La conversación telefónica dura menos de 10 minutos, pero se interrumpe cuatro veces por el sonido perfecto de las explosiones. “¿Lo escuchas?”, pregunta en cada una de ellas Raji Sourani, activista por los derechos humanos nacido en Gaza. La última golpea especialmente cerca y deja unos segundos de silencio. “Esto son cinco bombas a la vez, son las GBU, estadounidenses. Ya las puedo diferenciar”, dice tras recuperar la palabra. Pasan unos minutos. “Huele toda la casa a explosivo. Me estoy sofocando”, dice el hombre de 70 años.
Israel ha afirmado este lunes que lucha contra “animales” y que actuará en consecuencia. Sourani y los más de dos millones de gazatíes ya sufren las consecuencias. “No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, ni agua. Todo está cerrado”, advertía el ministro de Defensa, Yoav Gallant, en el tercer día de guerra. “No pueden esperar que demos agua y electricidad al enemigo”, ha señalado un portavoz militar justificando el asedio. “El nivel de crítica a Israel no es justo. Hamás ha sido quien ha abierto las compuertas del infierno en Gaza”.
En 2020, el relator especial de la ONU para Palestina ya denunció que el bloqueo de Gaza representa un castigo colectivo, que a su vez constituye un crimen de guerra. “Aunque la justificación de Israel para imponer el bloqueo a Gaza es contener a Hamás y garantizar la seguridad de Israel, el impacto real ha sido la destrucción de la economía de Gaza, causando un sufrimiento inconmensurable a sus dos millones de habitantes”, denunciaba el relator en su informe.
Entre el sábado y el lunes por la mañana, Israel bombardeó 1.200 objetivos en Gaza. “Hoy hemos doblado esa cifra”, ha señalado el Ejército, que ha descargado toneladas de explosivos sobre la Franja. Con el bloqueo total y el aumento exponencial de los ataques, la guerra entra en una nueva fase después de que Israel haya asegurado que ha recuperado prácticamente todo el control de las poblaciones asaltadas por Hamás en una incursión sin precedentes que ha dejado más de 900 israelíes muertos, la inmensa mayoría civiles, y más de 100 rehenes. El Ejército israelí asegura haber contado 1.500 cuerpos de militantes de Hamás muertos en Israel tras el ataque del grupo armado palestino.
“Esto es un crimen contra más de dos millones de civiles”, dice el director y fundador del Centro Palestino de Derechos Humanos. “He vivido todas las guerras aquí, pero nada se compara con esto. Es como el infierno”. Justo antes de la primera explosión, Sourani decía que podía sentir las bombas desde su casa, que tiembla con el colapso de los edificios cercanos y denunciaba ataques contra casas de familias civiles.
“Eso no tiene sentido. Atacamos objetivos militares de Hamás”, ha señalado un portavoz del ejército israelí. “Hemos dicho a todos los civiles en diferentes puntos en Gaza que salgan de ahí porque están siendo utilizados como escudos humanos. No buscamos matar a civiles”. Médicos Sin Fronteras ha denunciado que algunos de sus colaboradores han visto sus casas destruidas.
“Claro que estoy en casa. No tengo ningún sitio al que ir. No hay sitio seguro en Gaza. No hay refugio”. “Tu casa es un número de lotería”, concluye. Según el Ministerio de Sanidad de Gaza hay más de 830 palestinos muertos. “Incluso Netanyahu pide a la gente que salgamos de aquí, pero ¿dónde vamos a ir? ¡Dónde!”, se pregunta enfadado Sourani.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha advertido este lunes que esto “solo acaba de empezar” y ha prometido que la operación “cambiará Oriente Próximo” para siempre. La incursión terrestre de fuerzas israelíes en Gaza cada vez parece más probable en lo que sería una nueva fase del conflicto. “Tenemos que entrar”, le dijo el domingo el líder israelí a su homólogo estadounidense, según varias fuentes conocedoras citadas por Axios. Sourani está seguro de que ese momento llegará más pronto que tarde, “pero lo pagarán duro. No va a ser divertido”.
Fuentes del Gobierno de EEUU han señalado al Washington Post que esperan el asalto terrestre en las próximas 24-48 horas. La última operación de este tipo en Gaza fue en 2014 tras el secuestro y asesinato de tres jóvenes israelíes en Cisjordania. Israel ha movilizado más de 300.000 reservistas, una cifra nunca alcanzada en un periodo de tiempo tan corto.
En este sentido, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, ha eliminado un tuit en el que apoyaba un alto el fuego mediado por Turquía y que ha sido sustituido por otros con un lenguaje muy diferente: “Israel tiene el derecho a defenderse, rescatar a los rehenes y proteger a sus ciudadanos”. Por otro lado, en una decisión polémica y criticada por España, la UE ha decidido revisar su ayuda multimillonaria a los palestinos pese a que esa asistencia no iba dirigida a Hamás, considerada organización terrorista.
Hamás, que tiene más de 100 rehenes israelíes desde el sábado, la mayoría civiles, ha amenazado con ejecutar a uno por cada bombardeo israelí sin previo aviso. Mientras tanto, los mediadores cataríes están trabajando con Israel y el grupo armado palestino para un intercambio de prisioneros.
También ha aumentado la tensión en la frontera norte con Líbano, donde se han producido varios incidentes a lo largo del día. Israel teme que el grupo armado Hizbulá, rearmado en los últimos años, abra un nuevo frente. El Ejército israelí ha anunciado que helicópteros de combate han atacado territorio libanés y que las fuerzas armadas han matado a dos atacantes que habían entrado a Israel desde el país vecino. Hizbulá ha lanzado varios cohetes como respuesta a la muerte de algunos de sus combatientes y las autoridades israelíes han ordenado a los residentes de 28 municipios cercanos a la frontera permanecer en los refugios antimisiles.
Los ecos de guerra también han llegado hasta barrios cercanos a Jerusalén, donde Hamás ha disparado varios cohetes hiriendo a siete personas, según medios locales.
Las autoridades israelíes, que habían calificado el ataque de Hamás como su propio 11 de septiembre, lo han comparado este lunes con el holocausto. “En mi mente, no hemos visto tantos judíos asesinados en un solo día desde el holocausto”, ha señalado el presidente, Isaac Herzog.
Sourani, que condena el ataque de Hamás, asegura que responde a la rabia de unos jóvenes “que no tienen ninguna esperanza en el futuro” y muestra una resignación absoluta ante el devenir de los acontecimientos. “Es nuestro destino y tenemos que enfrentarlo. Seguiremos adelante y estaremos aquí para siempre, como las mismas rocas del valle”.