La filial francesa de la compañía sueca Ikea ha sido multada este martes con un millón de euros por un tribunal francés por espiar a sus trabajadores, en un caso que se remonta a 2012. Además, el antiguo director general de Ikea en el país galo, Jean-Louis Baillot, ha sido condenado a dos años de prisión, aunque suspendidos, y a una multa de 50.000 euros por el Tribunal Correccional de Versalles.
Otros diez antiguos empleados o directivos de la firma han sido sentenciados a penas menores de cárcel, que también quedaron suspendidas, así como a sanciones económicas más leves, mientras que dos más fueron absueltos.
El caso se remonta a un período en el que Ikea Francia recolectó entre 2009 y 2012 datos personales de cientos de sus trabajadores “por medios fraudulentos, desleales ilícitos, de forma habitual”, señala la sentencia, a la que tuvo acceso Efe.
El asunto estalló en mayo de 2012, cuando la compañía despidió a varios responsables administrativos en Francia tras descubrir un sistema para recabar y almacenar datos y antecedentes de sus empleados.
El entonces responsable de seguridad de la empresa en Francia, Jean-François Paris, confesó poco después en la prensa que se recogían esos datos a través de varias empresas privadas, aunque aseguró que esa práctica era habitual en las filiales de otros países.
Ikea Francia ha señalado en una declaración enviada a Efe que “siempre condenó con firmeza estos hechos antiguos” y recuerda que desde 2012 se ha excusado por estos hechos y ha puesto en marcha medidas para que esas prácticas “no pudieran reproducirse”.