Ataviados con cruces blancas y carteles con fotos de bebés las asociaciones más conservadoras se han vuelto a manifestar por la capital alemana, en una cita anual que se celebra desde hace una década. La decimocuarta llamada “Marcha por la vida” ha reunido hoy desde la una de la tarde en la plaza de Washington frente a la
estación central de trenes berlinesa alrededor de 7000 manifestantes según datos policiales a favor de la prohibición del aborto. Bajo el lema “sí a todos los niños”, la marcha recorrió el centro de Berlín en silencio. El viernes tuvo lugar asimismo una conferencia organizada por la plataforma propulsora de la manifestación antiaborto en Berlín, la Asociación Nacional por el Derecho a la Vida (Bundesverband Lebensrecht en alemán). En su web aseguran que “desde el momento de la concepción un ser humano es un ser humano”.
La manifestación recibió el apoyo del presidente del grupo parlamentario de Merkel, la CDU/CSU. Éste, Volker Kauder, ex-secretario general de la CDU, que saludaba a los manifestantes en un comunicado “en nombre del grupo parlamentario” y les agradecía “el gesto por la paz, que al tiempo muestra valor y apoyo para padres,
familias y cuidadores“. Pero Kauder no se quedaba ahí y adelantaba en su declaración el debate que tendrá lugar en unos meses en el parlamento alemán sobre los test sanguíneos que permiten detectar posibles anomalías en el feto. ”No vamos a dejarles ese debate a los médicos y los seguros médicos“. Por otro lado, aseguraba que iban a tratar de aumentar el número de donantes de órganos - una cuestión espinosa - , ya que la marcha no es solo contra el aborto, sino ”por la vida“, es decir, también en contra de la eutanasia.
El Ministro de Sanidad alemán Jens Spahn ha anunciado en las últimas semanas que el gabinete quiere cambiar la ley para que las personas que fallezcan tengan que donar sus órganos de forma obligatoria a menos que declaren por escrito lo contrario antes de morir. Esta cuestión divide a los conservadores cristianos, ya que los grupos en torno a la “marcha por la vida” están en contra de dicha nueva ley. En
su web critican asimismo la propuesta de ley del PSOE para legalizar la eutanasia. “A la vista de una población envejecida y del estado de emergencia en el sector de los cuidados también en España se adoptará ”una muerte temprana socialmente soportable“como solución al problema”, escriben.
La Conferencia Episcopal alemana también mostró su apoyo a la marcha en palabras de su presidente, el cardinal Reinhard Marx, deseándole “la bendición de dios”. Entre sus palabras a favor de la vida y del apoyo a las mujeres embarazadas y a las familias, el cardinal aseguraba que “el aborto no está de acuerdo con nuestro sistema de valores y de derecho”. Sin embargo, no todos los religiosos están de acuerdo con prohibir el aborto. El obispo de la iglesia evangélica en Berlín y Brandenburgo Markus Dröge aseguró que su iglesia no participará en la marcha, ya que ésta según él en declaraciones al diario Berliner Zeitung “polariza” a la sociedad. Dröge asegura que su iglesia quiere ofrecer un asesoramiento “abierto” en el cual “las parejas puedan decidir de forma consciente si quieren y pueden tener un hijo”.
Las mujeres alemanas tienen hoy más difícil abortar
Una hora antes de la manifestación conservadora ultracatólica tuvo lugar otra protesta de la “Confederación para la Autodeterminación Sexual” (bündnis für sexuelle selbstbestimmung, en alemán) a la que acudieron unas 5000 personas según datos de la policía. Bajo el lema “El párrafo 219a es solo el principio”, los manifestantes marcharon por la Avenida Unter den Linden para exigir poder “vivir y amar sin tutela”, así como para reclamar que se derogue el artículo 219a del código penal alemán, que prohíbe la publicidad sobre el aborto. En la concentración inicial dio un discurso la vicepresidenta de la confederación alemana de sindicatos, la DGB, Elke Hannack.
Las embarazadas del país que desean abortar cada vez encuentran más impedimentos para llevar a cabo la operación. La reducción del número de médicos que lo llevan a cabo o la cercanía al lugar de residencia hacen que el acceso a un aborto en condiciones temporales aceptables se vea amenazado. Según informaciones del programa televisivo Kontraste del canal público ARD, desde 2003 hay alrededor de un 40% menos de médicos que llevan a cabo interrupciones voluntarias del embarazo. De los que continúan llevando a cabo las operaciones, una parte ya está está jubilada pero siguen trabajando.
Muchos facultativos se ven entorpecidos en su labor debido al mencionado párrafo 219a cuando anuncian en su web que entre sus servicios se encuentra la interrupción voluntaria del embarazo. Es lo que le ocurrió a la ginecóloga de Berlín Bettina Gaber, que también dio un discurso en antes de la manifestación. En noviembre una doctora fue condenada por el tribunal de la ciudad de Gießen a pagar 6000 euros. La sentencia ha sido recurrida y el próximo 12 de octubre se
llevará a cabo un segundo juicio. Varios facultativos afectados han anunciado que recurrirán sus sentencias ante el tribunal constitucional porque consideran que el derecho a la información de sus pacientes, así como al ejercicio de su profesión se ven recortados por dicha ley.
En todo caso, la ley alemana no ha legalizado el aborto como tal, sino que lo contempla como una especie de prohibición con excepciones, lo cual se traduce en que la práctica no se educa en las universidades, la seguridad social no lo cubre y los médicos pueden negarse a llevarlos a cabo si declaran objeción de conciencia. En el párrafo 218 se detalla que el aborto está penalizado con hasta tres años de cárcel. En la práctica, las mujeres se acogen al párrafo 219 que prevé que solo en “una situación de emergencia o de conflicto para la embarazada” es posible el aborto cuando “a través de llevar al hijo se crea una carga tan pesada y extraordinaria, que sobrepasa la frontera de lo exigible a la víctima”. Es por ello que el mismo párrafo prevé que la embaraza tenga que someterse a un asesoramiento en el que “le anime a continuar con el embarazo”.