Lula da Silva lanza su candidatura contra Bolsonaro para “recuperar la democracia” en Brasil
El Partido de los Trabajadores (PT) anunció este jueves de manera oficial la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva a presidente. El líder del PT, que no estuvo presente en la convención nacional del partido, competirá el 2 de octubre con Jair Bolsonaro por los siguientes cuatro años de gobierno. Lula estará acompañado en la boleta por el exgobernador de São Paulo e histórico rival político del PT, Geraldo Alckmin, para el cargo de vicepresidente.
“No necesitaba volver a ser presidente. Podría mantener mi título como el mejor presidente de la historia e ir a vivir los últimos años de mi vida en paz. Pero vi este país destruido. Así que decidí volver”, dijo Lula este jueves en un acto en Recife.
Las encuestas dan a Lula como favorito, con el 45% de intención de voto frente al 30% de Bolsonaro. En un lejano tercer lugar se ubica Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), que de momento solo cuenta con un 10% de apoyos, según los sondeos.
El exgobernador de Ceará y ministro en los primeros años de Lula oficializó este miércoles su candidatura en la complicada tarea de ofrecer una alternativa a Lula y Bolsonaro. “Lula y Bolsonaro son las caras de la moneda de la mediocridad de una clase política sin escrúpulos e incapaz”, dijo Gomes ante los militantes del PDT. Por su parte, el presidente Bolsonaro presentará su candidatura el domingo en Río de Janeiro.
Las ventajas del PT
El cansancio por los cuatro años de Bolsonaro, con una imagen negativa del 47%, es uno de los elementos que le allanan el terreno a Lula. El descontento desatado por el mal manejo de la pandemia, así como el golpe en los bolsillos provocado por una inflación interanual de casi el 12%, hacen que la candidatura de Lula aparezca como la única capaz de derrotar a Bolsonaro. “No hay ningún otro candidato que pueda hacerlo con un margen tan amplio de votos y, por lo tanto, cuya victoria sea incuestionable”, dice Maíra Kubík, doctora en Ciencias Sociales e investigadora en la Universidad Federal de Bahía.
Pero la popularidad de la candidatura responde también a la elección de su histórico rival, Geraldo Alckimn, como aspirante a la vicepresidencia. Lula busca crear, con este frente electoral de siete partidos, una propuesta lo más amplia posible que solo deje afuera a los bolsonaristas, pero que incluya a sectores del centroderecha brasileño. “No estamos enfrentando una elección común. Estamos enfrentando a un fascista rodeado de milicianos, que necesitamos derrotar para recuperar la democracia”, dijo el expresidente este jueves.
En medio de una crisis internacional que golpea a las distintas economías del mundo, Brasil no es la excepción. En ese sentido, la agenda electoral estará centrada en responder a la profunda crisis que atraviesa su economía. Para eso, el líder del PT apelará a los años dorados de la economía brasileña bajo su presidencia. “Entre los más pobres, el recuerdo del Gobierno de Lula es el recuerdo de los mejores años de vida para la gente”, dice Kubík.
Pero Bolsonaro cuenta con los recursos del Estado. Por ello, decidió expandir las ayudas sociales hasta diciembre. La Cámara de Diputados aprobó la semana pasada una propuesta presentada por el Gobierno para declarar al país en “estado de emergencia” y liberar un nuevo programa de subsidios sociales por unos 7.650 millones de dólares que estará vigente solo hasta fin de año.
Incluso para actores políticos del centroderecha brasileño, como para el canciller de Michel Temer, Aloysio Nunes, el deterioro de las condiciones de vida para los sectores más pobres y numerosos, que sienten dramáticamente las consecuencias de la inflación, ha llevado a construir la enorme ventaja del candidato del PT. “Le corresponde a Lula, además de señalar la responsabilidad de Bolsonaro, señalar un horizonte de esperanza a través de la fórmula de las soluciones positivas”, dice Nunes al elDiario.es.
Los retos para Lula
La violencia política se ha convertido en uno de los principales riesgos de esta campaña. El número de casos de violencia contra líderes políticos, como el asesinato del tesorero del PT Marcelo Arruda, es mayor en el primer semestre de este año que en el mismo período del último ciclo electoral, en las elecciones municipales de 2020, según datos del Observatorio de Política y Violencia Electoral. “Esto es importante para convencer a los votantes de que Bolsonaro es autoritario y fomenta la violencia”, dice Cláudio Gonçalves Couto, doctor en Ciencia Política y profesor en la Fundación Getulio Vargas de São Paulo.
Otra de las variables clave será ampliar la diferencia en el resultado. Bolsonaro ha cuestionado varias veces la legitimidad del proceso electoral, dejando en discusión la confianza en el voto electrónico, algo que nunca antes había estado bajo sospecha. “Bolsonaro ya sabe que va a perder las elecciones y está inventando una mentira contra el voto. Él ha sido electo todas las veces por un voto electrónico”, dijo Lula el miércoles en Garanhuns.
Representar a la heterogénea agenda de la izquierda, que incluye también desde temas de género hasta demandas medioambientales, es otro de los desafíos que tendrá el expresidente. “Me parece que sería fundamental para la candidatura de Lula que él pueda enfrentar esas cuestiones y diferenciarse de Bolsonaro sin alejarse de esos temas, como la izquierda suele hacer en elecciones”, dice la investigadora de la Universidad Federal de Bahía.
Por otro lado, se espera una campaña sucia. Las propagación de falsedades que se hacen pasar por noticias en redes sociales es otra de las patas de la estrategia de Bolsonaro. Por eso, el candidato del PT deberá tener una red que pueda responder rápidamente a cualquier ataque de este tipo, incluso si gana las elecciones, y desplegar una importante red de apoyo entre las figuras que dominan las redes sociales. Ese fue el caso de Larissa de Macedo Machado, conocida como “Anitta”, una cantante brasileña con más de 17 millones de seguidores que encendió las redes al anunciar, después del asesinato de Arruda, que respalda a Lula en las próximas elecciones.
Si Lula se proclama victorioso, el principal desafío puede ser asumir el cargo, ya que Bolsonaro no da señales de querer dejar la presidencia. Además, tendría el reto de gobernar consiguiendo los apoyos necesarios dentro del Congreso en un sistema de partidos fragmentado.
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