Conocido como el padre de las encuestas en Palestina, la voz de Jalil Shikaki (Gaza, 1953) suele ser escuchada tanto por palestinos como por israelíes en todo lo relacionado con gobernanza y construcción de paz o la transición a la democracia de las sociedades árabes. Catedrático de Ciencias Políticas desde 2005, Shikaki se doctoró por la Universidad de Columbia en Nueva York y ha dado clase en universidades estadounidenses y palestinas, entre ellas la de Al Najah, en Nablus.
En sus casi de 30 años de carrera como experto en demoscopia, este gazatí ha dirigido la elaboración de cientos de encuestas entre palestinos de Cisjordania y la Franja de Gaza. Desde 2000, también ha codirigido varias docenas entre israelíes. Su último trabajo realizado para el Centro palestino para la Investigación de Políticas y Encuestas, con sede en Ramala, arroja conclusiones imprescindibles para entender el estado de la opinión pública palestina a nueve meses del inicio de su peor y más mortífera guerra, que ya ha dejado más de 38.000 muertos y cerca de 90.000 heridos.
Desde el 7 de octubre han realizado tres sondeos en Gaza y Cisjordania. Sus datos han causado revuelo porque señalan que mientras el apoyo a Hamás se ha mantenido en el primer territorio, se ha disparado en el segundo. ¿Cómo lo explica?
No entiendo la sorpresa. Hablamos de la quinta guerra en Gaza desde que en 2007 Hamás se hiciera con el poder en la Franja. En todos los casos el apoyo se disparó significativamente durante el tiempo en que duró la guerra. Entre seis y nueve meses después del 7 de octubre, el apoyo a Hamás ha seguido siendo muy alto y sabemos que se necesita esa misma cantidad de tiempo para que vuelva a donde estaba antes, es decir, a ese 38% en Gaza y a un 12% en Cisjordania. Es lo que está sucediendo también esta vez. No hay nada sorprendente. Lo que llama la atención es el aumento de la popularidad de Hamás en Cisjordania, que se ha disparado entre tres y cuatro veces, mientras que el apoyo en Gaza hoy es casi idéntico al de antes del 7 de octubre, que ya era uno de los más bajos desde 2007. Los datos de antes de la guerra son el verdadero termómetro para saber el apoyo real que tiene en la sociedad palestina.
¿Necesitaba Hamás lanzar un ataque contra Israel?
Meses antes del ataque había manifestaciones dentro de la Franja de Gaza que reclamaban mejorar las condiciones de calidad de vida en el territorio. Las críticas estaban aumentando. Ese 38% de apoyo que te comentaba proviene de islamistas que ven a Hamás como representante de su sistema de valores, sobre todo en lo relacionado a la religiosidad, al papel de la religión en la esfera pública y en ellos mismos. El resto, que son la mayoría de los palestinos de Gaza y de Cisjordania hoy no les apoya, aunque su popularidad tiende a crecer en tiempos de guerra.
Los resultados de su encuesta muestran un descontento masivo con Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP): 94% en Cisjordania y 83% en Gaza…
No hay duda de que en Cisjordania la gente siente que la ANP, y en concreto Fatah, no está haciendo lo suficiente por Gaza y esto les disgusta enormemente. Por eso el apoyo a Abbas es la mitad de lo que era antes, lo que explica el aumento tan significativo de la popularidad de Hamás. Sin embargo, este apoyo no significa que compartan sus valores. Quienes sí lo hacen son una minoría que, actualmente, no supera el 25%; antes de la guerra era un 12%. Esto nos indica que incluso entre quienes ahora le apoyan, Hamás no era visto positivamente, lo que puede deberse al descontento creciente que había antes de octubre.
Si tu ves a Hamás como una organización religiosa y un partido político disciplinado, negarás que sus hombres hayan podido violar o matar a mujeres y niños, a pesar de la enorme cantidad de pruebas. Para los israelíes es lo mismo.
Según otros datos del sondeo, el 90% de los palestinos dice que no vio vídeos de los actos cometidos por Hamás contra civiles israelíes y un 88% piensa que no cometió atrocidades…
Hay dos factores. El primero tiene que ver con el acceso a la información en época de guerra. La tendencia dice que si nos afecta directamente tendemos a buscar las fuentes en las que más confiamos, y esa fuente en Cisjordania y Gaza tiende a ser Al Jazeera. Su canal árabe no ha mostrado ninguno de los vídeos [del 7 de octubre] que la mayoría de la gente sí que ha visto en otras cadenas o en las redes sociales. En Cisjordania tampoco se ve a Hamás cometiendo atrocidades. Como dato le diré que en el último sondeo también encontramos que entre aquellos de Gaza que sí habían visto las imágenes la respuesta fue distinta a la de aquellos que dijeron que no. De los primeros, el 44% afirmó que Hamás sí había cometido atrocidades mientras que entre quienes no vieron los vídeos solo el 3% aseguró que no. Es decir, la creencia de que Hamás sí cometió atrocidades es 15 veces más alta entre quienes vieron vídeos de lo sucedido.
El segundo factor es la negación. Si tu ves a Hamás como una organización religiosa y un partido político que es disciplinado y que está comprometido con valores humanitarios que no permitirían tal cosa, negarás que sus hombres hayan podido violar o matar a mujeres y niños, a pesar de la enorme cantidad de pruebas. Para los israelíes es lo mismo. Si piensan que su ejército es un ejército criminal eso confrontará su idea de que es uno de los más morales del mundo. Por eso no quieren cambiar de un sistema de creencias a otro sobre algo que es fundamental en su escala de valores. En definitiva, nos protegemos siguiendo aquello que es cercano a nosotros y no solemos buscar noticias que contradigan lo que esperamos escuchar. Esto se aplica a palestinos e israelíes.
Y a otros conflictos. En Europa lo estamos viendo con la guerra entre Ucrania y Rusia…
Es lo que hacemos los seres humanos en tiempos de guerra. Buscamos comodidad, tranquilidad, acudimos a fuentes donde no tenemos que escuchar malas noticias y donde confiamos en lo que nos cuentan. Por eso, tras el comienzo de la guerra el porcentaje de gente que ahora ve Al Jazeera casi se ha duplicado. Ven eso y nada más. Por supuesto no verán las cadenas israelíes para informarse, como los israelíes tampoco verán las palestinas, así que unos y otros no tienen fuentes de información que contradigan sus creencias. Esas cadenas tampoco les mostrarán noticias preocupantes pese a que estén ocurriendo, lo que mantiene su ignorancia sobre lo que realmente está pasando.
Por último, está la cuestión de la guerra psicológica, el hecho de pensar que la información que recibimos es así “por nuestro propio bien”, dado que el enemigo puede intentar manipular las noticias si seguimos a otras cadenas. Por eso las autoridades israelíes impiden a los medios expresar ciertas opiniones sobre los rehenes, por ejemplo, las que presenta Hamás. ¿Por qué? Porque para ellos es propaganda. Lo mismo se aplica a la otra parte.
Preferimos vivir en la ignorancia…
Así es, pero pasa solo durante las guerras. Una vez que terminan es momento de ajustar cuentas. La gente ya no necesita mirarse el ombligo y empiezan a abrirse a otras fuentes de información, comienzan a hacerse preguntas y se interesan más por la política, se cuestionan a los dirigentes en los que confiaban. En Israel, ese proceso ya estaba ocurriendo antes, ya sea por el asunto de los rehenes como por el odio a su primer ministro, quien ahora es más cuestionado y odiado. Sin embargo, eso no está ayudando mucho a los palestinos. En su caso, el ajuste de cuentas llegará, pero no mientras haya guerra, como ya se vio en rondas anteriores.
En su encuesta una de las preguntas versa sobre la solución de los dos Estados. Como experto que es en gobernanza y construcción de paz ¿cree que aún es posible?
Ya estamos de facto en la realidad de un solo Estado, no de iure, pero sí de facto, lo que la convierte en reversible. Es posible restaurar la idea de los dos Estados si hay una verdadera determinación por parte de los actores involucrados y si, con ellos, también trabaja la comunidad internacional. Sin embargo, el coste de revertirla cada día que pasa es más prohibitivo, pero eso no lo hace imposible. Tampoco significa necesariamente que la solución de dos Estados esté muerta. De momento lo primero es llegar a un alto el fuego que ponga fin a la guerra, a la presencia israelí en Gaza y que ello conduzca a una reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos en línea con una solución de dos Estados. También debe volver la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza. Después habría que establecer un gobierno de unidad nacional formado por tecnócratas y, finalmente, convocar elecciones. Ésta es, en mi opinión, es la estrategia más eficaz a largo plazo para sacarnos del conflicto.
El conflicto amenaza ahora con extenderse a todo Oriente Medio…
No hay duda de que el 7 de octubre desestabilizó la región y creó riesgos mucho mayores incluida una guerra regional que arrastre no sólo al Líbano, Siria, Cisjordania y Gaza; sino también a Irán o incluso al resto del Golfo: Irak, Yemen y Arabia Saudí. Esta preocupación está empujando al mundo a intentar estabilizar la situación, pero requiere del consentimiento de Israel, que se está resistiendo y lo hace a pesar de tener en contra a la opinión pública global. Por ejemplo, países que normalmente le apoyaban se están rebelando contra él. Incluso en Estados Unidos el apoyo está disminuyendo, particularmente entre los jóvenes. Lo hemos visto en los campus universitarios. Cada vez más gente cree que Israel está cometiendo atrocidades, genocidio o limpieza étnica y le será extremadamente difícil revertir estas percepciones. En cuanto a eso, no hay duda de que hoy estamos en una situación mejor en cuanto a la búsqueda de una solución al conflicto. Sin embargo, no es probable que eso suceda sin un cambio real en Israel, así como en el liderazgo palestino.
¿Cree que el apoyo incondicional del presidente de EEUU Joe Biden a Israel le hará perder los próximas elecciones en Estados Unidos?
Si se celebraran hoy le diría que sí, que sus opciones de perderlas son más altas. Biden va a tener dificultades en ganarse los votos de los árabes y de los jóvenes que hoy son propalestinos y eso se lo va a poner extremadamente difícil. Algunos de los estados divididos –esos tres o cuatro que sí ganó en las últimas elecciones– podrían no apoyarle esta vez. Es demasiado pronto para saberlo porque desconocemos cómo terminará esta guerra o si aún continuará cuando se celebren las elecciones. ¿En qué medida la administración de Biden logrará de ahora en adelante distanciarse de Israel y de su comportamiento? No lo sabemos, pero, ahora mismo, diría que las perspectivas de Trump son mucho mejores que antes del 7 de octubre.