Análisis

Joe Manchin, el hombre que puede hundir a Joe Biden

La persona que tiene en sus manos el futuro político de Joe Biden no se llama Donald Trump y tampoco vive en un club de golf de Florida. Joe Manchin pasa buena parte de sus días en un barco amarrado en el río Potomac, que es donde vive cuando está en Washington. Por su casa flotante pasan políticos de todo pelaje a intentar averiguar de qué lado está el político más influyente de EEUU; el demócrata más republicano, el conservador más progresista. El voto clave para casi todas las cosas.

Sobran ejemplos: si Biden ha tenido que renunciar esta semana a algo tan elemental como que los estadounidenses cobren cuando están de baja médica ha sido por culpa del senador Joe Manchin. ¿Por qué aún no ha subido el salario mínimo? Porque Manchin no lo ve claro. ¿Por qué no sale adelante el nuevo impuesto para milmillonarios? Porque Manchin dice que eso serviría para dividir aún más a la sociedad. Es difícil adivinar en qué otro momento un solo senador ha acumulado tanta influencia. 

Los demócratas necesitan a Manchin, en primer lugar, porque oficialmente es uno de ellos. El escaño demócrata número 50 en una cámara de 100 senadores, el que les permite ser mayoría. El problema es que no es un demócrata cualquiera: es el demócrata que representa a West Virginia, un estado donde Trump barrió a Biden por casi 40 puntos de diferencia en las últimas elecciones y donde los políticos demócratas empiezan a ser una especie en extinción. Todos menos Manchin.

Hace 25 años que West Virginia no vota por un candidato presidencial demócrata y de todos los representantes del estado en Washington, Manchin es el único demócrata. El último gobernador demócrata del estado fue elegido en 2016, pero un año después se lo pensó mejor y se dio de alta como republicano. Incluso en 2008, en pleno furor de Obama, el presidente demócrata perdió en el estado por 13 puntos mientras que Manchin se impuso a su rival republicano el mismo día por 44. Esa capacidad para la supervivencia explica que hay un motivo por el que actúa como actúa, por qué dice tanto “no” a Biden.

Puede que el centrismo militante y oportunista de Joe Manchin irrite a muchos demócratas, pero los propios senadores de su partido se lo disculpan un poco en atención a su realidad electoral. “Si quieres que exista el Partido Demócrata en lugares como West Virginia, tienes que contentarte con alguien como Joe Manchin”, decía de él un compañero de partido. El propio protagonista lo ha explicado también muy claramente: “un demócrata que se una a la filosofía de los demócratas de Washington no puede ganar aquí”. De momento los hechos le dan la razón.

¿Por qué no se hace republicano?

Aunque ahora West Virginia es un feudo republicano y conservador, no siempre fue así. Es un estado de fuerte tradición minera y sindical, donde hasta 2014 los demócratas habían sido mayoría en el parlamento estatal durante más de 80 años. Cuando Joe Manchin entró en política en 1983, su partido era prácticamente la opción única para alguien que quisiera hacer carrera, aunque Manchin empezó desde bien temprano a ser un dolor de cabeza para su partido. Tanto como lo es ahora para Biden. 

Cuando apenas llevaba cuatro meses en el oscuro parlamento estatal, ya aguantaba hasta la última media hora antes de la votación sin desvelar sus planes para forzar a los líderes demócratas a pactar con él determinadas medidas. Y la primera vez que se presentó a gobernador, se tomó tan mal su derrota en las primarias demócratas que se puso a escribir cartas contra la candidata de su partido y esta perdió en la elección general. Todo esto lleva a una pensamiento: ¿es Manchin un demócrata “de verdad” o desde el principio era un republicano disfrazado?

No es una pregunta fácil. Manchin viene de una ciudad minera donde su padre y su abuelo fueron alcaldes y su tío también estuvo en política: todos eran demócratas. En aquel ambiente no había mucha diversidad política, sus vecinos y amigos eran todos demócratas “porque Roosevelt los había salvado de la Gran Depresión” y porque ser republicano era cosa de ricos. Su familia ayudó al presidente Kennedy en su campaña porque venía, como los Manchin, de una gran familia demócrata de inmigrantes católicos. 

Sin embargo, la frase de Kennedy que Manchin tiene colgada en su despacho del Senado es muy reveladora: “No busquemos la respuesta republicana o la respuesta demócrata, sino la respuesta correcta”. La cita ilustra su obsesión militante con buscar acuerdos con los republicanos incluso cuando estos dejan claro que no quieren ningún acuerdo. Por eso Manchin tira de Biden hacia la derecha y por eso, sobre todo, le ha dejado claro que jamás apoyará un cambio de normas que permita al Senado funcionar por mayoría simple y dejar de hacerlo como hasta ahora, que hay que convencer a 10 republicanos para casi todo. 

En su ciudad minera y en todo su estado, esos votantes de Kennedy son ya votantes de Trump. Manchin se resiste de momento a seguir su camino, pero en cada legislatura les da buenos motivos para que sigan pensando que él “no es un demócrata como los demás”. Por eso lleva ocho victorias electorales seguidas y por eso tiene el poder que tiene sobre Biden y sobre la política nacional. Cuando habla de su abuela y de cómo ayudaba a los pobres, pero solo “si no decían palabras malsonantes o bebían, pero trabajaban” se esconde una moralina que le predispone contra las políticas sociales, pero a veces le acerca a sus electores.

Joe Biden también es hijo de una familia católica de una ciudad obrera y también ha hecho su carrera política predicando la moderación y el trabajo con los republicanos. Tal vez por eso, sabe que tiene que cortejar a Manchin aunque eso signifique decir adiós a algunas de iniciativas como la protección de las elecciones, las limitaciones a las armas o la reforma migratoria. Le cortejará porque Manchin puede influir decisivamente en su éxito o en su fracaso. Le cortejará como ya le cortejaba Trump en su día por similares razones. Porque Manchin es el último ejemplar de una especie muy valiosa en la política estadounidense: el voto bisagra, el medio camino, el demócrata republicano que bien podría ser un republicano demócrata.