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ENTREVISTA

Kelly Beaver, directora de Ipsos en el Reino Unido: “La gente perdió del todo la confianza en el Gobierno por el Partygate y Liz Truss”

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
15 de junio de 2024 22:04 h

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El resultado de las elecciones generales del 4 de julio en el Reino Unido no se sabrá hasta el día 5. Los colegios electorales cierran a las diez de la noche y sus empleados tardan toda la madrugada en contar. La principal información durante horas es la encuesta a pie de urna que hace Ipsos en un trabajo de campo dirigido y analizado por un pequeño grupo de académicos independientes que se encierran en una habitación de un lugar secreto y no comunican nada ni a sus propios colegas hasta el anuncio en la BBC al cierre de las urnas.

Kelly Beaver, la directora ejecutiva de Ipsos en el Reino Unido e Irlanda, se enterará del resultado de esa encuesta de miles de entrevistas por todo el país a las 10 de la noche, como el resto del público. Aun así, a día de hoy, la incertidumbre de qué pasará esa noche es bastante baja.

Todos los datos en poder de Ipsos y de las principales encuestadoras en el país indican hacia la misma dirección, una victoria aplastante del Partido Laborista. Pero, como recuerda Beaver, su negocio no es el de la predicción, sino el de la investigación: Ipsos está pendiente ahora de los movimientos de los indecisos, posibles votantes conservadores “tímidos” y la influencia de factores externos inesperados. Su encuesta dice que el Partido Laborista aventaja en 20 puntos al conservador en intención de voto, lo que supondría una victoria para Keir Starmer comparable a la de Tony Blair en 1997.

¿Es sorprendente para usted el cambio de intención de voto desde la victoria contundente del Partido Conservador en 2019 hasta lo que muestran ahora las encuestas? 

Hay que pensar en algunos datos del contexto más amplio en el Reino Unido sobre cómo se siente la gente. Cuando observamos el estado de ánimo de la nación en general, seis de cada 10 personas piensan que el país va en la dirección equivocada, ocho de cada 10 están insatisfechos con el Gobierno actual y su desempeño, y el Partido Conservador ha estado en el poder durante 14 años. Algunos de esos indicadores, incluido el nivel de pesimismo económico en el país, muestran que tenemos un electorado interesado en el cambio. Y, en nuestra métrica clave, donde preguntamos hasta qué punto el ciudadano quiere cambios o más de lo mismo, ocho de cada 10 dicen que es hora de un cambio de líderes. Cuando nos acercamos a las elecciones, no es una sorpresa que veamos al Gobierno actual pasando apuros para conseguir apoyos porque todos esos indicadores no están jugando a su favor. 

Si miramos hacia atrás, en los últimos dos años, ha habido dos momentos clave en los que la gente perdió del todo la confianza en el Gobierno: uno fue el Partygate, cuando se reveló que el Gobierno de entonces había roto sus propias reglas sobre las restricciones de reunión durante la pandemia; y el segundo fue el pequeño interludio de la primera ministra Liz Truss, quien durante seis semanas tomó algunas decisiones que tuvieron un efecto negativo en la economía. Esos dos momentos juntos provocaron grandes caídas en la confianza de la gente. Así que el resultado ahora no es una sorpresa.

¿El electorado en el Reino Unido es menos ideológico en comparación con otros países en Europa o en EEUU, donde parece haber identidades partidistas más fuertes y estables?

Es una pregunta interesante. Nosotros miramos los indicios de políticas de identidad: en Ipsos, tenemos desde 1987 “el triángulo político” para analizar lo que es importante para los votantes. A veces, la identidad del partido es la clave que impulsa la forma en que la gente vota; otras, es su visión y percepción de los líderes; y en otras, se trata de sus opiniones sobre las políticas. En cada elección, uno de estos tres aspectos puede desempeñar un papel más importante que los demás. Ahora estamos mirando al triángulo y lo que parece ser más dominante para la población británica son las políticas, seguidas de la identidad partidista. 

En cuanto a los líderes, tenemos el registro más bajo que hemos visto en términos de la prioridad que la gente le está dando al líder del partido. No hay un gran amor ni por Rishi Sunak ni por Keir Starmer. Esta vez la gente no tiene muy buena impresión de ninguno de los dos candidatos. A la gente le importan más las políticas que proponen.

Considerando todo esto, ¿una victoria aplastante para el Partido Laborista es el escenario más probable?

Si nos fijamos en la evidencia de las encuestas que tenemos hoy es muy probable que el Partido Laborista tenga la mayoría salvo que se produzca un cambio sísmico, que podría ser un factor externo que no esperamos. Nunca digas jamás. 

No hay un gran amor ni por Rishi Sunak ni por Keir Starmer. Esta vez la gente no tiene muy buena impresión de ninguno de los dos candidatos. A la gente le importan más las políticas que proponen

Es importante observar a los votantes indecisos. El 53% nos dice que sabe cómo va a votar y que no va a cambiar de opinión. Hay un 45% del electorado que nos dice que todavía puede cambiar de opinión. Ahora bien, ¿qué significa eso? ¿Significa que los conservadores tienen grandes posibilidades de convencer a esos votantes indecisos para que actúen? Cuando empujas a esos indecisos y preguntas en quién están pensando sus respuestas muestran que, en realidad, esto no ayuda a los conservadores en absoluto, porque casi la misma cantidad de personas está pensando en votar a los conservadores que a los laboristas. Y también es probable que partidos como Reform [la extrema derecha de Nigel Farage] y los liberaldemócratas estén en las opciones de los indecisos. Así que realmente no cambia mucho. 

Mi respuesta a su pregunta es que el Partido Laborista parece muy fuerte. En este momento, todo depende de la participación electoral y de cualquier evento importante que ocurra entre ahora y el día de las elecciones… Pero los votos indecisos parecen no tener una gran influencia porque están distribuidos casi por igual entre los laboristas, los conservadores y otros partidos más pequeños.

Pensando en las elecciones y más allá, ¿es un problema la falta de entusiasmo por los líderes y la política?

Hay una sensación de apatía y de desconfianza que siempre ha existido hacia el mundo de la política. Ahora hacemos un índice de problemas, que rastrea lo que le importa a la gente. Y, durante los últimos 18 meses, la confianza en la política está entre los diez principales problemas que la gente siente que afronta el país, además de asuntos como el Servicio Nacional de Salud y la economía. Esto es significativo. Los niveles de confianza son bajos, más bajos incluso que lo habitual sobre la política. 

Existe el riesgo de falta de entusiasmo por el Partido Laborista, pero hay un deseo real de cambio y también un deseo de que no siga el Gobierno conservador. Seis de cada 10 personas dicen que no quieren que los conservadores tengan otro mandato. Y ese es un impulso bastante sustancial para el cambio en el país. 

Existe el riesgo de falta de entusiasmo por el Partido Laborista, pero hay un deseo real de cambio y también un deseo de que no siga el Gobierno conservador. Seis de cada 10 personas dicen que no quieren que los conservadores tengan otro mandato

¿Hasta qué punto la desconfianza en la política puede beneficiar a Reform?

Muchas encuestas de la última semana muestran que Reform está ganando apoyo [incluida una que lo muestra por encima del Partido Conservador en porcentaje de intención de voto]. Y cuando se analiza en detalle de dónde proviene ese apoyo, esto está perjudicando tanto al Partido Laborista como al Partido Conservador. Algunas encuestas mostraron un aumento de cinco puntos en el porcentaje de votos a favor de Reform en la semana del regreso de Nigel Farage, uno de los políticos más conocidos de este país, y también entre los votantes conservadores de 2019. Sabemos que el 13% de ellos ya se ha pasado a Reform de todos modos. Entre los indecisos un porcentaje de votantes conservadores están considerando votar por Reform. Así que va a desempeñar una dinámica importante en la forma en que se desarrollan estas elecciones. Pero también tendrá un impacto en los votantes laboristas. Hay algunos dentro de esa categoría: tienden a ser mayores que no tienen muy buena impresión de Starmer como líder.

Hay muchos ojos puestos en Reform y ha habido movimiento en las encuestas. No se presentó a las últimas elecciones: entonces formó una coalición electoral con el Partido Conservador. Ahora sí y con Farage en una posición de liderazgo. En última instancia, sobre todo las personas que votaron a los conservadores en 2019 y están indecisas hoy son las que nos dicen que están considerando votar por Reform.

¿Una de las consecuencias podría ser la casi desaparición del Partido Conservador?

Ya, el escenario de lo que pasó en Canadá en 1993… En las próximas dos semanas probablemente tengamos encuestas que muestren que la carrera se estrecha, pero también que las cosas se están volviendo cada vez más difíciles entre el Partido Conservador y Reform. No voy a hacer ninguna predicción porque no me dedico a las predicciones, me dedico a la investigación. Pero creo que después de estas elecciones, si los conservadores no ganan y no hacen una mella considerable en el voto del Partido Laborista, cuando elijan un nuevo líder, podrían tener problemas serios. La disfuncionalidad en torno al Partido Conservador y los diferentes grupos y el impacto de Reform en lo que suceda después del 4 de julio podría ser interesante. 

Después de estas elecciones, si los conservadores no ganan y no hacen una mella considerable en el voto del Partido Laborista, podrían tener problemas serios

¿En qué medida siguen clasificando a los votantes según su voto o preferencias sobre el Brexit?

No tanto. Hacemos un análisis específico de cómo votó la gente en el referéndum del Brexit, pero el tema ya no aparece como uno de los diez principales problemas que afronta el país cuando le preguntas a la gente qué es lo que más le importa.

En el primer debate entre los dos líderes, no hubo ninguna pregunta sobre ello. Cubrieron las cuestiones más apremiantes que preocupan al pueblo británico: el sistema nacional de salud, la economía, el coste de vida y la inmigración, que son los cuatro temas principales ahora en el índice de problemas que hacemos desde 1973. El otro tema del que se habló en el debate, pero que no está entre los diez primeros, fue el cambio climático. Fue un poco selectivo, pero el Brexit no es una de las principales preocupaciones de la gente.

No hacemos mucha comunicación de nuestros resultados en función de cómo los votantes decidieron sobre el Brexit. Se puede observar que la edad es, en realidad, un determinante más importante de cómo votará la gente hoy que el Brexit. Y se está convirtiendo en una línea bastante distintiva en la política británica.

El Brexit no es una de las principales preocupaciones de la gente... La edad es, en realidad, un determinante más importante de cómo votará la gente hoy que el Brexit. Y se está convirtiendo en una línea bastante distintiva en la política británica

¿La edad es la principal brecha entre los votantes?

Sí, el elemento de edad es algo que miramos más. Y se puede ver eso incluso en los votos indecisos y observar dónde los votantes conservadores de 2019 de una generación mayor tienen más probabilidades de pensar en Reform. También hay algunos votantes conservadores que son más jóvenes, que serán más propensos a pensar en los liberaldemócratas como una opción, pero los votantes más jóvenes se concentran en los laboristas, y piensan también en los verdes. La edad es un determinante más fuerte de cómo vota la gente que la cuestión del Brexit. Pero los dos elementos están fuertemente vinculados.

¿Cómo proyectan la participación?

Dentro de nuestros modelos de intención de voto tenemos proyecciones de participación basadas en elecciones anteriores. El diferencial más interesante entre las encuestadoras es cómo tratar a las personas indecisas. Sobre la participación todos tenemos algo parecido, pero en lo que respecta a los “no sé”, nosotros no los asignamos a posibles intenciones de voto mientras que otros modelan lo que creen que harían los que no saben basándose en cómo responden a otras preguntas sobre cómo se sienten acerca de los líderes y cómo votaron la última vez. 

¿Y cómo los tratan ustedes?

Nosotros les insistimos. Les hacemos la pregunta ¿si tuvieras que decidir qué harías? Y si siguen diciendo que no lo saben, los contamos por separado. No hacemos cocina y los asignamos porque, entre otras cosas, la forma en que hacemos las cosas tiene que ser consistente a lo largo del tiempo. Pero a medida que nos acerquemos a las elecciones, las personas que no saben disminuirán.

El porcentaje de personas que no saben en este momento debería ser un 40%; hoy hay un 45%, es decir, un poco más alto de lo habitual. Cuando quede una semana para las elecciones, estará alrededor del 20 ó el 23%, así que todavía una cuarta parte de la gente no sabrá exactamente cómo va a votar. Y cuando se le insiste, es posible que diga que está analizando opciones. Unos ocho de cada 10 dirán que van a votar.

Entre estos indecisos, hay posibles votantes de Starmer, que no es especialmente popular. ¿No gusta a los votantes o no lo conocen? 

En primer lugar, es una competición relativa. Starmer tiene una opinión pública más favorable que Sunak. La mayoría piensa que está haciendo un trabajo mejor que Sunak, pero todavía tiene un índice de satisfacción neto negativo. La mitad de la gente aún no sabe lo que representa, y eso es un gran problema para Starmer. 

Un momento importante para el Partido Laborista es la publicación del manifiesto [el programa, que se presentó este jueves] para que la gente entienda qué le espera bajo un Gobierno laborista. Y sabemos que las políticas son el punto más importante de esas tres grandes cosas por las que la gente vota.

¿Es la insatisfacción con los líderes el estado natural de la política?

Si nos fijamos en Tony Blair, en su campaña antes de llegar por primera vez al Gobierno en 1997, tenía más de 22 puntos positivos de índice de satisfacción.

Ahora la gente está generalmente insatisfecha con el desempeño del Gobierno y el estado de ánimo de la nación es muy bajo, así que no es de extrañar que la valoración del propio líder no sea muy positiva. Pero las calificaciones de ambos candidatos son bajas. Los datos de Sunak están increíblemente bajos, parecidos a los de John Major en su punto más bajo. Y la última vez que el Partido Laborista obtuvo una victoria aplastante en 1997, el líder tenía mejores resultados en las encuestas.

Jeremy Corbyn tenía resultados de satisfacción mucho peores, pero no tuvo éxito en las elecciones. 

Su encuesta a pie de urna en la noche electoral es especialmente importante porque en el Reino Unido se tarda mucho en contar. ¿Siente más presión en estos tiempos marcados por la desconfianza?

La encuesta a pie de urna se lleva a cabo en una muestra de colegios electorales de todo el país. Se trata de una muestra seleccionada por académicos de la Universidad de Strathclyde. Nuestro equipo estará recopilando la información sobre cómo votó la gente justo después de que hayan votado. Todo se graba y se envía a una sala centralizada donde tenemos un pequeño grupo de personas con mucha seguridad y una línea telefónica cuyo número sólo tiene una persona, Sir John Curtis, que es quien puede acceder a la información. Así es como funciona en la práctica. Es una metodología probada que ha sido revisada por pares a lo largo de los años, y estamos muy orgullosos de hacer ese trabajo.

¿Qué lugares va a seguir con especial interés cuando salga la encuesta o los primeros resultados?

Estoy interesada en todos porque en este caso, con este nivel de oscilación ya no hablamos sólo de escaños ajustados, sino de que casi todos los asientos están en juego. Estoy muy interesada en lo que sucederá en Escocia para ver qué obtienen laboristas y liberaldemócratas. Esa podría ser una dinámica muy interesante que apoyaría a la mayoría general en el Reino Unido, y habrá que ver si el SNP pierde tantos escaños como se proyecta actualmente.

Esta vez todos los escaños son de interés. Y ese es uno de los desafíos. Así que será una noche muy, muy larga.

¿Se va a quedar en pie toda la noche?

Sí, estaré trabajando toda la noche...Y nos queda mucho trabajo ahora. Además de las encuestas de intención de voto, estamos haciendo un trabajo cualitativo y un análisis de redes sociales. Hay una gran cantidad de trabajo para comprender de verdad lo que piensan los votantes.

En 1992, tuvimos el efecto del voto conservador tímido por el que la gente no era sincera en las encuestas sobre cómo iba a votar porque sentía un grado de deseabilidad social y eso daba un sesgo de respuesta. Por eso, utilizar una variedad de metodologías hoy en día es crítico. Podemos ver que ahora es más aceptable socialmente ser negativo sobre el estado del país y el desempeño del Gobierno actual y, en algunos círculos sociales, quizás la gente no esté siendo tan sincera con los encuestadores. Así que necesitamos profundizar mucho, hacer un trabajo cualitativo y ver cómo se siente la gente. Eso es para corroborar los datos cuantitativos que estamos recopilando, tratando de acercarnos lo más posible a la gente de manera cualitativa para comprender si hay alguna intención de voto oculta que no está siendo recogida por las encuestas. Pero hasta ahora todo parece muy consistente.

Ahora es más aceptable socialmente ser negativo sobre el estado del país y el desempeño del Gobierno actual y, en algunos círculos sociales, quizás la gente no esté siendo tan sincera con los encuestadores

En entrevistas incluso entre votantes conservadores todos parecen tener ahora opiniones muy fuertes contra el Gobierno... 

Los datos son increíblemente consistentes. Hay que tener en cuenta la intención de voto, pero todo el mundo se queda muy atrapado con esos números. El promedio según las encuestas se sitúa en torno al 22% de ventaja para los laboristas y apenas se ha movido.

Pero también hay que analizar, por debajo de eso, cómo se siente la gente respecto de los partidos, cómo se siente respecto de los líderes, qué sucede en torno a las políticas, y observar los datos subyacentes que sustentan cómo la gente decide su voto. Y también, por encima de eso, está el estado de ánimo de la nación, que puedes ver como un panorama más amplio. Cuando nos fijamos en todos los indicadores, desde las actitudes macro hasta las más micro en torno a cosas como si los líderes están desconectados o si un partido defiende el tipo de cosas adecuadas para los votantes, cuando miras a todo esto, el resultado es consistente. Y eso es lo que me hace confiar en que las cifras de intención de voto reflejan a la población y cómo se siente en este momento. Pero faltan cuatro semanas… Tal vez caiga un meteorito. Simplemente no lo sabemos.