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Irán y Hizbulá, entre la contención y la guerra abierta tras los ataques de Israel

La imagen de Ismail Haniyeh en la fachada de un edificio de Teherán, donde fue asesinado el 31 de julio de 2024.

Francesca Cicardi

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Desde que Israel planificó y llevó a cabo el ataque contra el líder político de Hamás, Ismail Haniyeh, en la capital iraní –del que, como ocurre habitualmente con este tipo de operaciones, no ha asumido la autoría–, sabía que Irán se vería obligado a responder a ese asesinato contra un invitado que acudía a un acto institucional en Teherán y que estaba protegido por la Guardia Revolucionaria de Irán. La cuestión ahora es cómo responderá Irán y, a su vez, cómo reaccionará Israel. En esta ecuación no hay que olvidar a la milicia chií Hizbulá, que desde Líbano también ha prometido que vengará la muerte de su comandante militar en un bombardeo efectuado y reconocido por Israel contra la capital libanesa, Beirut.

Ha pasado casi una semana desde los ataques contra los dos destacados dirigentes de sendos aliados de Irán, integrantes fundamentales de su 'Eje de la Resistencia' contra Israel y Estados Unidos. Y desde Teherán han llegado amenazas, pero ninguna señal de qué opciones están barajando las autoridades políticas y militares, encabezadas por el líder supremo, Ali Jameneí, y la Guardia Revolucionaria iraní –en cuya residencia segura y aislada se alojaba Haniyeh cuando fue asesinado supuestamente con un artefacto explosivo colocado en su habitación–.

Israel está en alerta a la espera de esa respuesta que, según el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, podría tener lugar a principios de esta semana, tal y como habría dicho a sus colegas de los países del G7 en una llamada telefónica, cuyo contenido ha filtrado el medio Axios. Oficialmente, en esa conversación Blinken transmitió a sus homólogos “la necesidad de una desescalada en Medio Oriente”, según un comunicado de su Departamento. Según ha informado el analista especializado en Siria Charles Lister, milicias iraquíes proiraníes han atacado una base estadounidense en lo que supone el sexto ataque en tres semanas.

Por su parte, el periódico israelí Haaretz ha informado este lunes de que los países occidentales no creen que sea posible disuadir a Irán y un diplomático involucrado en negociaciones recientes con este país y con Hizbulá ha declarado que hay “pesimismo” entre aquellos que están intentando evitar una represalia. Varios diplomáticos han dicho a Haaretz de forma anónima que Irán está convencido de que tiene que responder porque, si no lo hiciera, dejaría la puerta abierta a que Israel cometa otros asesinatos y ataques en suelo iraní.

El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, ha dicho este lunes en rueda de prensa que Irán está adoptando “medidas serias para proteger su seguridad nacional con el objetivo de castigar al agresor, crear disuasión y defender su seguridad”, según la agencia de noticias oficial IRNA. Kananí ha vuelto a responsabilizar a Israel del asesinato de Haniyeh en Teherán el pasado miércoles de madrugada y ha asegurado que “es la fuente de la escalada” de la tensión en Oriente Medio. También ha asegurado que Irán persigue la estabilidad de la región y que ésta puede instaurarse “castigando al agresor y creando disuasión contra las acciones aventureras del régimen sionista usurpador” de Israel.

Cuándo y cómo

De momento, Teherán y sus aliados han optado por hacer esperar a los israelíes y aumentar de esta forma su sensación de incertidumbre, y la presión sobre sus líderes, según la interpretación del Centro Soufan, una entidad independiente que desarrolla investigaciones y análisis de política internacional con sede en Nueva York. “Irán y sus aliados probablemente van a evitar que Israel explote un enfrentamiento en el momento que este elija”, explica el Centro Soufan, y mientras ellos eligen el momento adecuado, pueden continuar ejerciendo una “presión sostenida” con su “estrategia de desgaste” en varios frentes –incluido el de Yemen, desde donde los rebeldes hutíes, otro integrante del 'Eje de la Resistencia', han lanzado ataques directos contra suelo israelí–.

Aparte de cuándo lanzarán su contraataque, Irán y Hizbulá tienen que decidir cómo será. En el caso de Teherán, el Centro Soufan indica que los dirigentes desean que su alcance sea mayor que el del ataque lanzado el pasado mes de abril en respuesta al bombardeo de Israel contra el consulado iraní en Damasco, en el que murieron varios miembros de la Guardia Revolucionaria. Algunos expertos plantean que Irán pueda llevar a cabo un ataque informático coordinado con el lanzamiento de misiles y drones –como los más de 300 que lanzó a mediados de abril–, detalla el centro de investigación y análisis.

En su primer ataque directo contra Israel, Irán alertó con antelación del lanzamiento de los proyectiles, que fueron interceptados en su mayoría, no sólo por las defensas aéreas israelíes sino también con la intervención de EEUU y otros países aliados. Eso evitó una escalada del conflicto en primavera, ya que el ataque no produjo daños importantes y ninguna víctima mortal, pero tampoco generó la disuasión que Irán deseaba –y prueba de ello es que Israel se ha atrevido a llevar a cabo un asesinato selectivo en el corazón de Teherán–.

Ahora Irán tendrá que encontrar una fórmula para demostrar sus capacidades militares al enemigo (y no quedar mal frente a las demás potencias regionales, como Turquía o Arabia Saudí), y al mismo tiempo, no provocar una respuesta más letal por parte de Israel. En abril, por ejemplo, Israel respondió al bombardeo iraní con un ataque limitado cerca de una instalación nuclear en el centro de Irán, que tampoco causó daños materiales destacados ni humanos.

Según el Centro Soufan, Irán podría coordinarse con Hizbulá para poner en jaque las defensas aéreas de Israel, que los expertos creen que fallarían ante un gran número de misiles, cohetes y drones lanzados desde diferentes direcciones. Aunque los bombardeos del Ejército israelí contra objetivos de Hizbulá han dañado su infraestructura militar en los pasados meses, se cree que el grupo chií aún tiene más de 150.00 proyectiles de diferente alcance y potencia.

El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, se ha reunido este lunes con los comandantes de las Fuerzas Aéreas y les ha pedido que se preparen para contraatacar: “Nuestros enemigos están considerando cuidadosamente sus pasos gracias a las capacidades demostradas por nuestros pilotos durante la guerra, sin embargo debemos prepararnos para todas las posibilidades, incluido un cambio rápido al ataque”.

Mientras, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Herzi Halevi, ha recibido al comandante del Comando Central del Ejército de EEUU (CENTCOM), Michael Erik Kurilla, que ha viajado a Israel después de que el Gobierno estadounidense haya reiterado su apoyo al Estado judío ante cualquier amenaza que provenga de Irán u otros enemigos comunes (Hizbulá y Hamás también son considerados grupos terroristas por Washington). Los militares han hecho “una evaluación conjunta de la situación sobre cuestiones estratégicas y de seguridad, así como preparativos conjuntos en la región, como parte de la respuesta a las amenazas en Medio Oriente”, han informado las FDI en un comunicado, en el que no se menciona a Irán ni a otras fuentes de esas amenazas.

Evitar una guerra con EEUU

El pasado viernes, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ordenó el envío de más aviones y buques de combate a Oriente Medio ante la “posibilidad de una escalada regional por parte de Irán y sus aliados”, tal y como anunció la portavoz del Pentágono, Sabrina Sigh, en un comunicado. Las instrucciones de Austin persiguen “mejorar la protección de las fuerzas estadounidenses, aumentar el apoyo a la defensa de Israel y garantizar que EEUU está preparado para responder a diversas contingencias”, detalló Sigh, según la Agencia EFE. Además, la portavoz señaló que, si fuera necesario, el Departamento de Defensa enviará unidades adicionales de sistemas de defensa antimisiles para que sean desplegados en tierra.

Washington espera contar con una coalición de países amigos, tanto occidentales como árabes, para repeler cualquier ataque de Irán, como ya ocurrió en abril. EEUU lleva meses participando en una guerra de baja intensidad con otros miembros del 'Eje de la Resistencia', como los hutíes de Yemen y las milicias pro-iraníes de Irak, a los que ha bombardeado en esos dos países para frenar sus ataques contra Israel y otros objetivos relacionados con este país –incluidas, las tropas estadounidenses–. Todos los integrantes de ese eje se movilizaron el pasado otoño a raíz de la ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza, que ha matado a casi 40.000 palestinos, según las autoridades locales vinculadas con Hamás.

El Centro Soufan destaca que tanto Irán como cualquiera de los integrantes del 'Eje de la Resistencia' tienen muy presente en los cálculos estratégicos que están haciendo antes de responder a Israel “el potencial de desencadenar un conflicto significativo con Estados Unidos”. En el caso de Teherán, “evitar un guerra con EEUU y un ataque de EEUU contra territorio iraní ha sido un sello distintivo de la política del líder supremo Ali Jameneí desde que ocupó el cargo en 1989”.

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