Macron apuesta por Bayrou: un veterano de la política francesa para una crisis inédita y con una misión casi imposible
Triunfar allí donde Michel Barnier fracasó. Ese es el reto del nuevo primer ministro francés, François Bayrou, que debe lograr acuerdos en una Asamblea Nacional profundamente dividida para evitar la votación por mayoría absoluta de una posible moción de censura —como la que tumbó a Barnier— y para lograr la aprobación de nueva legislación, en particular los textos relativos a los presupuestos.
¿Cuál es el plan de Bayrou?
Bayrou contará, en principio, con el apoyo de los 163 diputados de la coalición centrista: los 36 diputados MoDem, los 93 de Renacimiento (partido de Emmanuel Macron) y los 34 del grupo Horizontes. Y en sus primeras declaraciones ha dado a entender que tratará de convencer a los grupos parlamentarios de tres partidos de izquierda —socialistas, ecologistas y comunistas— para que no hagan caer su gobierno.
Un cambio de estrategia respecto a Michel Barnier que durante su breve mandato en la jefatura de Gobierno se concentró en asegurarse la abstención de Marine Le Pen en caso de censura, algo que finalmente no consiguió.
Poco después de las elecciones legislativas del pasado julio que resultaron en una Asamblea Nacional fragmentada en tres grandes bloques (izquierda, centro y extrema derecha) el propio Bayrou había pronosticado que el primer jefe de gobierno de la nueva legislatura sería rápidamente censurado, ante la imposibilidad de llegar a acuerdos entre los grupos parlamentarios.
Pero añadió que sería difícil hacer caer al segundo, debido a la presión de la opinión pública. En una entrevista en el diario Le Figaro este verano aseguró que “el único camino posible —y el que prevalecerá— no es un gobierno de un bando que se oponga a otro, sino un equipo unido para abordar los gravísimos problemas a los que se enfrentan nuestro país, el mundo y el planeta”.
En esa misma línea han ido sus primeras declaraciones como primer ministro este viernes. Minutos después de conocerse su nombramiento, afirmó que ahora mismo “todo el mundo es consciente de la dificultad de la tarea. Todo el mundo dice que hay que encontrar la manera de unir a la gente en vez de dividirla. La reconciliación es necesaria”.
Antes de hacerse público el nombramiento de François Bayrou, esta semana Emmanuel Macron había invitado a los principales líderes de los partidos con representación en la Asamblea —salvo a Francia Insumisa y a la extrema derecha— a una reunión en el Elíseo. Entre las opciones evocadas en la cita, la posibilidad de un gobierno que agrupase partidos de izquierda, centro y derecha, una opción que en el contexto actual parece lejana.
Más probable se antoja la construcción de un “pacto de no censura”, un acuerdo de mínimos con formaciones de distintas tendencias que estarán en la oposición, pero que se comprometen a no hacer caer al nuevo Ejecutivo.
¿Con qué apoyos puede contar el nuevo primer ministro?
Por el momento, los socialistas han abierto la puerta a no censurar a François Bayrou y le han pedido que a cambio renuncie al uso del artículo 49.3, diseñado para aprobar leyes sin voto del parlamento. Al mismo tiempo, los socialistas descartaron la participación en el Gobierno y aseguraron que “permanecerán en la oposición”.
De la misma forma, Marine Tondelier, secretaria nacional de Los Ecologistas, afirmó que su grupo “estará atento para ver si el primer ministro se compromete a no utilizar el 49,3” y “el señor Bayrou parecía abierto a ello [en la reunión], así que veremos lo que hace”.
Por otro lado, el viernes se mantenía la incertidumbre sobre la posición de los 47 parlamentarios de derecha del partido Los Republicanos, que habían apoyado a Barnier al ser miembro de su partido. De momento, el líder del grupo parlamentario LR, Laurent Wauquiez, ha afirmado que esperarán a conocer los detalles del “proyecto” de Bayrou para pronunciarse sobre una posible entrada en el Gobierno.
En todo caso parece improbable que voten a favor de una censura contra el próximo Ejecutivo. “Siempre hemos dicho que no bloquearíamos. Lo que cuenta es la hoja de ruta del Gobierno”, declaró.
¿Puede haber otra moción de censura?
A pesar de que su partido ha sido excluido de esta ronda de negociaciones Jordan Bardella, Presidente del ultraderechista Agrupación Nacional, declaró que “no habrá censura a priori” del próximo gobierno. “Nuestras líneas rojas se mantienen”, añadió. “Ningún cambio en el reembolso de medicamentos, ningún debilitamiento de la situación económica y social de los pensionistas”.
Como ya habían anunciado en los últimos días, antes de conocerse el nombre del nuevo primer ministro, Francia Insumisa presentará una moción de censura contra François Bayrou. “Una candidatura más para dar aire a Emmanuel Macron. El país tiene dos opciones claras: continuidad de las políticas nefastas con François Bayrou o ruptura”, escribía en X la presidenta del grupo parlamentario Mathilde Panot.
Por otro lado, el nuevo primer ministro aún espera una decisión judicial sobre la causa que pesa sobre él relativa a la utilización de fondos procedentes de los asistentes del MoDem en el Parlamento Europeo para financiar el partido de forma indebida (un caso similar al que afronta estas semanas Marine Le Pen). En febrero un tribunal de París consideró que no había pruebas suficientes que atesten su implicación en el sistema, en un caso en el que 11 miembros de su partido sí fueron condenados. Todavía no se ha fijado una fecha para un juicio en apelación, después de que el fiscal recurriera la absolución de Bayrou.
¿Podrá aprobar los presupuestos?
Pese a que parte en mejores condiciones que su predecesor, en el estado actual de la política francesa y dado el deterioro de la deuda pública, la tarea a la que se enfrenta François Bayrou se antoja extremadamente difícil. Debe sacar adelante unos presupuestos que cuenten con el visto bueno de partidos políticos de ideologías muy diferentes.
De entrada, las distintas formaciones tienen visiones opuestas sobre cómo frenar el crecimiento de la deuda. Hasta ahora los diputados macronistas se han opuesto a cualquier tipo de subida de impuestos, mientras que los progresistas no quieren recortes que deterioren los servicios públicos y exigen que los nuevos impuestos graven a las rentas más altas y a multinacionales.
En este sentido, el partido de Bayrou se ha distinguido en varias ocasiones de sus aliados macronistas al votar a favor de varios intentos para aumentar los impuestos sobre los superdividendos de las grandes empresas.
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