Un jurado federal de Estados Unidos ha declarado este martes culpable de conspiración para cometer sedición al fundador del grupo de extrema derecha Oath Keepers (guardianes del juramento), Stewart Rhodes, por su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Se trata del cargo más grave de los 900 que están siendo juzgados en diferentes procesos relacionados con el intento de impedir que se ratificaran los resultados de las elecciones presidenciales de 2020. También es el primero de una veintena de juicios en que el jurado determina que la violencia del asalto al Capitolio fue fruto de una conspiración organizada.
Rhodes se enfrenta además a un máximo de 60 años de prisión. Los doce miembros del jurado también hallaron culpable del mismo cargo a Kelly Meggs, otro de los miembros del grupo, mientras que absolvieron a los otros tres integrantes de Oath Keepers a los que se juzgaba: Kenneth Harrelson, Jessica Watkins y Thomas Caldwell.
Rhodes y Meggs son los primeros estadounidenses declarados culpables de conspiración sediciosa en más de 30 años. El Departamento de Justicia de EE UU ha reiterado tras el dictamen del jurado que está “comprometido con hacer que cumplan su condena a los responsables” del ataque al Capitolio, que describe como un “ataque a nuestra democracia”, informa The New York Times.
El juicio, que comenzó el pasado 3 de octubre en Washington, ha dirimido el papel que desempeñaron estos cinco militantes de Oath Keepers a la hora de intentar detener por la fuerza el proceso de ratificación de la victoria electoral de Joe Biden, cuando el demócrata le arrebató la Presidencia al republicano Donald Trump.
Durante el juicio, la Fiscalía les acusó de haber guardado armas, munición y granadas de mano en un hotel cercano a la capital estadounidense con el objetivo de impedir a varios congresistas certificar las elecciones. El jurado escuchó las declaraciones de 50 testigos, así como diferentes grabaciones en las que animaba a sus seguidores a luchar para mantener a Trump en el cargo y se arrepentía de no haber portado rifles durante el asalto, informa The Guardian.
El ataque al Capitolio dejó cinco fallecidos y más de 140 agentes heridos. Rhodes ha defendido que ese día se mantuvo fuera del edificio supervisando la operación, mientras que Meggs encabezó un grupo de 14 personas hasta el interior del edificio, donde se dividieron en dos grupos de siete, uno dirigido al Senado y el otro a la Cámara de Representantes.
La defensa de Rhodes, por su parte, trató de convencer al jurado de que los grupos armados de Oath Keepers que se habían apostado en hoteles alrededor de Washington no tenían intención de impedir la confirmación de Biden, sino de “reaccionar” en caso de que Trump les pidiera intervenir.
Esa petición que, según la organización de ultraderecha, el presidente hubiera podido realizar en virtud de una norma de 1807 que permite al comandante en jefe de las Fuerzas Armadas pedir a grupos paramilitares ciudadanos hacer cumplir la ley, habría estado destinada a proteger a personajes “de alto nivel” que acudieron a la manifestación pro Trump de ese día frente al Capitolio.
La acusación, sin embargo, consideró que los integrantes del grupo tenían pensado usar la fuerza para impedir la confirmación de Biden independientemente de lo que dijera Trump.
Los Oath Keepers son una organización poco estructurada vinculada a milicias ciudadanas que, pese a aceptar a cualquiera como miembro, centra sus tareas de reclutamiento en exmilitares, policías y personal de primeros auxilios.