha denunciado que estas violaciones de la ley pueden constituir crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Por otra parte, la investigación de HRW ha desvelado que las fuerzas armadas de Israel “tardaron mucho tiempo en movilizarse porque era festivo, por el daño parcial de las comunicaciones, por la falta de preparación y por subestimar en un principio la dimensión del asalto”. Por todos estos motivos, algunas unidades intervinieron de inmediato en algunos lugares que estaban siendo atacados, pero “muchas comunidades quedaron desprotegidas durante horas”.
Algunos civiles entrevistados por HRW dijeron que se sintieron “abandonados” por las tropas y la mayoría de los testigos afirmaron que los soldados llegaron a sus localidades por la tarde o por la noche (el ataque dio comienzo de madrugada). Cuando, por fin, las fuerzas armadas intervinieron, se enfrentaron a los atacantes y pasaron horas hasta que los civiles pudieron ser evacuados; muchos no lo fueron hasta el día siguiente, el 8 de octubre.