Delante de una escalinata símbolo de resistencia, Kamala Harris cerró su campaña este lunes con una llamada a la unidad del país, la promesa de la búsqueda del “terreno común” y un mensaje de optimismo.
Harris habló delante de los llamados “escalones de Rocky” del Museo de Arte de Filadelfia, célebres porque aquí entrena el boxeador de ficción Rocky Balboa. El lugar es uno de los símbolos de ciudad y del triunfo inesperado después del trabajo duro. “Es un homenaje a los que empiezan detrás y alcanzan la victoria”, dijo la candidata demócrata. De fondo, una pancarta con el mensaje “A President for all” (“una presidenta para todos”).
“Os prometo que buscaré el terreno común, prometo que escucharé a los afectados por las decisiones que tome, prometo que escucharé a los expertos, prometo que escucharé a la gente que esté en desacuerdo conmigo, porque no creo que la gente que está en desacuerdo conmigo sea el enemigo”, dijo.
En un discurso en el que evitó mencionar a su rival, Harris se centró en “la oportunidad de pasar página después de una década de odio y división”. “Terminamos como empezamos con optimismo, con energía, con alegría, sabiendo que la gente tiene el poder de diseñar nuestro futuro y podemos afrontar cualquier reto juntos”, dijo. “Somos la promesa de América… Todos estamos juntos en esto”.
En un ambiente de tensión y euforia en la vigilia del día de las elecciones, el rapero will.i.am, cantante y compositor de los Black Eyed Peas, entonó una nueva canción dedicada a Harris: “Yes, she can” (“sí, ella puede”). Animadas por Oprah Winfrey, decenas de miles de personas corearon con el “Yes, she can” qué recordaba al eslogan de la campaña de Barack Obama en las presidenciales de 2008. Winfrey llevaba una camiseta con esas mismas palabras: “Yes, she can”.
Pese a una tendencia hacia Harris en los últimos días de campaña, las encuestas muestran ahora una carrera muy ajustada con ventajas dentro de los márgenes de error habituales de los sondeos. Pensilvania es el estado considerado especialmente importante por lo dividido que está y el peso que tiene en cuanto a los votos del Colegio Electoral cuya suma tiene que llegar a 270 para ganar la Casa Blanca. Para Harris es especialmente importante: ningún candidato demócrata ha llegado a la Casa Blanca sin ganar este estado desde Harry Truman en 1948.
Kamala llama a tu puerta
La vicepresidenta se pasó el día recorriendo Pensilvania, con paradas que incluyeron llamar a puertas para pedir el voto y una comida en el Old San Juan Café, un restaurante puertorriqueño en Reading. “Tengo mucha hambre. No tengo la oportunidad de comer tan a menudo como querría”, dijo Harris.
Cerca de medio millón de puertorriqueños viven en Pensilvania, una población clave en un estado que se decidió por 81.000 votos a favor de Biden en las presidenciales de 2020.
Más del 60% de los votantes hispanos en Pensilvania apoyan a Harris, según una encuesta de Univision, y el comentario de un cómico en el mitin de Trump en el Madison Square Garden de que Puerto Rico es “una isla de basura” ha sido un asunto movilizador.
Harris llegó casi a medianoche a Filadelfia, donde unas 30.000 personas la esperaban desde hacía horas en una fría noche otoñal amenizada por Ricky Martin y Lady Gaga y conexiones con los discursos y la música de los mítines en otros seis estados clave. El ánimo oscilaba entre la emoción y los nervios por unas elecciones reñidas en una batalla en dos direcciones opuestas en estilo y sustancia.
Lo que ves
“Hay mucho en juego en estas elecciones. Estoy especialmente preocupada por mis libertades reproductivas, el cambio climático, la posesión responsable de armas, los recortes de impuestos para los multimillonarios… Ella va a ayudar a la clase media”, dice Maya Fuentes, una joven ingeniera especializada en protección de datos. “También es importante para mí, como mujer de color, apoyar a la potencialmente primera presidenta que también sea una mujer de color. No puedes ser lo que no puedes ver. Y ella es un recordatorio para mí y para todos los demás de que podemos estar ahí arriba como ella”.
Fuentes explica que su padre es puertorriqueño y para ella también es importante el contraste entre los planes de Harris para Puerto Rico y “el Madison Square Garden” (“ya no hace falta ni explicarlo”, comenta). Dice que su padre no siente “con tanta pasión” lo que está en juego como ella y que ha tenido “conversaciones incómodas” con algunos familiares y amigos que no comparten su opinión. “Desde luego, esto ha causado algunas discusiones. Pero al mismo tiempo, había algunas personas que no votaban y he convencido a una o dos para que lo hagan. Eso importa porque cada voto cuenta”.
Dice que nunca había estado involucrada tanto en unas elecciones como este año, aunque antes también había participado en sesiones de llamadas y en puerta a puerta para animar a la participación. Fuentes se describe “ansiosa”, pero esperanzada.
Nervios y optimismo
El estado de ánimo de nervios se repite preguntando a los seguidores, la minoría más activa que ha aguantado horas de espera.
“Tengo un poco de miedo, pero ahora al ver tanta gente alrededor me siento mejor”, dice Violet Perloff, una estudiante universitaria de 19 años que vota por primera vez en estas elecciones y es de Filadelfia.
Los derechos de las mujeres y de los migrantes se repiten entre los asuntos que más motivan a quienes esta noche esperan a Harris. También la emoción por unas elecciones que parecen diferentes. Hay nervios, alguna apelación a la intervención divina y también optimismo.
“Somos la ciudad donde empezó la democracia y la democracia votará”, dice Tal Tigay, una desarrolladora y diseñadora israelí-estadounidense que ha traído a su hija de 12 años, Nina, y a una compañera de clase igual de joven, Ella, desde Central City, una pequeña ciudad a las afueras de Filadelfia. “Va a ser un gran momento para nosotras”, dice señalando a las dos niñas. “Me siento bien, creo que las mujeres en este país lo harán realidad y liderarán el camino”.