El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha lanzado su prometida “venganza poderosa” sobre la Franja de Gaza al tiempo que intenta recuperar el control en el sur del país casi 48 horas después del duro ataque de Hamás y mientras aumentan los temores de un posible nuevo frente en el norte con Hizbulá en la frontera con Líbano. “Este es nuestro 11 de septiembre”, decía el portavoz del Ejército israelí en referencia al ataque sufrido por EEUU en 2001 y que supuso el inicio de la 'guerra contra el terror'. Más de 1.100 personas han fallecido e Israel afirma haber golpeado más de 800 objetivos en Gaza descargando toneladas de explosivos desde el cielo.
A la lluvia de misiles, corte de suministros y ataques aéreos sobre la Franja se suma la posibilidad de una operación terrestre israelí. “Ahora mismo no se pueden utilizar ambulancias porque están siendo atacadas por la aviación”, explica Darwin Díaz, coordinador de Médicos Sin Fronteras en Gaza. “Los hospitales están abarrotados de heridos, faltan medicamentos y material médico y escasea el combustible para los generadores”, añade.
“La respuesta va a ser devastadora y la ofensiva por tierra es muy probable”, dice a elDiario.es Ignacio Álvarez-Ossorio, catedrático de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Complutense. Yonah Jeremy Bob, analista militar para el Jerusalem Post, afirmaba: “Va a haber un segundo acto y es una invasión de Gaza. En uno o dos días, Israel tendrá una fuerza masiva capaz de abrumar a Hamás”.
“Volver a ocupar Gaza no tiene sentido en términos de los costes militares que supondría. Las autoridades de Israel dicen recurrentemente que van a acabar con Hamás, pero el grupo cada vez tiene más peso y más respaldo popular”, dice Álvarez-Ossorio. Israel se retiró de Gaza tras la firma de los Acuerdos de Oslo en 1993, pero la región está sometida por completo a un bloqueo terrestre, aéreo y marítimo desde 2007 tras la victoria electoral de Hamás.
“Estamos luchando contra animales humanos y actuamos en consecuencia”, ha afirmado el ministro de Defensa israelí para justificar el bloqueo total de la Franja de Gaza, que puede ser considerada un crimen de guerra por castigo colectivo, según organizaciones de derechos humanos
Además, las fuerzas armadas aún no han tomado el control de todos los puntos abiertos por los militantes de Hamás para penetrar en Israel y aún quedan atacantes en su territorio. Las autoridades han anunciado el domingo la evacuación de todos los civiles de varias poblaciones cercanas a la frontera con Gaza en un plazo de 24 horas.
“También miramos hacia el norte, donde ha habido cierta inquietud esta mañana”, afirmaba el domingo el portavoz del Ejército. “Espero que Hizbulá e Irán no cometan el error de sumarse”. Fuerzas de la milicia Hizbulá han lanzado dos cohetes desde el Líbano e Israel ha respondido con fuego de artillería.
“Netanyahu debe saber que esta batalla no es solo una batalla de la gente de Gaza y Cisjordania, sino que la responsabilidad de todo nuestro pueblo en la nación islámica y árabe exige no ser neutral. Y nosotros no los somos”, ha señalado Hashem Safi Al Din, director del Consejo Ejecutivo de la milicia libanesa, considerada –como Hamás– grupo terrorista. “La resistencia ha enviado un saludo esta mañana a la resistencia palestina y decimos que este mensaje debe ser considerado con cuidado por los israelíes”.
Álvarez-Ossorio asegura que no le extrañaría nada que Hizbulá se sumase de alguna manera a la guerra actual. “Ese es el principal temor de Israel, porque saben que Hizbulá se ha rearmado y cuenta con tecnología de la que no disponía en la guerra de 2008. Por eso están enviando buena parte de sus fuerzas hacia el norte de Israel, para tratar de disuadirles de que abran otro frente. Pero si la cosa se pone fea, que se va a poner, no dudarán en involucrarse”.
“Primero combatimos y después investigamos”
El éxito de la operación de Hamás plantea serias dudas sobre el papel de las autoridades y de los servicios de inteligencia de Israel. “Hay preguntas duras que hacer y se necesita una investigación en profundidad. Los israelíes se merecen respuestas y es nuestra responsabilidad darlas”, ha afirmado el portavoz del Ejército, Daniel Hagari. “Actualmente estamos en plena guerra. Las fuerzas armadas están dedicadas por completo a atacar y derrotar al enemigo. Primero combatiremos y después investigaremos”.
Por primera vez, el Gobierno ha reconocido que hay más de 100 rehenes israelíes civiles y militares en Gaza, lo que complica enormemente una operación de rescate. Otros muchos no han sido contabilizados, pero permanecen desaparecidos. “Exigimos respuestas”, ha afirmado una mujer cuyas dos hijas han sido secuestradas en una rueda de prensa de familiares de víctimas. “Han pasado casi 48 horas y algunas familias no sabemos nada”
Saleh al-Arouri, número dos del brazo político de Hamás, ha declarado en Al Jazeera que el número de rehenes israelíes es suficiente para liberar a todos los presos palestinos en cárceles de Israel: “Lo que tenemos en nuestras manos liberará a todos nuestros presos”. Según la ONG palestina Addameer, actualmente hay 5.200 palestinos en Israel –entre ellos 170 menores–.
Para entender el alcance de las cifras, el último intercambio de prisioneros entre ambas partes se realizó en 2011, cuando Israel liberó a 1.027 presos palestinos a cambio de un solo soldado secuestrado en una incursión de Hamás en 2006 y que se convirtió en el primer soldado israelí liberado con vida en 26 años.
“Ni Israel ni nadie creía que Hamás podría hacer algo así. De hecho el grupo había intentado evitar que Yihad Islámica golpease objetivos israelíes por miedo a represalias”, dice Álvarez-Ossorio. “Pero también estamos ante el Gobierno israelí más radical, lo cual no es poco. Ha habido una escalada de asesinatos de palestinos con total impunidad. Eso lo ven los palestinos a diario, pero aquí en Occidente no lo vemos. Uno o dos muertos al día importan poco a la prensa, pero llevamos así año y medio. Eso está muy presente en el subconsciente palestino aunque aquí no lo veamos”.
La ONG Breaking the Silence, formada por antiguos miembros de las fuerzas armadas israelíes, ha denunciado la política israelí como la principal causante de las sucesivas guerras de los últimos años en la región. “Los gobiernos insisten en ronda tras ronda de violencia como si eso fuese a marcar la diferencia. Hablan de seguridad y disuasión, pero son palabras clave para bombardear la Franja de Gaza hasta hacerla papilla justificándolo como ataques a terroristas, pero siempre con gran número de bajas civiles. Entre esas rondas de violencia, le hacemos la vida imposible a los gazatíes y después nos sorprendemos cuando todo estalla”.
“La pregunta que se hacen todos los israelíes es dónde estaban el sábado los soldados y la verdad es que estaban 'ocupados' en Cisjordania. Enviamos soldados a asegurar incursiones de colonos en la ciudad palestina de Nablus, a perseguir a niños palestinos en Hebrón, a proteger a colonos mientras hacen pogromos...”, señalan los exsoldados. “Nuestro país decidió hace décadas que está dispuesto a renunciar a la seguridad de sus ciudadanos en nuestros pueblos y ciudades en favor de mantener el control sobre una población civil ocupada de millones de personas y todo en aras de una agenda colonial mesiánica”.
“El momento elegido no puede ser peor”
El secretario de Estado de EEUU ha señalado que el ataque puede tener el objetivo de romper la que parecía una inminente normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, en línea con los tratados firmados por Tel Aviv con otros países árabes como Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Bahréin y que en ocasiones se han vendido como pasos hacia la paz con Palestina, que siempre estaba excluida de estos tratados. Pensado o no, “el timing del ataque no puede ser peor tanto para Israel como para Arabia Saudí”, sostiene Álvarez-Ossorio.
“El objetivo de esta estrategia israelí es que todos los países del Golfo, ricos y poderosos, olviden la cuestión palestina y la sacrifiquen esperando que caiga en el olvido al perder alianzas internacionales”, dice el experto. “Pero que los palestinos no se resistan, sin embargo, parece muy difícil y esto lo demuestra. Además, deja en evidencia todo lo que dijeron Emiratos y Bahréin de que esto iba a mejorar la situación de los palestinos y que llevaría a acuerdos parciales. Era una mentira”, añade.
En este sentido, la ONG Breaking the Silence señala: “Hablamos de normalización con EAU y ahora con Arabia Saudí esperando que el mundo no mire a la prisión a cielo abierto que hemos construido en nuestro jardín trasero. ”Aparte de la insondable violación de los derechos humanos, hemos creado un enorme lastre de seguridad para nuestros propios ciudadanos [...] La idea de que podemos 'gestionar el conflicto' sin tener que resolverlo se cae delante de nuestras narices. Hasta ahora se sostenía porque solo unos pocos se atrevían a cuestionarlo. Estos terribles acontecimientos podrían y deberían cambiarlo“.