El fiscal general iraní Mohamad Yafar Montazerí ha asegurado que suprimirá la policía de la moral, fuerza que vigilaba la vestimenta de las personas y detenía sobre todo a las mujeres que no se cubrían de acuerdo con los códigos dictados por el sistema de la República Islámica.
Esa policía “no tiene nada que ver con el Poder Judicial”, según ha precisado Montazerí al hacer el anuncio en declaraciones difundidas el sábado por la noche por la agencia local iraní de noticias ISNA, en lo que los analistas consideran una cesión ante el movimiento de protesta popular que agita las calles del país desde hace tres meses.
Sin embargo, otros expertos como Borzou Daragahi, del grupo Atlantic Council, alertan de que la policía de la moral en sí no ha desaparecido. Daragahi asegura que las palabras empleadas por el fiscal general iraní son ambiguas “y podrían entenderse como el fin de la policía de la moral, pero también sugieren que es el Poder Judicial el que quiere alejarse de esta institución”. Según el asesor, “las declaraciones no equivalen a un cambio de política”.
Tras el anuncio, numerosos usuarios de Twitter han escrito mensajes dirigidos a instituciones internacionales como Naciones Unidas pidiendo que “no se dejen engañar” por el anuncio del fiscal general. “La República Islámica ha cambiado el nombre de la policía de la moral para evitar la presión de la opinión pública internacional”, dice el texto. “Las mujeres y niñas iraníes todavía están siendo detenidas, torturadas o asesinadas como Mahsa Amini por el código de vestuario. No se dejen engañar con mentiras y sigan alzando la voz por Irán”, advierte.
Montazerí ha detallado que el poder judicial continuará supervisando el comportamiento a nivel comunitario y ha subrayado que la vestimenta de las mujeres sigue siendo muy importante, sobre todo en la ciudad santa de Qom, al sur de Teherán.
“El mal hiyab [velo islámico] en el país, especialmente en la ciudad santa de Qom, es una de las principales preocupaciones del poder judicial así como de nuestra sociedad revolucionaria, pero cabe señalar que la acción judicial es el último recurso y las medidas culturales anteceden a cualquier otra”, ha justificado Montazerí en un discurso en una reunión con clérigos en Qom.
La ciudad de Qom es el centro teológico de Irán, donde están situados los principales seminarios del país y donde visitan y estudian miles de peregrinos y seminaristas de todo el mundo.
Irán vive protestas generalizadas desde el pasado 16 septiembre, tras la muerte bajo custodia policial de la joven kurda de 22 años Mahsa Amini, que había sido arrestada precisamente por la policía de la moral por llevar supuestamente mal puesto el velo islámico.
Las movilizaciones piden el fin de la República Islámica. “No se trata de protesta, esto es una revolución”, “no queremos República Islámica”, “muerte al dictador”, son algunos lemas que gritan los manifestantes en protestas callejeras o por las noches desde las ventanas de sus casas y escriben en los muros de los edificios desde el pasado mes de septiembre.
Según el Consejo de Seguridad de Irán desde el comienzo de las protestas han muerto “más de 200 personas”, pero oenegés extranjeras, como Iran Human Rights, con sede en Oslo, sitúan el número de muertos en 448 por la fuerte represión policial. Además, al menos 2.000 personas han sido acusadas de diversos delitos por su participación en las movilizaciones, de las que seis han sido condenadas a muerte.