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ANÁLISIS

Qué se juega España en el sur de Líbano, donde Israel ha vuelto a atacar a las fuerzas de la ONU

Una bandera israelí izada junto al puesto irlandés de las fuerzas de la ONU en el sur de Líbano, esta semana

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En el marco de su cuarta invasión terrestre de Líbano, Israel ha cruzado otra línea roja más al abrir fuego contra varias posiciones de las fuerzas de paz de Naciones Unidas en el sur libanés (la FPNUL, UNIFIL en inglés). La misión de la ONU ha denunciado que estas agresiones son “repetidas” y algunas, “deliberadas”. La más grave se produjo este jueves, en Naqura, donde el Ejército israelí disparó contra una torre de observación del cuartel general de la ONU e hirió a dos cascos azules, de nacionalidad indonesia.

Estos ataques se producen días después de que Israel pidiera la retirada de las tropas de la ONU de las áreas cercanas a la frontera, a pesar de que su presencia está establecida por un mandato del Consejo de Seguridad. Naciones Unidas ya ha contestado afirmando que la FPNUL permanecerá en sus puestos y no abandonará su labor.

Al frente de las fuerzas de paz de la ONU en Líbano, con algo más de 10.000 soldados a su cargo -entre ellos, 670 españoles- se encuentra el teniente general español Aroldo Lázaro, con un mandato que inició en 2022 y que mantendrá hasta el próximo año. Su tarea es delicada, en un escenario donde Israel avanza en su invasión por tierra desde el sur y bombardea varios puntos del país.

En pocos días el Ejército israelí ha causado la muerte de más de 2.000 libaneses -más de cien niños- y el desplazamiento de más de un millón. Los bombardeos superan en intensidad y en daños a los de 2006, cuando Israel aplicó la Doctrina Dahiyah, arrasando bloques enteros de viviendas. En áreas libanesas donde está destinada la FPNUL hay enfrentamientos entre Hezbolá y el Ejército israelí, y también se ha producido algún choque aislado entre las Fuerzas Armadas libanesas e israelíes.

La tensión y la preocupación por la situación de los cascos azules ha ido creciendo en los últimos días. Esta semana el Ejército israelí realizó actividades militares junto a un puesto de las fuerzas de paz de la ONU en el sur libanés, integrado por soldados irlandeses. La FPNUL describió este hecho como “sumamente peligroso” y mostró su “profunda preocupación”: “Es inaceptable poner en peligro la seguridad de las fuerzas de paz de Naciones Unidas que llevan a cabo las tareas que les ha encomendado el Consejo de Seguridad”, señaló en un comunicado.

Fue en esa misma zona donde hace tres días el Ejército israelí izó la bandera de su país, en territorio libanés, en el marco de su invasión militar. El Gobierno de Irlanda también emitió públicamente una queja, y su presidente, Michael D. Higgins, acusó a Tel Aviv de actuar con “amenazas escandalosas” contra la FPNUL, no solo por las operaciones militares israelíes junto al puesto irlandés, sino por la exigencia de Israel para que las fuerzas de paz de la ONU se marchen. Irlanda es, junto con España y Noruega, uno de los tres países europeos que han reconocido el Estado palestino en estos últimos meses.

En 12 meses Israel ha lanzado decenas de ataques contra instalaciones de la ONU y matado a más de 200 de sus trabajadores

Otros ataques israelíes

La misión de las fuerzas de paz de la ONU en Líbano está dictada por varias resoluciones del Consejo de Seguridad y tiene como objetivo garantizar la paz y la estabilidad en la zona. Comenzó en 1978, en el marco de la invasión israelí del sur de Líbano, continuó durante la invasión israelí de todo el país en 1982 -con un duro asedio contra Beirut- y se extendió más allá del año 2000, cuando el Ejército israelí puso fin a su ocupación y se retiró del sur libanés. En 2006, tras la tercera invasión israelí de Líbano, la misión de las fuerzas de Naciones Unidas se renovó, a través de la resolución 1701.

El pasado mes de septiembre el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó la resolución 2749, que prolonga el mandato actual de las fuerzas de la ONU hasta agosto de 2025 y se compromete políticamente a apoyar un alto el fuego permanente y el cese de las hostilidades. Además, reitera el punto ocho de la 1701, en el que se señala, entre otras cosas, que no podrá haber “ninguna fuerza extranjera presente en el Líbano sin el consentimiento de su Gobierno”.

A lo largo de los años, las fuerzas de paz de la ONU en el sur libanés han recibido varios ataques israelíes. Una de las agresiones más destacadas se produjo en 1996 en Qana, cuando el Ejército de Israel mató a más de cien civiles libaneses e hirió a decenas de personas más, a pesar de que todos se encontraban dentro del cuartel de Naciones Unidas, buscando refugio. Entre los heridos hubo cuatro cascos azules.

En 2006 otro ataque israelí mató a cuatro observadores militares de Naciones Unidas -de Austria, China, Canadá y Finlandia-, a pesar de que el Ejército de Israel fue advertido en repetidas ocasiones de que estaba bombardeando una posición de las fuerzas de la ONU. En 2015 el Ejército israelí mató al cabo español Francisco Javier Soria, destinado en las fuerzas de la ONU en el sur de Líbano.

No ha habido sanciones ni represalias, por lo que hay riesgo de que los ataques israelíes a la ONU puedan repetirse

La ofensiva israelí contra Naciones Unidas

El liderazgo español al frente de la FPNUL se enfrenta a uno de los contextos de mayor ofensiva israelí contra la ONU. En los últimos doce meses Israel ha atacado decenas de instalaciones de Naciones Unidas en Gaza, donde ha matado a más de doscientos trabajadores del organismo internacional. Ante ello no ha habido sanciones ni represalias, por lo que existe el riesgo de que este tipo de agresiones puedan repetirse.

La falta de medidas de presión está facilitando nuevas cotas de impunidad a Israel, que mantiene y extiende su ocupación ilegal en los territorios palestinos e incumple resoluciones de la ONU y órdenes cautelares de la Corte Internacional de Justicia. Los ataques militares deliberados contra varios puestos de la FPNUL en el sur de Líbano constituyen un paso más en sus violaciones del derecho internacional.

Además, Israel también lleva a cabo una ofensiva diplomática y política contra Naciones Unidas. Recientemente declaró persona non grata al secretario general, Antonio Guterres, impulsó una campaña para retirar fondos a la agencia de la ONU encargada de dar asistencia a los refugiados palestinos (UNRWA) y ha criticado tanto a la Asamblea General como a la Corte Internacional de Justicia, máximo tribunal de Naciones Unidas, donde se investiga a Israel en el marco de la demanda por genocidio presentada por Sudáfrica. El Gobierno israelí también ha arremetido contra el otro tribunal de La Haya, el Penal Internacional, donde se investigan crímenes de guerra y de lesa humanidad israelíes.

Cada nuevo incumplimiento debilita las líneas rojas del derecho internacional y allana el camino para más impunidad. En este contexto el cuestionamiento de Israel a la misión de las fuerzas de paz de la ONU en el sur de Líbano cobra más significado, cuando las fuerzas israelíes buscan extender sin obstáculos su invasión territorial, mientras lanzan otro asedio contra el norte y el centro de Gaza, con órdenes de desplazamiento hacia el sur de la Franja.

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