La profesora Janina Dill lleva décadas dedicada al estudio de la aplicación de la ley y los códigos éticos en conflictos armados para evitarlos o conseguir que los responsables de crímenes de guerra rindan cuentas ante la justicia. Entiende la decepción actual por las atrocidades en Gaza y en Ucrania, pero cree que el camino recorrido por la legislación internacional es largo y es el único posible.
Dill dirige el Instituto de Ética, Ley y Conflicto Armado de la Universidad de Oxford, donde también es profesora de la Escuela de Gobierno. Pasará este verano en Berlín para trabajar en un proyecto sobre cómo aplicar mejor las leyes existentes para proteger a los civiles y cómo influir en los que toman las decisiones. Su otra gran especialidad es la disuasión nuclear.
Empezamos la conversación hablando del nombre del instituto en Oxford, que combina ética y guerra, algo que puede parecer contradictorio. Jill explica que se trata de rebatir la postura del “realismo de la guerra” que sugiere que no se pueden hacer razonamientos morales en un campo de batalla. La profesora recuerda que cuando el ser humano utiliza la violencia, ya sea de forma individual o colectiva, suele buscar una justificación moral para sus acciones, aunque “se equivoque la mayor parte del tiempo” y las guerras sean “catástrofes morales”.
Éste es el resto de la conversación con elDiario.es, editada por longitud y claridad.
¿Cómo usa Israel esos argumentos morales?
Quienes hablan en nombre de Israel hoy presentan un argumento moral. No hay nadie que diga “lo que estamos haciendo puede que no esté justificado, pero no nos importa”. Todo está expresado en términos morales: la defensa de los israelíes contra el próximo 7 de octubre. Algunos de estos argumentos tienen sentido. Una comunidad que afronta una amenaza muy significativa de terrorismo tiene justificación para protegerse y evitar que eso vuelva a suceder. Pero también hay muchos argumentos morales que son profundamente defectuosos: la razón principal es que no existe el compromiso subyacente de valorar toda la vida humana por igual. Un problema moral es que Israel se está defendiendo de una manera que causa un daño desproporcionado a los inocentes palestinos. La autodefensa está moralmente injustificada si esto causa un daño desproporcionado. A menudo, y es una constante en la historia de la humanidad, los líderes políticos sobrevaloran enormemente las vidas de su propia gente y devalúan las vidas de la comunidad externa. Para mí, toda la vida humana es prima facie [en principio] igualmente digna. La autodefensa que depende del supuesto de que te puedes defender a toda costa está moralmente injustificado.
Un problema moral es que Israel se está defendiendo de una manera que causa un daño desproporcionado a los inocentes palestinos. La autodefensa está moralmente injustificada si esto causa un daño desproporcionado
¿La moralidad se utiliza para olvidar el otro elemento esencial, que es el derecho internacional?
Ambos se pueden usar para desplazar al otro. A menudo hay argumentos legales que se formulan para ocultar la falta de justificación moral, y la gente puede apelar a la moralidad si no quiere hablar de derecho. Deberíamos proteger ambas cosas. Una conversación sobre la justificación y la legitimidad en la guerra siempre debe tener componentes morales y legales. El derecho internacional no sigue perfectamente la moralidad. Cumplir con la ley no significa que todo lo que se hace entonces esté moralmente justificado. Idealmente, hay que lograr que la ley sea un estándar mínimo de cumplimiento y luego tener una conversación adicional sobre los principios morales aplicados en la guerra.
A menudo, y es una constante en la historia de la humanidad, los líderes políticos sobrevaloran enormemente las vidas de su propia gente y devalúan las vidas de la comunidad externa
Usted ha escrito que el Gobierno israelí ha dejado de aludir a la legalidad internacional como hacía antes. ¿Por qué?
Israel tiene un ejército muy profesional con fuerzas armadas con abogados muy bien capacitados. Existe un Abogado General Militar. Estábamos acostumbrados a que Israel tuviera argumentos muy sofisticados y detallados sobre por qué lo que está haciendo en Gaza y Cisjordania es legal según el derecho internacional. Y fue muy sorprendente que después del 7 de octubre, el discurso fuera notablemente diferente del habitual. No es que dijeran que ya no les importa el derecho internacional, pero hubo declaraciones por parte de dirigentes políticos y militares que son irreconciliables con el derecho internacional. Por ejemplo, el ministro de Defensa dijo en octubre que lanzaría una ofensiva en Gaza sin “restricciones” ; la ley exige moderación, no puedes cumplir con el derecho internacional en una campaña en la que tú mismo dices que no tienes límites. La declaración del presidente Herzog sugiriendo que no hay inocentes en Gaza va absolutamente en contra del derecho internacional, que traza una línea muy clara entre los civiles y aquellos que participan en las hostilidades, dice que los civiles nunca pueden ser atacados intencionalmente y requiere diferenciar entre quién es y quién no es tu enemigo. [Cuando sus palabras fueron citadas ante la Corte Penal Internacional, el presidente de Israel dijo que habían sido “malinterpretadas”]
Estas declaraciones son contraproducentes para Israel. Alguien con asesoramiento legal no las aceptaría. Y eso es lo que me sorprendió al inicio de la campaña. Ahora hay un mensaje más disciplinado, pero algunos miembros del Gobierno de derecha siguen haciendo declaraciones que revelan lo que se podría llamar “intención genocida”. Y esto obviamente también va en contra del derecho internacional. Es complicado presentar argumentos legales sobre esto porque las declaraciones legalmente relevantes son las de las personas que toman decisiones sobre la guerra, y esas son pocas.
¿Qué puede hacer el derecho internacional en las guerras actuales en Gaza y en Ucrania?
Lo primero que debemos decir es que estas no son guerras que se libran respetando el derecho internacional. La guerra incluso cuando se libra de conformidad con el derecho internacional es una catástrofe moral. La ley no es una panacea por la que cuando se hace la guerra de manera legal todo está bien. No es así en absoluto. Pero también tenemos que tener muy claro estas guerras no se libran respetando el derecho internacional humanitario ni por la conducta de Israel en Gaza ni por la conducta de Rusia en Ucrania. Ambas fuerzas armadas están cometiendo violaciones muy graves del derecho internacional humanitario de forma sistemática.
En principio, la ley está destinada a limitar la guerra, a descartar ciertos cursos de acción. Cuando se cumple la ley, no se producen ciertos tipos de ataques, por ejemplo, contra las instalaciones de atención médica o la infraestructura civil para la electricidad y el tratamiento de agua. Cuando eso sucede sistemáticamente, no se trata sólo de decir que se incumple la ley. La ley está destinada a responsabilizar a quienes no la cumplen.
Las guerras de Gaza y de Ucrania no se libran respetando el derecho internacional humanitario ni por la conducta de Israel en Gaza ni por la conducta de Rusia en Ucrania. Ambas fuerzas armadas están cometiendo violaciones muy graves del derecho internacional humanitario de forma sistemática.
No parece estar funcionando…
Estamos viendo logros, pero también los límites del derecho internacional. Si se piensa en la función de rendición de cuentas de la ley tal como la conocemos en el contexto nacional, se espera que alguien que viola de manera atroz la ley de un país tenga que rendir cuentas. A nivel internacional, la ley no es tan confiable y sistemática porque no se aplica de la misma manera: a menudo nos decepcionará. Hay muchas personas en este momento en el mundo que han cometido crímenes de guerra y que nunca serán llevadas ante la justicia, porque el derecho internacional no funciona como el derecho nacional. Por otro lado, hemos recorrido un largo camino desde cuando se aceptaba que la guerra crea atrocidades y que nadie tiene que rendir cuentas. Tenemos jurisdicción universal por la que, en principio, cualquier estado puede juzgar a cualquier persona por crímenes de guerra esté o no involucrado en la guerra. Y tenemos la Corte Penal Internacional. Estos son logros históricos y contribuyen a producir una función de rendición de cuentas en derecho internacional.
Hay muchas personas en este momento en el mundo que han cometido crímenes de guerra y que nunca serán llevadas ante la justicia, porque el derecho internacional no funciona como el derecho nacional. Por otro lado, hemos recorrido un largo camino desde cuando se aceptaba que la guerra crea atrocidades y que nadie tiene que rendir cuentas.
¿Hasta qué punto importan las órdenes de arresto como la que hay contra Vladímir Putin?
Incluso si Putin nunca se sienta en el banquillo de los acusados en La Haya, que es el escenario más probable, esta orden de arresto es muy importante por dos razones. Primero, muestra cuán lejos hemos llegado en términos de crear instituciones para el derecho internacional que se asemejen a las instituciones del derecho nacional. La corte tiene la autoridad que los estados le han otorgado para responsabilizar a las personas por los crímenes que cometen en la guerra, incluidos jefes de Estado en ejercicio. La importancia de eso no debe subestimarse. En segundo lugar, es posible que esta orden de arresto, incluso si Putin no termina en prisión, tenga una función disuasoria.
Hemos visto algo de eso en Israel. Todavía no hay órdenes de arresto, pero se puede decir que la posibilidad de que existan órdenes de arresto ya ha moldeado hasta cierto punto la conducta de Israel. La conducta sigue siendo muy desenfrenada y es una catástrofe humanitaria absoluta, los civiles están muriendo en cantidades trágicas e insondables. Es lógico preguntarse dónde está la función disuasoria, pero lamentablemente se puede imaginar una conducta de guerra aún peor. Hay algunos indicios de que el Gobierno de Netanyahu se toma en serio la posibilidad de una orden de arresto y la considera una fuente potencial de moderación, incluso si esa moderación está muy por debajo de lo que esperaríamos.
Es posible que la orden de arresto contra Putin, incluso si no termina en prisión, tenga una función disuasoria.
¿En qué aspectos se nota?
Obviamente el Gobierno israelí tiene una buena razón para no decir públicamente que no está haciendo X debido a la posibilidad de una orden de arresto, porque su mensaje es que está muy lejos de cualquier cosa que se parezca a un crimen de guerra. Pero se ha publicado información sobre iniciativas diplomáticas con las que el Gobierno israelí ha intentado conseguir la ayuda de Estados Unidos para presionar a la corte. Y miembros del Congreso de Estados Unidos han tratado de presionar al tribunal. De manera paradójica, esto afirma el poder de la corte. Si el derecho internacional fuera ineficaz, si no tuviera una función disuasoria, si a la gente no le importara, entonces no valdría la pena amenazar al fiscal de la corte.
Las últimas órdenes de arresto contra dos comandantes en Rusia se refieren a lo desproporcionado de los ataques. ¿Qué importancia tiene esto para Ucrania y para otros casos?
Es muy significativo porque la parte del derecho internacional humanitario que tiene el mayor potencial para proteger a los civiles, y la más difícil de aplicar, es la ley sobre la conducción de las hostilidades. La noción de que nunca se puede atacar directamente a un civil o un objeto civil significa que hay que minimizar los daños colaterales previsibles. Luego está la proporcionalidad, que dice que un ataque sigue siendo ilegal incluso si es contra el objeto legítimo militar, pero el daño civil previsible es desproporcionado. En una sociedad interconectada, muchos objetivos son militares y no siempre es fácil identificar quién es civil y quién no. Lo que protege a los civiles en la guerra es una lectura adecuada del principio de proporcionalidad, que es la noción de que incluso los ataques en principio legítimos terminan siendo ilegítimos porque causan demasiado daño civil incidental. El principio es absolutamente crucial. Y, sin embargo, es muy difícil de aplicar y aún más difícil de utilizar como base para pedir cuentas porque lo que es y lo que no es proporcionado es debatible.
No tenemos una jurisprudencia penal reciente en la que alguien haya sido responsabilizado por un ataque desproporcionado y eso haya resistido una apelación. Que la Corte Penal Internacional lo considere en el contexto de Ucrania es crítico para un posible desarrollo doctrinal. La corte puede darnos ejemplos de ataques desproporcionados que fundamentan la responsabilidad penal y esto es importante también para la función disuasoria. Sería fundamental para tener más claridad sobre cómo se desarrolla el principio de proporcionalidad como una base para la rendición de cuentas.
¿Qué debe cambiar en el derecho internacional para responder mejor a los conflictos según la experiencia de los últimos años?
En realidad, el mensaje principal debería ser que el derecho internacional humanitario es adecuado para su propósito. Sus principios están articulados de tal manera que le dicen a un comandante sensato qué hacer y qué no hacer. No es que la guerra haya cambiado tan radicalmente en los últimos años que ya no podamos aplicar adecuadamente el derecho internacional humanitario.
En este momento hay demasiadas partes en conflicto en el mundo que no cumplen con el derecho internacional humanitario. Si miramos a los gobiernos que quieren apoyar el derecho internacional o que se conciben a sí mismos como buenos ciudadanos de un orden legal, lo que pueden hacer es no alterar las reglas sustanciales del derecho internacional humanitario y construir las instituciones que ayuden a aplicarlo. Los estados deben ayudar a hacer cumplir el derecho internacional. Ese es su papel porque no hay un gobierno mundial que vaya a imponerlo. Los estados deben convertir en una prioridad política el exigir el cumplimiento mutuo. Y es muy fácil exigir el cumplimiento de la ley a tus adversarios, pero la exigencia más efectiva es a tus aliados. Lo que necesitamos es ver a los estados mirándose unos a otros y avisando a sus aliados cuando están en guerra de que sólo les apoyarán si cumplen con el derecho internacional, y tan pronto como tengan indicios de violaciones graves del derecho internacional, cesar todo apoyo diplomático, financiero y armamentístico. Los estados ya tienen la obligación de no apoyarse mutuamente cuando violan el derecho internacional. Pero eso también es algo que los estados están incumpliendo en este momento. El Gobierno de EEUU, el Gobierno del Reino Unido y el Gobierno de Alemania están incumpliendo sus obligaciones de garantizar el respeto del derecho internacional humanitario porque no condicionan su apoyo a Israel al cumplimiento real de la ley.
¿Se arriesgan estos gobiernos a sufrir acciones legales contra ellos?
Todos ellos afrontan desafíos legales a través de sus propios tribunales, en general con perspectivas de éxito bastante bajas. Lo que les debe preocupar sobre todo a estos gobiernos es que están socavando la autoridad del derecho internacional para el futuro. La próxima vez que quieran confiar en el derecho internacional, lo encontrarán debilitado por sus propias acciones. De eso es de lo que deben preocuparse. La coincidencia de la agresión rusa en Ucrania y la guerra de Israel en Gaza es una tormenta perfecta porque muestra cómo los gobiernos occidentales que se consideran defensores del derecho internacional sólo están dispuestos a exigir su cumplimiento cuando es frente a sus adversarios, no frente a sus aliados. Y eso es muy perjudicial para el derecho internacional, que, como la autoridad de toda ley, proviene de la seguridad de la expectativa, es decir, que casos similares sean tratados de manera similar. Si los estados que se consideran defensores del derecho internacional hacen una cosa con respecto a Rusia y Ucrania y otra completamente diferente con respecto a Israel y Gaza, debilitan la autoridad normativa del derecho internacional y lo encontrarán debilitado la próxima vez que quieran recurrir a él.
Es muy fácil exigir el cumplimiento de la ley a tus adversarios, pero la exigencia más efectiva es a tus aliados. Lo que necesitamos es ver a los estados mirándose unos a otros y avisando a sus aliados cuando están en guerra de que sólo les apoyarán si cumplen con el derecho internacional, y tan pronto como tengan indicios de violaciones graves del derecho internacional, cesar todo apoyo diplomático, financiero y armamentístico
Como experta en disuasión nuclear, ¿las maniobras nucleares de Rusia puedan derivar en el uso voluntario o accidental de armas nucleares?
No quiero ser alarmista, pero el riesgo de un ataque nuclear probablemente no ha sido tan alto desde el pico de la Guerra Fría. Estamos geopolíticamente en un contexto muy peligroso. Hasta ahora la disuasión ha funcionado en el sentido de que el presidente Putin ha sido disuadido de usar armas nucleares por la perspectiva de una posible participación de la OTAN. Y me alegro de que haya funcionado hasta ahora. Pero depende de quién toma las decisiones en Rusia y con qué cálculo. Este es un momento muy peligroso.
¿Qué se puede hacer?
Si la pregunta es qué puede calmar este momento, los estados de la OTAN tienen una oportunidad de intentar elevar el umbral nuclear volviendo a hablar sobre lo que significa cumplir con el derecho internacional en el contexto de su disuasión nuclear. No está del todo claro que las posturas nucleares de los estados que están comprometidos con el derecho internacional humanitario sean aplicables con sus exigencias legales. Al iniciar una conversación sobre cuál es la norma sobre armas nucleares, los estados occidentales y la OTAN pueden desactivar este momento además de aferrarse al elemento disuasivo.
No quiero ser alarmista, pero el riesgo de un ataque nuclear probablemente no ha sido tan alto desde el pico de la Guerra Fría. Estamos geopolíticamente en un contexto muy peligroso
¿La política de disuasión nuclear necesita actualización?
La disuasión es por definición especulativa, basada en la idea de que puedes actuar de alguna manera que influirá en la otra parte para disuadirla de usar armas nucleares. Es necesario actualizar constantemente qué significa exactamente, sobre todo porque es un concepto psicológico. Siempre surge la pregunta: ¿a quién intentas disuadir de hacer qué exactamente? Deberíamos actualizar lo que significa disuadir al otro lado con respecto a las capacidades tecnológicas y el contexto geopolítico. También pienso en la evolución de las normas sobre lo que no es y no es una amenaza aceptable.
¿Qué deberían hacer los gobiernos para devolver paz y estabilidad a Europa?
Pienso en lo básico. Es un gran logro de la civilización que tengamos reglas de derecho internacional que limitan cuándo está permitido usar la fuerza y cómo se debe usar la fuerza. En este momento, se necesita coraje político y moral por parte de los gobiernos para no desperdiciar ese logro y defender estas reglas. Se necesita coraje porque deben ser defendidas en todos los contextos o de lo contrario se marchitarán. La autoridad normativa del derecho proviene de que constriñe a todos por igual.
Esta no es la panacea para crear paz en la Tierra, pero lo es si los estados quieren evitar cosas peores, si quieren evitar recaer en una era anterior donde no teníamos las instituciones que construimos con tanto esfuerzo. Deben tomarse en serio invertir en derecho internacional y apoyar con su propio poder político y diplomático el cumplimiento legal. Deben hacerlo sin miedo ni favoritismo en todos los contextos políticos, incluso si es inconveniente. Ese es el primer paso. Eso no va a resolver todos nuestros problemas geopolíticos. Pero resolver estos problemas geopolíticos sin el derecho internacional o con el derecho internacional sustancialmente debilitado porque ha sido desenmascarado como una herramienta que los estados occidentales usan selectivamente cuando les conviene, va a ser aún más difícil. Hay mucho en juego.