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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Italia continúa soñando con su pasado económico

Manuel Tori

Roma —

Italia y España han circulado por caminos paralelos desde el inicio de la crisis económica. La noticia de que la prima de riesgo italiana ha superado a la española esta semana ha dado lugar, sobre todo en España, a varios análisis y a una pregunta: ¿se está quedando atrás Italia en lo que los gobiernos quieren pensar que es el inicio de la recuperación?

Los datos publicados estos últimos días por el Gobierno italiano apuntan que su economía sigue sufriendo la contracción del Producto Interior Bruto. La razón concreta más citada es una ligera bajada en las exportaciones, consecuencia de la moderación de la demanda mundial, circunstancia que no ha afectado a España.

El contexto económico italiano es el siguiente: 12% de tasa de desempleo, déficit del 3% y una deuda del 127% del PIB. Los datos de España son los siguientes: 26% de tasa de desempleo, con un déficit previsto para 2013 del 4,5% y una deuda del 92%. La prima de riesgo es idéntica, lo cual significa que conceder dinero a Italia o España sale igual de rentable a quien lo presta.

“No es verdad que Italia esté mucho mejor que España”, apunta el economista Benedetto Molinari, de la Universidad La Sapienza de Roma. Aporta argumentaciones con perspectivas históricas: “A principios del siglo XX eran dos economías parecidas. Pero luego Italia consiguió industrializarse más rápidamente y experimentó una gran expansión tras la posguerra, lo cual fue un motivo de admiración desde España. Incluso décadas más tarde, mientras Roma disfrutaba del boom económico en los ochenta, Madrid superaba la economía de la dictadura”, recuerda el docente. “Los españoles siguen convencidos de que Italia está siempre por delante económicamente, pero hace años que esto es totalmente incierto”.

Italia es un país donde históricamente las empresas miran hacia el exterior, para luego invertir y aprovechar la cultura de consumo del italiano medio y obtener beneficios en una anquilosada economía interna.

Son las pymes los pilares de la economía, aunque también los grandes grupos consolidan la imagen industrial de Italia a nivel internacional en el sector de la alimentación, comunicación, automoción, moda y turismo.

Si las exportaciones han sido el punto fuerte de la economía transalpina, ahora está siendo un factor de debilidad. Más allá de toda política de ajuste con origen en Bruselas, es la bajada generalizada de la demanda mundial el factor más importante que está evitando que la recuperación de la economía italiana sea más rápida.

Antes y después de la crisis

La clave para entender hasta qué punto la economía italiana es tan diferente a la española es ver cómo estaban antes y después de la crisis. En 2007, si España llevaba años creciendo alrededor del 3,5% del PIB y por encima de la media europea, Italia sí estaba más cerca de esa media con un crecimiento anual cercano al 1,5% del PIB. El panorama en 2013: decrecimiento de -1,4% y -2% del PIB, respectivamente. De estos datos se deduce que entonces Italia crecía menos que España, pero ahora también se ve menos hundida tras el comienzo de la crisis.

“Al vivir en Italia tienes la sensación de que no hay crisis o por lo menos no tan fuerte en la calle”, comenta Mónica Rodríguez, abogada española residente en Roma. Este comentario incierto en términos económicos, en realidad pone en evidencia de forma indirecta cómo habla España de la crisis. “En la prensa española el paro y la crisis están presentes diariamente. Esto influye negativamente en la opinión pública para salir de la recesión”, afirma Marco G., empresario italiano de 38 años que hace tres vivía en Oviedo.

La economía italiana parece un conjunto de contradicciones. Internacionalmente competitiva, pero inmovilista internamente. Los recortes son menos fuertes que en España, y los funcionarios del Congreso cobran 120.000 euros brutos anuales. Se elimina el IBI para la primera vivienda, pero para recuperarlo en 2014 se activará una tasa de servicios que fusionará el impuesto sobre los inmuebles, la tasa de la basura –triplicada y que en 2013 ronda ya los 150 euros de media– y el agua.

Mientras estos días la andadura del Gobierno de amplia coalición de Letta depende del futuro judicial de Berlusconi, es fácil pensar que las subidas de la prima de riesgo están relacionadas con la inestabilidad política transalpina.

La importancia de una visión contextualizada es clave, según José Manuel Cansino, catedrático de Economía de la Energía y del Medioambiente, actualmente en la Universidad de Lund, Suecia: “Ninguna cuestión económica importante se explica mediante un único factor y mucho menos si es político”.

Si las compañías italianas tuvieran que depender de la actuación de los gobiernos, las empresas no serían tan capaces de operar. Las empresas sin embargo siguen siendo competitivas, especialmente en el norte. Cansino aclara: “A pesar de que la política italiana tiene una presencia mediática muy llamativa, su injerencia en la regulación económica es bastante menor. La economía y la política van por dos caminos diferentes”.