Las dos últimas semanas de Iratxe García (Baracaldo, 1974) en Bruselas han sido muy ajetreadas. Tras las elecciones europeas y la decisión del Consejo Europeo de nominar a Ursula von der Leyen para un segundo mandato al frente de la Comisión Europea, va de un despacho a otro negociando a varias bandas. Con los populares y liberales, por un lado, para armar la mayoría que sustente al futuro ejecutivo comunitario y, con la alemana, por otro, para garantizarse que sus prioridades quedan reflejadas en el programa de los próximos cinco años. También está empujando para que los verdes se sumen a la alianza y dar así un colchón a la previsiblemente ajustada votación de Von der Leyen y una mayor estabilidad a la legislatura. Es optimista, pese a la reticencias de un Partido Popular Europeo que, en buena medida, prefiere mirar a su derecha, una línea roja para los otros dos socios.
La jefa de los socialdemócratas en la Eurocámara sostiene que Von der Leyen se ha comprometido a no tener una cooperación estructurada con el grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR, por sus siglas en inglés), del que forma parte el partido de la ultraderechista Giorgia Meloni, al que el PPE no impone el cordón sanitario. En todo caso, sostiene que lo que haga ese grupo o algunas de sus delegaciones no condicionará la posición de los socialdemócratas, que reclaman avances en la agenda verde y social de la UE.
Lleva días negociando entre bambalinas y a varias bandas. ¿Cómo van las conversaciones para el nuevo mandato en la UE?
No hay nada cerrado hasta que todo está cerrado. Son momentos de mucha negociación y de intentar hacer que cuadren las distintas perspectivas. Hay una conciencia de lo importante que es que el proceso llegue con una situación de estabilidad institucional europea. Hay una extrema derecha que, evidentemente, no ha conseguido los objetivos que tenía, pero que ha crecido. Son más necesarios que nunca la negociación y el entendimiento entre las fuerzas políticas proeuropeas para hacer frente a quienes quieren destruir el proyecto de Europa.
La noche electoral todos respiraron muy aliviados porque las tres fuerzas que conforman la mayoría siguen sumando. Pero teniendo en cuenta que el PP europeo está presionando para girar a la derecha, ¿es viable la coalición otro mandato?
Tenemos todos la exigencia y la responsabilidad de hacer que sea viable, pero hay que hacer que se amplíe. Hay otras fuerzas proeuropeas en este Parlamento que están en una disposición de poder fortalecer la alianza proeuropea. En ese sentido, estamos trabajando con otros grupos, como Los Verdes, para poder ampliar la alianza que dé mayor estabilidad tanto al Parlamento como al trabajo del Parlamento con la futura Comisión Europea.
El presidente de los populares europeos, Manfred Weber, ha subido el precio del apoyo de Los Verdes al decir que tienen que asumir el acuerdo con Mercosur o el acuerdo con Túnez, que incluso los socialdemócratas critican. ¿Es factible finalmente un acuerdo a cuatro?
Hay que ir etapa a etapa. Ahora mismo estamos en negociaciones para organizar el Parlamento Europeo y también hay negociaciones de los grupos con la candidata designada, que es Ursula von der Leyen. El Grupo Socialista está teniendo sus negociaciones bilaterales con Von der Leyen para el programa de trabajo y es una labor que está haciendo con otros grupos, también con Los Verdes. Tenemos que ver cómo evoluciona y si realmente hay acuerdo o no por parte de esa negociación. Si así fuera, sería más fácil el que luego también pudieran incorporarse a la negociación del día a día del Parlamento.
Von der Leyen se va a reunir el martes con el grupo de los Hermanos de Italia de Meloni, ECR. ¿Qué les parece?
Ella ha planteado que no se va a reunir los grupos de extrema derecha como ID [ahora Patriotas por Europa] o como este nuevo grupo [Europa de las Naciones Soberanas] y que con el resto de grupos está abierta no a cooperar, pero sí a atender las peticiones. Y también estaba abierta a participar en reuniones con otro grupo como puede ser The Letf (La Izquierda). Por lo tanto, el reunirse con los grupos forma parte de la normalidad democrática. Pero eso no tiene que significar que haya un acuerdo de cooperación entre la presidenta Von der Leyen y los grupos políticos.
Si ECR o una parte de ECR, como Hermanos de Italia, apoyan a Von der Leyen, ¿supondría sacarles a ustedes de la ecuación?
Nosotros tenemos que decidir por nosotros mismos. Nuestro grupo va a decidir nuestro apoyo o no a la presidenta de la Comisión Europea sin estar pensando en lo que van a hacer otros grupos. Lo que al Grupo Socialista le importa para poder dar el apoyo o no a la presidenta Von der Leyen es el compromiso que ella ha adquirido con una agenda en la que nosotros tenemos unas prioridades. Para nosotros hay una línea roja que es la cooperación con la extrema derecha y, en ese sentido, ella ha planteado que quiere hacer una cooperación con las fuerzas proeuropeas. A partir de ahí, el Grupo Socialista no va a condicionar su voto a lo que otros voten.
La Comisión Europea tiene posibilidad de modificar las ayudas de Estado para posibilitar que los países puedan invertir en materia de vivienda social sin que eso compute en el déficit fiscal
¿Qué le han pedido a Von der Leyen?
Un compromiso claro en cuanto a los desafíos que consideramos que tiene en estos momentos la Unión Europea. Una agenda que no dé marcha atrás en el avance de las políticas de lucha contra el cambio climático. Una agenda que no dé marcha atrás en los avances que hemos tenido en materia social, como la directiva de salarios mínimos, pero no solo que no dé marcha atrás, sino que avance. Estamos pidiendo claros compromisos en la agenda del clima, en avanzar en una economía sostenible desde el punto de vista ecológico y desde el punto de vista social. También en la política de acceso a la vivienda y en materia de defensa del estado de derecho, de defensa de las políticas de igualdad entre hombres y mujeres y, por supuesto, poner freno a cualquier tipo de intención de recortar derechos a los colectivos donde la extrema derecha ha puesto su objetivo, como las mujeres, el colectivo LGTBI o los migrantes.
Respecto a la vivienda, ¿qué competencias puede tener la Unión Europea para solucionar problemas de vivienda en Madrid o Barcelona?
Hemos planteado una estrategia europea de acceso a la vivienda. Tiene la posibilidad de marcar una estrategia general para colaborar con las autoridades nacionales y regionales. Tiene capacidad de destinar programas específicos de la política de cohesión, por ejemplo, al acceso a la vivienda social; y tiene posibilidad de modificar las ayudas de Estado para posibilitar que los países puedan invertir en materia de vivienda social sin que eso compute en el déficit fiscal. Por lo tanto, hay un margen de maniobra y consideramos que pueden hacerse iniciativas interesantes. Hemos planteado un Comisario europeo que tenga esas competencias.
Para nosotros el cordón sanitario es con todas las fuerzas políticas que están a la derecha del Partido Popular Europeo. Por lo tanto, también ECR. Pero, en la distribución de los miembros del Parlamento y de la Ley d’Hont, si el Partido Popular no se suma a nosotros en esa aplicación del cordón sanitario, pues no sale.
¿Le han pedido a Von der Leyen una cartera relacionada con la transición ecológica y la economía social para Teresa Ribera?
Son negociaciones que lleva el Gobierno de España. Estoy convencida de que España y que Teresa Ribera va a tener una cartera importante. También es lógico que la hoy candidata no avance en ese sentido hasta que no sea confirmada o no como como presidenta de la Comisión.
¿Y tendrá Italia también una cartera importante?
No tengo ni idea.
¿Le preocupa?
Me preocupan las personas que presenten los gobiernos y las carteras que tengan esas personas. Igual que me preocupa quién puede ser el comisario o comisaria de Hungría y qué cartera puede llevar.
¿Esto lo han hablado con Von der Leyen?
Ella es consciente de que este proceso tiene distintas etapas. En primer lugar, hay que elegir la Presidencia de la Comisión Europea. Pero luego este Parlamento también tiene que decir cosas en el proceso de elección del Colegio de Comisarios.
¿Cree que le dan los números?
Está trabajando en ello. Vamos a esperar. Estamos en una semana decisiva. Si sumamos los números de las tres principales familias políticas, hay un margen; pero es verdad que no es un margen muy amplio. Por eso nosotros lo que estamos planteando es que haya también negociación con otros grupos políticos proeuropeos que pueden aportar mayor estabilidad a esta Casa.
¿Alguna de sus delegaciones le ha comunicado que no la vaya a apoyar?
Nosotros nos creemos este momento de negociación. Estamos trabajando en un proceso en el que nos tomamos en serio nuestra responsabilidad de negociar y de sacar cosas adelante. Estamos a la espera de ver cómo se desarrolla la próxima semana y cómo vemos que se concretan los compromisos que ya ha podido adquirir de palabra en unas líneas estratégicas que va a ser la hoja de ruta de la Comisión Europea.
Hace diez años la entrevisté por estas fechas cuando el PSOE decidió votar ‘no’ a la candidatura de Jean Claude-Juncker. Fue una de las primeras decisiones de Pedro Sánchez como secretario general del PSOE desmarcándose del grupo a nivel europeo. Teniendo en cuenta la derechización del PPE, que critica el propio Juncker, ¿por qué ahora sí están dispuestos a pactar con Von der Leyen?
Hemos dicho desde el inicio de la campaña que somos conscientes del momento tan delicado que está viviendo la Unión Europea. La amenaza de la extrema derecha hace necesario que las fuerzas proeuropeas que han tenido alianzas tradicionales hagan posible una mayoría estable. También dijimos que eso tiene que lanzarse con un mensaje claro de línea roja con la extrema derecha. Hoy Vox está en el grupo de Patriotas por Europa con los que la presidenta Von der Leyen ha dicho claramente que no va a tener ningún tipo de contacto. En este sentido, creemos que lo que tenemos que hacer es asumir todos la responsabilidad de hacer posible que haya una mayoría proeuropea que dé estabilidad a las instituciones.
Había pensado que quizás estar en el Gobierno hace a los socialistas españoles tener, entre comillas, una posición más responsable.
Hace cinco años decidimos también apoyar a Von der Leyen y lo hicimos no solo por cuestión de estar en el Gobierno , sino porque trasladamos una serie de peticiones, de condiciones y se respondió de forma positiva. Nuestro apoyo no es un cheque en blanco. Ni siquiera ahora está garantizado el apoyo si no somos capaces de ver que esos compromisos se concretan. Hace cinco años hicimos una negociación donde pedimos una directiva de salarios mínimos, una agenda sobre el Pacto Verde, una directiva de lucha contra la violencia de género y hoy todas esas iniciativas son una realidad. Eso significa que la negociación ha servido para hacer posible que Europa avance y queremos seguir trabajando con ese ejercicio de responsabilidad.
¿Sigue siendo confiable Von der Leyen a pesar del freno a la agenda verde al final de la legislatura o de su endurecimiento respecto a la migración?
Al final es la candidata que ha presentado el Consejo con un acuerdo de las tres principales familias políticas europeas. Lo que sabemos es que hace cinco años exigimos una serie de iniciativas políticas que luego se han convertido en realidad y, por lo tanto, hoy tenemos con qué comparar.
¿El asunto de la migración lo han tratado específicamente con ella? Ha abierto la puerta al modelo Ruanda de deportación de solicitantes de asilo. ¿Es una línea roja?
Le hemos dicho que la política migratoria debe de ser trabajada desde el punto de vista de la implementación del actual Pacto de Migración y Asilo, con una garantía absoluta al respeto a los derechos humanos y que tenemos que ser capaces de poner en marcha todos esos instrumentos de solidaridad entre estados miembros, pero también solidaridad con las personas que vienen desde otros lugares del mundo en busca de oportunidades y de poder tener un proyecto de vida huyendo del hambre y de las guerras. Es importante trabajar desde la responsabilidad en una política migratoria que posibilite el trabajar para favorecer la migración legal. La Unión Europea es un continente envejecido y estamos viendo que necesitamos de muchas personas que vengan a trabajar y a convivir con nosotros.
El cordón sanitario se está aplicando a una parte de la extrema derecha, a Patriotas por Europa, también a la Europa de las Naciones Soberanas, pero no se está aplicando a ECR porque el Partido Popular mantiene sus negociaciones y Von der Leyen se va a reunir con ellos. ¿Se está blanqueando a una parte de la extrema derecha?
El cordón sanitario funciona cuando la mayoría de grupos quiere que funcione y, por lo tanto, lo aplica. Para nosotros el cordón sanitario es con todas las fuerzas políticas que están a la derecha del Partido Popular Europeo. Por lo tanto, también ECR. Pero, en la distribución de los miembros del Parlamento y de la Ley d’Hont, si el Partido Popular no se suma a nosotros en esa aplicación del cordón sanitario, pues no sale. Lo que me preocupa y me ocupa es que la Comisión Europea sea claramente una Comisión comprometida con los valores proeuropeos y deje claras las líneas rojas a la extrema derecha. Luego, evidentemente, tenemos que convivir en esta institución todos los diputados que hemos salido elegidos por la ciudadanía.
¿Qué le parece que Vox se haya pasado de ECR al grupo de Le Pen y Salvini?
No es ninguna sorpresa. Vox es de extrema derecha hoy, lo era antes de ayer, antes de irse de ECR y lo va a seguir siendo.
¿Ese movimiento les aísla más? Al final Von der Leyen sí va a sentarse con ECR…
El Partido Popular tiene que darle una pensada, porque el Partido Popular Europeo está planteando un cordón sanitario al grupo político donde está Vox. Cosa que en España no está haciendo. [Esta entrevista se realizó antes de la ruptura de los gobiernos autónomicos por parte de Vox].
En clave nacional, ¿ha hablado con la presidenta de la Eurocámara, Roberta Metsola, sobre el escaño de Toni Comín?
No he hablado con ella de este asunto.
¿Qué le parece que se quede vacante? El presidente Sassoli hizo otra interpretación…
Hay unas interpretaciones de los servicios jurídicos de esta casa que yo tengo que respetar. También hay procedimientos jurídicos a los que se puede apelar. Y la justicia europea dirá cuál es la situación.