El gobierno ultraderechista, con la aplicación “del ajuste más grande de la historia de la humanidad” , en palabras de Javier Milei, está golpeando la industria argentina. La crítica situación del sector industrial, consecuencia del desplome del consumo, expone los flancos más vulnerables de la política económica de la actual administración.
Nueve meses después de la llegada de Milei al poder, el cierre de empresas y fábricas trae el recuerdo de la peor parte del gobierno en los 90 de Carlos Menem, un político admirado por el actual presidente. El cóctel, una mezcla de destrucción fabril y apertura de las importaciones y transferencia de ingresos de la población a sectores del poder económico, acentúa la recesión.
La megadevaluación del 54,4% en diciembre, una de las primeras medidas del presidente ultra, disparó la inflación al 25,5% ese mes. En lo que va del año, la inflación registrada es del 87%, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos(Indec) y la esperada al cierre de 2024 sería del 127%.
Los datos dan cuenta de una crisis de sector que supera cifras de la pandemia de covid-19. El último índice de producción industrial publicado por el Indec, el de junio, registró una caída del 1,6% contra mayo y del 20,1% con respecto al mismo periodo del año anterior. La utilización de la capacidad instalada se estancó en un 54,5%, más de 14 puntos porcentuales por debajo de la de junio de 2023.
“Vinimos a achicar el Estado”
“Vinimos a achicar el Estado para agrandarles el bolsillo a ustedes”, afirmó Milei el 2 de septiembre, Día de la Industria, en la sede de la Unión Industrial Argentina (UIA). Como una metáfora, a su espalda se veían unas persianas totalmente cerradas. “Durante 100 años nos vendieron el cuento de que para tener una economía pujante debía hacerse pisoteando a los sectores dinámicos y exportados, en especial al campo”, dijo y agregó como un mantra: “Las asistencias estatales perjudicaron a la economía”.
Los industriales están inquietos por la recesión y por la apertura a las importaciones, destinada a bajar los precios domésticos y que podría extenderse a los alimentos. Por otro lado, mega emporios continúan apoyando al presidente neoliberal por sus promesas de ajuste fiscal y reforma laboral, incluidos en Ley Bases aprobada en el Congreso.
Antes del discurso de Milei, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, había esbozado un tímido cuestionamiento: “No podemos más que valorar el esfuerzo por estabilizar las condiciones macroeconómicas, pues la inflación, la inestabilidad, el déficit fiscal y la imprevisibilidad no son un buen dato para nadie. Confiamos en que el ordenamiento de la macro conduzca también a poner énfasis en la micro, ya que una no puede existir sin la otra”.
La industria es un puntal de las fuentes de ingresos de gran parte de la población y las Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) son las más afectadas por la destrucción de puestos de trabajo. Por dar un ejemplo, la fábrica Fabio Hnos, fundada en 1951, dedicada a la bulones, tuercas y arandelas, dejó de operar por la crisis económica. Se trata de un icono industrial en el Gran Buenos Aires.
La actividad de la industria Pyme cayó un 17,8 por ciento interanual en julio y acumula una retracción de 18,6% en los primeros siete meses del año, según datos de Confederación Argentina de la Mediana Empresa.
“Hacia un industricidio”
“Estamos yendo hacia un industricidio”, señaló a elDiario.es Carlos Cleri, quien forma parte del Movimiento Productivo 25 de Mayo, que agrupa a empresarios de pymes y cooperativistas. “Estamos viendo despidos, adelantos de vacaciones por la caída de la demanda. La gente se pone a cubrir los gastos imprescindibles, que son alimento, transporte, medicamentos, servicios de luz y gas. Se ha reducido el valor del salario con la devaluación. Y los jubilados no pueden cubrir alimentos y medicamentos”, dice.
Capítulo aparte es el tema pensiones. Milei ha vetado un aumento del 8,1% a las jubilaciones y pensiones aprobado por amplia mayoría en el Congreso. La pensión mínima es de 234.000 pesos (unos 220 euros). Más aún: la oposición no logró conseguir los dos tercios en la Cámara de Diputados esta semana para anular dicho veto.
En este contexto, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kisillof, junto a empresarios y representantes de rubros como construcción, automotriz y textil, entre otros, presentó en el Día de la Industria, el proyecto del Régimen Provincial de Inversiones Estratégicas bajo la consigna “En defensa de la industria nacional”. El gobernador y referente del peronismo de centroizquierda se ubicó en la vereda opuesta a la de Milei: “Estamos anunciando un régimen que está en las antípodas del RIGI que impulsa el gobierno nacional. No podemos aceptar que la única forma de recibir inversiones sea la de primarizar, rifar los recursos naturales y no agregar valor”.
El Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones (RIGI), incluido en la Ley Bases, otorga un trato preferencial a los bienes importados por grandes empresas extranjeras, para que inviertan un mínimo de 200 millones de dólares en actividades de minería, energía, tecnología, agroforestal o infraestructura. Este sistema autoriza al inversionista a no liquidar los dólares de sus exportaciones: a partir del tercer año, puede dejar en el exterior el 100 por ciento de las divisas así logradas. O sea, ni un dólar de exportación ingresará a la economía argentina.
Cleri, exsubsecretario de Comercio Exterior del gobierno radical de Raúl Alfonsín y ex jefe de gabinete del Ministerio de Economía y Producción del gobierno peronista de Néstor Kirchner explica a elDiario.es su preocupación ante un horizonte sombrío. “Cuando baja la demanda, porque las clases media y baja consumen muchísimo menos, se empieza a usar menos la capacidad instalada y comienzan los despidos de los trabajadores. Se va hacia abajo y no sabemos dónde termina, porque no se ve un escenario de rebote. Además, el Estado ha cortado todo apoyo a los más vulnerables”.
El gobierno argentino acelera la espiral de crisis con la quita de subsidios a los usuarios de servicios públicos en tiempos récord: aumentan el transporte y las tarifas de bienes esenciales. La depresión económica, que ha desplomado el consumo, está agotando su potencia natural para regular los precios a la baja y por eso el ministro de Economía, Luis Caputo, anunció una mayor apertura a las importaciones con la reducción en 10 puntos del Impuesto País, sobre todo, para fomentar importaciones de alimentos e insumos de alimentos. Resulta paradójico: Milei recibió en diciembre el Impuesto País con un 7,5 por ciento de tributación y lo subió al 17,5%.
El combo de importaciones más recesión parece configurar el rumbo económico del actual gobierno. Voces de Pymes, textiles y empresas jugueteras advierten que la bajada del Impuesto País y la brecha cambiaria intervenida por el gobierno abren a una invasión de productos chinos. El principio del fin del “made in Argentina”.