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El 'marco de Windsor': qué significa para el Reino Unido y la UE el nuevo acuerdo sobre Irlanda del Norte tras el Brexit

El primer ministro británico, Rishi Sunak, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la rueda de prensa en el castillo de Windsor.

María Ramírez / Irene Castro

Oxford/Bruselas —
27 de febrero de 2023 22:34 h

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Rodeados de retratos de reinas y reyes, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Rishi Sunak, anunciaron este lunes un nuevo acuerdo para resolver las disputas políticas, legales y prácticas en Irlanda del Norte en lo que ambos llamaron “un nuevo capítulo” en las relaciones entre la UE y el Reino Unido. Lo anunciaron en el castillo de Windsor e insistieron en describirlo como “el marco de Windsor”. 

¿Qué es el “marco de Windsor”?

Una manera de llamar a lo que de momento es un acuerdo político de un centenar de páginas para hacer ajustes en el protocolo de Irlanda del Norte firmado en 2020 como parte del acuerdo de salida del Reino Unido de la UE y que entró en vigor en 2021. Lo de llamarlo “marco” es una manera de no renunciar al protocolo, que costó mucho negociar, y a la vez presentarlo como algo nuevo. Y lo de elegir el castillo de Windsor tiene un peso simbólico para los británicos, especialmente para los más reacios a este acuerdo, los tories más anti-europeos y los unionistas más extremistas de Irlanda del Norte. Poco después de la reunión con Sunak, Von der Leyen se fue a tomar el té con el rey Carlos III.

¿Por qué había que ajustar el protocolo de Irlanda del Norte?

La prioridad de no crear una frontera física dura en la isla de Irlanda, entre Irlanda e Irlanda del Norte, para salvaguardar los acuerdos de paz de 1998 llevó a la paradoja de que una parte del territorio británico está en la práctica dentro del mercado único con complicaciones para sus ciudadanos y empresarios. Esto significa que ahora puede haber controles y trabas burocráticas entre Irlanda del Norte y el resto del Reino Unido para comprar o viajar con animales. Por ejemplo, rellenar un papel extra para comprar algo online que va de Londres a Belfast y tener que sacar un pasaporte comunitario para perros y gatos. Las cadenas británicas de supermercados se quejan de que no pueden vender fácilmente todos sus productos en Irlanda del Norte. 

¿Y ahora qué?

Según el nuevo acuerdo, los productos agrícolas, las plantas o los animales se registrarán de dos maneras para ser considerados como parte de la fila “verde”, destinada solo a la relación entre Irlanda del Norte y Gran Bretaña (es decir, Inglaterra, Gales y Escocia), o en la fila “roja” para los intercambios con Irlanda y el resto de la UE. Los medicamentos ya no tienen restricciones por otro ajuste del protocolo ya aprobado, pero el nuevo acuerdo supone que las nuevas medicinas no necesitarán ser aprobadas por la agencia reguladora de la UE y estarán sometidas solo al etiquetado y las normas británicas mientras no haya riesgo de que acaben en el mercado europeo.

¿Dónde estará la frontera?

Sunak dijo que no habrá “ninguna sensación” de que hay una frontera en el mar de Irlanda, pero los puertos norirlandeses serán los encargados de hacer los controles para bienes que vayan destinados a la UE. Esto supone también que el Gobierno británico haga más inversiones en instalaciones en los puertos y en registros online para compartir de manera eficaz y lo más invisible posible la información con la UE. 

¿Y los impuestos?

Habrá nuevas normas para el IVA que permitirán aplicar, por ejemplo, menos impuestos que los de la UE si así lo decide el Reino Unido y no hay riesgo de que esas mercancías acaben en el mercado comunitario.

¿Y quién decide las disputas legales?

Hasta ahora se trataba solo del Tribunal de Justicia de la UE, que es el encargado de velar por la libre competencia y la aplicación de las reglas. Seguirá ejerciendo su jurisdicción porque es la única manera de que no haya una frontera dura en la isla de Irlanda, pero, según el nuevo marco de Windsor, los tribunales de Irlanda del Norte estarán más involucrados y solo entrará la Justicia europea si se trata de cuestiones comerciales o que afecten claramente al mercado comunitario. A la vez, ambas partes se han comprometido a mantenerse informadas sobre posibles cambios regulatorios ahora que el Reino Unido y la UE se pueden ir distanciando. 

¿Qué es el freno de emergencia de Stormont?

Stormont es la manera de referirse al Parlamento de Irlanda del Norte porque la sede está en esa zona de Belfast. La asamblea tendrá la posibilidad de invocar el veto si entiende que una nueva regulación de la UE se está aplicando en su territorio y no está de acuerdo con ella. Para ello se necesitarán las firmas de 30 diputados de al menos dos partidos diferentes de los cinco en la asamblea. Este freno se utilizará “de manera excepcional” y como “último recurso”, según subraya la Comisión Europea.

En todo caso, el Gobierno británico tendrá un papel extra. Si Irlanda del Norte decide que no se aplique una regla, el Reino Unido lo notificará a la UE y se suspenderá su aplicación hasta que el Gobierno británico y la Comisión Europea no decidan de mutuo acuerdo otra cosa. Si no hay acuerdo, la decisión pasará a un panel conjunto de arbitraje.

¿Entonces ya está hecho el acuerdo?

No, en esto del Brexit siempre hay algo más. Para empezar, los ajustes legales necesitan la aprobación de los gobiernos de la UE, cuyos representantes en Bruselas han conocido este lunes los detalles del acuerdo. Los ajustes pasarán por el proceso legislativo habitual, en este caso con tres propuestas legislativas de la Comisión Europea que tendrán que aprobar los gobiernos en el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo. 

Fuentes comunitarias explicaron que los cambios acordados se aprobarán “de manera progresiva” ya que no se trata de un único documento legal: algunos ajustes se aprobarán “rápidamente” en cuestión de “semanas” mientras que otros pueden tardar “más tiempo”. 

La parte más complicada políticamente puede ser para Sunak, que tiene que convencer de un lado a los más conservadores de su partido –que aunque no son suficientes para parar el acuerdo sí pueden montar una rebelión contra él– y de otro a los unionistas más radicales de Irlanda del Norte del partido DUP. Este partido bloquea la formación de un nuevo Gobierno en Belfast desde el año pasado como protesta por el protocolo y ha dicho que quiere “tiempo” para examinar los detalles del acuerdo. Puede que los unionistas se lo sigan pensando hasta después de las elecciones locales del 18 de mayo. 

¿Habrá más concordia entre la UE y el Reino Unido?

Como primer paso, el Reino Unido retirará la legislación que había presentado Boris Johnson ante el Parlamento para saltarse el protocolo y la Comisión no seguirá con el expediente que había abierto para llevar al Gobierno británico ante los tribunales. 

Tanto Sunak como Von der Leyen sugirieron que habrá más acuerdos pronto, por ejemplo con la inclusión del Reino Unido en el programa Horizonte Europa de la UE que financia proyectos de investigación y del que dependen becas de científicos y académicos. Otro punto esencial pendiente del Brexit es ahora el de Gibraltar y las reglas que se aplican en la frontera, aunque, según el Gobierno español, el acuerdo está cerca. 

¿Y en Irlanda del Norte?

El acuerdo de paz de 1998 aguanta, pero se siguen produciendo incidentes aislados de violencia y hay más tensión alrededor de la conmemoración del 25 aniversario. La semana pasada, un hombre enmascarado disparó a un policía que no estaba de servicio en un centro deportivo. Desde entonces, seis personas han sido detenidas y la policía investiga la implicación de un grupo terrorista que se hace llamar el nuevo IRA. Sunak empezó la rueda de prensa recordando al policía, que sigue grave y hospitalizado. 

¿Y qué pinta Biden?

La Casa Blanca está pendiente de este pacto con la UE antes de confirmar el viaje del presidente de Estados Unidos a Reino Unido e Irlanda por el 25º aniversario del acuerdo de paz en el que Bill Clinton también medió. Biden, que es de origen irlandés, ha mostrado en público su preocupación por la tensión alrededor del protocolo. 

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