Unos meses después de cubrir la campaña presidencial de 2016, la periodista Lisa Lerer empezó a pensar en escribir un libro sobre las nuevas mujeres en la política estadounidense. En pleno auge del movimiento #MeToo y la ola feminista de reacción a la victoria de Donald Trump, le interesaba explorar si en las siguientes elecciones legislativas más políticas serían elegidas como congresistas y habría “un año de la mujer” como pasó en 1992. El plan de Lerer cambió igual que la realidad.
Lerer, ahora reportera política estrella del New York Times, publicó este abril un libro con su colega Elizabeth Deis que retrata algo mucho más inesperado: la caída de Roe v. Wade, la sentencia que hasta 2022 protegía el derecho al aborto en todo el país y fue derogada por el Tribunal Supremo tras la lucha de una minoría cristiana muy conservadora. The Fall of Roe (“La caída de Roe”) explica por qué y cómo pasó.
No se trató sólo de que Trump cumpliera su promesa de elegir a los jueces más conservadores para el Supremo capaces de anular la jurisprudencia desde 1973. Según documenta el libro con más de 350 entrevistas y miles de páginas de escritos públicos y privados, la derogación fue fruto de una operación organizada de manera concienzuda durante años por varios grupos de juristas, activistas y donantes que se integraron en el Gobierno de Trump con la ayuda de Kellyanne Conway, estratega republicana y ferviente antiabortista, y del vicepresidente Mike Pence.
La mayoría del país estaba y está a favor del derecho al aborto, pero una minoría muy activa y bien organizada consiguió cambiar las leyes y su aplicación.
Las consecuencias de la anulación de la protección nacional de derecho al aborto, que ha dejado a algunos estados con una prohibición total, y otros límites al acceso a anticonceptivos, tratamientos de fertilidad e incluso controles rutinarios para las mujeres le han pasado factura al Partido Republicano, que obtuvo peores resultados de lo esperado en las elecciones legislativas de 2022. El próximo 5 de noviembre puede producirse la mayor brecha de género entre votantes, en parte por el castigo de las mujeres republicanas contra Trump, como cuenta Lerer en esta conversación editada por extensión y claridad.
Su libro revela una operación organizada de activistas dentro de la Administración Trump para limitar los derechos reproductivos. ¿Pasó desapercibida por el caos de aquellos años o porque se hizo en secreto?
Lo que más les benefició, incluso más que si se hizo o no en secreto, fue el estado profundo de negación por parte del país. Los estadounidenses no creían que Roe pudiera caer. Durante dos generaciones, las mujeres creían que tenían derecho a interrumpir su embarazo dentro de ciertos parámetros y construyeron sus vidas reproductivas con esa suposición. Era difícil concebir que podría desaparecer de la noche a la mañana. Cuando los políticos de ambos lados hablaban de derogar Roe v. Wade o de que la sentencia estaba amenazada, la gente se encogía de hombros, pensaba que era retórica política vacía.
Como resultado, no se prestó mucha atención a lo que estaba haciendo el movimiento antiabortista porque no parecía que fuera a aportar mucho. Y sólo mirando hacia atrás podemos reconstruir la historia de una manera diferente. El libro es el primer relato de cómo cayó Roe.
Cuando escribo sobre la campaña de Trump, lo hago con un sentido muy documentado de lo que le ha sucedido al Partido Republicano. La gente entiende cómo Trump ha cambiado el partido. Pero no había la misma comprensión sobre cómo cayó Roe. Lo que intentamos hacer con el libro es documentar lo que pasó. ¿Cómo logró la derecha este vuelco político histórico? No sucedió de la noche a la mañana. ¿Cómo llegó el país a este punto?
Lo que describe es un esfuerzo dentro del Gobierno hasta para impedir que menores migrantes abortaran ejerciendo sus derechos incluso si eso minaba otros objetivos (los nacidos en suelo estadounidense son ciudadanos). ¿Trump era consciente de esta misión de su entorno?
Parte de la razón de por qué la gente no lo vio fue por Trump, por la sensación generalizada de que en realidad no se oponía al aborto. Esa sensación continúa hoy. Incluso una parte de los votantes creen que Biden es responsable de la caída de Roe porque sucedió durante su Gobierno.
Trump se llamó a sí mismo pro-elección en los años 90, luego se volvió contrario al aborto y en 2016 se postuló prometiendo nombrar jueces antiaborto. Las opiniones de Trump sobre el tema, o al menos las que ha compartido públicamente, han ido por todos lados. Debido a que su estilo político es tan transaccional, había una sensación generalizada de que estaba haciendo esto sólo por razones políticas y que no le importaba el tema.
Era difícil ver lo que de verdad estaba sucediendo durante su Administración, también contando con el caos de todo lo que sucedía.
Detallamos el caso de una niña migrante que cruzó la frontera en Texas embarazada, quiso interrumpir su embarazo y las políticas impuestas por la Administración Trump le impedían hacerlo. Ya había habido antes peleas sobre si las menores migrantes que llegaban al país podían interrumpir sus embarazos o no, pero la Administración Trump lo llevó a un nivel totalmente diferente y empezó a hacer un seguimiento hasta de las últimas reglas de las menores para tratar de garantizar que ninguna de ellas pudiera interrumpir su embarazo.
Esa escalada de la lucha antiaborto marcó el mandato de la Administración Trump.
¿Qué papel tuvieron los grupos católicos y el Opus Dei?
En cierto modo, este es un movimiento liderado por católicos conservadores. Cuando Roe se decidió por primera vez en los años 70, los católicos fueron los que de verdad lideraron la lucha en contra. Los evangélicos hicieron causa común por razones políticas después. Los católicos conservadores son los más fervientes opositores al derecho al aborto y han liderado este movimiento durante décadas. Muchas de las personas más involucradas en la derogación de Roe creen en la línea más conservadora de la teología católica.
JD Vance es católico muy conservador. Si Trump gana, ¿hará el papel de representante de estos activistas?
Él ha dicho que está muy en contra del aborto y apoyó una prohibición federal del aborto a partir de 15 semanas. Ha dado a entender varias veces que no apoyaba excepciones por violación, incesto o peligro para la vida de la madre. La política del tema cambia muy rápidamente, y, como quiere ganar la Casa Blanca, está suavizando esas posiciones o intentando hacerlo. Y Trump también.
Pero las personas más cercanas a Trump, incluido JD Vance, tienen una larga historia documentada de estar muy en contra del aborto y más allá. Para el movimiento antiaborto, la caída de Roe no fue el final. Fue el principio del final. Para los opositores más fervientes al derecho al aborto, el objetivo es erradicar todos los abortos. Creen que es moralmente incorrecto y no debería permitirse. Así que no se trata sólo de ponerle fin a nivel nacional, que es lo que permitió la derogación de Roe. Se trata de ponerle fin. Y algunas personas que se adhieren a esas creencias son muy cercanas a Trump y a Vance.
Para el movimiento antiaborto, la caída de Roe no fue el final. Fue el principio del final. Para los opositores más fervientes al derecho al aborto, el objetivo es erradicar todos los abortos... No se trata sólo de ponerle fin a nivel nacional, que es lo que permitió la derogación de Roe. Se trata de ponerle fin. Y algunas personas que se adhieren a esas creencias son muy cercanas a Trump y a Vance.
¿Los activistas que usted describe en el libro siguen apoyando a Trump?
Trump ha tratado de suavizar sus puntos de vista de una manera que lo acerque más a la política actual. Por eso me preguntan habitualmente si estos votantes cristianos conservadores todavía le apoyarán. Y me sorprendería mucho que no lo hicieran. Sospecho que católicos y evangélicos conservadores seguirán apoyando a Trump de manera masiva. Porque, para ellos, se trata de la oposición al derecho al aborto, pero también de una pelea que simboliza mucho más. Se ven a sí mismos como una minoría, una parte cada vez más pequeña de la vida estadounidense ahora que el país se está volviendo más secular, más diverso, y les preocupa estar perdiendo poder. Lo que Trump les promete es una restauración del poder de ese tipo de cristianismo en Estados Unidos.
Católicos y evangélicos conservadores seguirán apoyando a Trump de manera masiva. Para ellos, se trata de la oposición al derecho al aborto, pero también de una pelea que simboliza mucho más. Se ven a sí mismos como una minoría, una parte cada vez más pequeña de la vida estadounidense ahora que el país se está volviendo más secular, más diverso, y les preocupa estar perdiendo poder. Lo que Trump les promete es una restauración del poder de ese tipo de cristianismo en Estados Unidos
¿Las organizaciones conservadoras antiabortistas siguen trabajando con él?
Sí. Todavía están movilizando a los votantes a su favor. Lo justifican diciendo que es una opción mejor que Harris, quien ha centrado su campaña en la lucha para restaurar el derecho federal al aborto.
¿Y puede Harris conseguirlo?
Ella ha prometido luchar para restaurar el derecho federal al aborto. Puede prometer luchar. Pero lograr que algo sea aprobado en el Congreso sería muy difícil. No existe una varita mágica que otra Administración demócrata pueda agitar para devolver el derecho constitucional al aborto. Tendría que ser aprobado por el Congreso. Y es poco probable que los márgenes favorezcan a los demócratas de una manera lo suficientemente amplia debido al filibusterismo en el Senado [esto supone que se necesita una mayoría de al menos 60 de los 100 senadores para aprobar una ley].
Y ni siquiera hay acuerdo dentro del Partido Demócrata sobre lo que significa. ¿Significa que el aborto es legal hasta una semana en concreto? ¿O significa que el aborto es legal hasta el final del embarazo si el médico lo aprueba? No hay acuerdo universal en el Partido Demócrata sobre cómo sería esa legislación.
No existe una varita mágica que otra Administración demócrata pueda agitar para devolver el derecho constitucional al aborto. Tendría que ser aprobado por el Congreso. Y es poco probable que los márgenes favorezcan a los demócratas de una manera lo suficientemente amplia
¿Están las organizaciones de defensa del derecho al aborto y los demócratas unidos y centrados? En el libro describe cómo estaban distraídos antes de la decisión del Supremo.
Ha habido una enorme transformación política desde la caída de Roe. Los demócratas se están pronunciando sobre este tema de manera más abierta que nunca. Harris ha sido más clara sobre la defensa del derecho al aborto que cualquier otro candidato presidencial en la historia de Estados Unidos. Y en parte eso se debe a que es un tema ganador para los demócratas. A los demócratas les ha ido bien en todas las elecciones desde la caída de Roe, en parte debido a su defensa del derecho al aborto.
Ahora el apoyo al derecho al aborto moviliza una coalición que va más allá de los votantes demócratas. También hay independientes e incluso algunas mujeres republicanas moderadas. Se trata de una cuestión muy emocional y simbólica para un gran segmento de mujeres estadounidenses. Y los demócratas han aprovechado eso con éxito para movilizar a la gente. Es un tema muy poderoso para la coalición de Harris.
Harris ha sido más clara sobre la defensa del derecho al aborto que cualquier otro candidato presidencial en la historia de Estados Unidos. Y en parte eso se debe a que es un tema ganador para los demócratas. A los demócratas les ha ido bien en todas las elecciones desde la caída de Roe, en parte por su defensa del derecho al aborto
¿Cree que podría marcar la diferencia en las elecciones?
Es difícil decirlo porque las elecciones nunca se ganan por un solo tema, pero éste es muy importante. Ha permanecido entre los dos o tres temas principales para los votantes estadounidenses durante dos años, lo cual es bastante. Y también se puede juzgar la importancia basándose en lo que Trump está haciendo, tratando de suavizar su posición, lo que subraya hasta qué punto los republicanos saben que es un lastre. Y es un tema por el que no han podido encontrar un camino políticamente aceptable.
¿Qué opina de que Melania Trump publique ahora o reafirme sus puntos de vista sobre el aborto?
Es parte del esfuerzo de la campaña republicana para suavizar su enfoque. Ve que hay una enorme brecha de género en estas elecciones. Trump está teniendo problemas con las votantes mujeres. Y una gran parte de la razón es el derecho al aborto.
Melania Trump sale con esto en su libro, y su campaña dice que estas son sus creencias profundamente arraigadas. Pero el momento es notable en un contexto político.
Las declaraciones de Melania Trump son parte del esfuerzo de la campaña republicana para suavizar su enfoque...Trump está teniendo problemas con las votantes mujeres. Y una gran parte de la razón es el derecho al aborto
Si Trump gana, ¿cómo puede cambiar Estados Unidos en cuanto al concepto público de la mujer y sus derechos?
Los aliados de Trump tienen planes para limitar aún más el derecho al aborto si gana. Una de las cosas que tratarían de hacer es usar la Ley Comstock, una ley del siglo XIX que podría interpretarse para criminalizar el aborto con medicamentos, que es como se producen ahora la mayoría de los abortos en Estados Unidos. Sin duda, hay personas que entrarían en la Administración que querrían ir mucho más lejos para limitar el derecho al aborto, no sólo en los estados conservadores donde el procedimiento está prohibido en gran medida, sino en lugares más liberales como Nueva York o California, donde está permitido.
La pregunta para mí es qué hará el propio Trump. Ahora ve que es una cuestión políticamente perjudicial para él. Antes veía el aborto como un tema que podría ayudarlo a movilizar a los cristianos conservadores tan esenciales para su coalición. La desventaja ahora es que puede alejar a los votantes más moderados, a quienes también necesita para ganar. Entonces la pregunta es, si Trump gana, ¿cómo piensa en la nueva política del aborto? Y eso es algo que no sabremos a menos que sea elegido.
La dinámica política ha cambiado de manera radical. Y Trump, que es un animal político, también puede abordar el tema de manera diferente. Pero es difícil de decir. Si gana, sería su segundo mandato. No se podría volver a postular, por lo que puede sentirse libre y deseoso de recompensar a sus partidarios cristianos conservadores yendo más allá para limitar el aborto. O es posible que haya aprendido una lección de esta campaña, que probablemente terminará siendo bastante clara sobre cuán dañino puede ser el aborto para su reputación política nacional.
Los aliados de Trump tienen planes para limitar aún más el derecho al aborto si gana. Una de las cosas que tratarían de hacer es usar una ley del siglo XIX que podría interpretarse para criminalizar el aborto con medicamentos, que es como se producen ahora la mayoría de los abortos en Estados Unidos. Sin duda, hay personas que entrarían en la Administración que querrían ir mucho más lejos.
¿Por qué otros grupos de activistas no han sido capaces de movilizarse y cambiar las leyes de manera tan radical, por ejemplo los partidarios del control de armas?
El movimiento antiaborto piensa en generaciones. Intenta presentarse como un movimiento no religioso, pero lo es. El cristianismo conservador se opone al aborto desde un punto de vista religioso. Ésa no es una opinión que compartan otras religiones, como el judaísmo o el islam, que no consideran el aborto como algo moralmente incorrecto. Es un movimiento que tiene fundamentos religiosos, lo que le permite ser parte de la cultura en comunidades en las iglesias, las escuelas cristianas o los campamentos de verano cristianos. Es muy parecido a un movimiento cultural en ese sentido.
Debido a que es un movimiento religioso, sus integrantes no están pensando en lo que están tratando de hacer en términos de ciclos electorales. Si estás pensando en algo en la línea de tiempo de la Iglesia Católica, cuatro años es como una gota en el mar: piensas en términos de generaciones. Eso les ha permitido jugar un juego mucho más largo que el de los defensores del derecho al aborto, que trabajaban en el marco político normal asumiendo que si se eligen a más personas que apoyen el derecho al aborto defenderán esa política. Los defensores del derecho al aborto piensan en ciclos políticos de dos o cuatro años, mientras que el movimiento antiaborto piensa a largo plazo. Son marcos muy diferentes.
Si Harris gana, ¿esta minoría de activistas se debilitará?
Seguirán luchando seguro. Y de alguna manera ven las derrotas como una lección de lo que pueden hacer. Están acostumbrados a aceptar una derrota y descubrir cómo convertirla en una victoria.
Hubo un caso judicial en el Tribunal Supremo que perdieron para intentar limitar los medicamentos abortivos. Entonces se pusieron a abordar esto de una manera diferente. Habían llevado ante el Tribunal Supremo como demandantes a médicos; la próxima vez los demandantes serán fiscales generales. Aprenden lecciones de sus derrotas y descubren cómo seguir adelante. En todo caso, es un movimiento que se radicalizó con Trump y ahora cree que puede llegar más lejos. Concibe una pelea a largo plazo. Así que no, estos activistas no se rendirán en absoluto.
En su libro cuenta la relación de estos grupos con el movimiento de negación de los resultados electorales de 2020…
Esa es parte de la razón por la que no creo que los cristianos conservadores dejen de apoyar a Trump. Su lucha se ha vuelto así. Incluso la iglesia se ha vuelto tan politizada y tan entrelazada con el movimiento MAGA que ahora está metida en todas las causas que animan ese movimiento, y el negacionismo electoral es un buen ejemplo.