Marruecos reforma el Código de Familia pero no equipara los derechos de hombres y mujeres
Con varios meses de retraso, Marruecos ha anunciado la reforma del Código de Familia o Moudawana, con la inclusión de más de cien enmiendas que han obtenido el beneplácito del rey Mohamed VI y del Consejo Superior de Ulemas, la máxima autoridad religiosa del país. Ahora, la norma tendrá que ser aprobada por el Parlamento, algo que ocurrirá con toda probabilidad, después de seis meses de intenso debate entre los sectores conservadores y liberales.
Colectivos feministas y de derechos humanos habían solicitado una revisión de la ley para que garantice la paridad y mayores derechos para las mujeres y las niñas, pero el nuevo texto no responde plenamente a esas demandas y aspiraciones.
Aunque el nuevo Código de Familia revisa las exenciones para el matrimonio de menores y amplia los derechos de las mujeres en materia de tutela y custodia de los hijos, mantiene la poligamia con la aprobación de la primera esposa y en los casos en los que ésta no sea fértil o no pueda mantener relaciones sexuales por alguna enfermedad.
La edad legal para contraer matrimonio sigue siendo de 18 años, pero son posibles las exenciones dictadas por un juez de familia para los y las menores, a partir de los 17 años, frente a los 15 años que marcaba el texto previo. En lo relacionado con la tutela y custodia de los hijos, que antes estaba asignada automáticamente al padre, ahora será compartida por los dos progenitores, incluso después del divorcio y cuando la madre vuelve a contraer matrimonio. Esta última era una de las principales reivindicaciones de los defensores de los derechos de la mujer.
En cuanto a la herencia –según el Corán, los hijos varones reciben el doble que las hijas–, no se ha equiparado entre hombre y mujeres, pero la nueva norma permite a los padres hacer libremente donaciones o testamento de sus bienes para sus hijas. El ministro de Asuntos Islámicos marroquí, Ahmed Tawfiq, explicó en la presentación de la reforma que ésta excluye el domicilio conyugal de la herencia y considera el trabajo de la esposa dentro del hogar como contribución al desarrollo de los bienes adquiridos durante la relación matrimonial.
Una norma para “seguir dominando a las mujeres”
En ocasión de la publicación del nuevo Código de Familia, la activista marroquí del Movimiento Alternativo por las Libertades Individuales (MALI), Betty Lachgar, explica a elDiario.es que “la Moudawana socava la dignidad de las mujeres y pisotea sus derechos”. “Desde la reforma y a lo largo de todo el proceso, hemos visto a hombres trabajando en las propuestas y en la nueva versión. Una vez más, asistimos a una mascarada en la que los hombres redactan textos para los hombres que les permiten seguir dominando a las mujeres”.
La feminista marroquí enumera algunas de las limitaciones que presentan los cambios respecto a la mujer. Por un lado, se pregunta por qué hay una excepción sobre el matrimonio para chicas menores de 17 años. “La cultura de la pedocriminalidad está arraigada. Nos adaptamos a los deseos de los hombres, mantenemos a las niñas sin educación y sin estudios superiores. A los 17 años, por lo general, las chicas no han terminado el instituto. En resumen, están relegadas a la esfera privada como esposas y madres”, lamenta.
Respecto a la poligamia, Lachgar opina que no debería de regularse, sino directamente abolirse. “Conocemos las presiones a las que se verán sometidas las mujeres para no incluir su negativa en el contrato matrimonial. Una vez más, serán las mujeres de entornos socioeconómicos bajos las que sufrirán las consecuencias. Es otra forma de violencia”, dice. Además, insiste en que “las mujeres son reducidas a sus funciones reproductivas y a no ser más que objetos sexuales, esencializando a las mujeres, transmitiendo discriminación y reforzando sin pudor los estereotipos sexistas”.
Sobre la creación de un órgano de conciliación en caso de divorcio, la activista considera que la medida “demuestra un desconocimiento total de la realidad sobre el terreno y de la cuestión de las violencias masculinas contra las mujeres”. “La creación de este órgano, que ya existe en parte con juicios, es totalmente contraproducente y beneficia, una vez más, a los hombres, alimentando la cultura de la violación”, añade.
Por último, la activista de MALI señala que no ha sido incluida en la reforma del Código de Familia una de las mayores reivindicaciones desde las asociaciones feministas: el reconocimiento de la paternidad y la filiación mediante pruebas de ADN en favor de los niños y niñas nacidos fuera del matrimonio, y por tanto considerados “ilegítimos”. “Como feminista, exijo que se respete la autonomía reproductiva de las mujeres fuera del matrimonio y que se reconozca a todos los niños y niñas”, concluye.
El nuevo código recoge algunas medidas como obligar a los padres biológicos a mantener a su hijo nacido fuera del matrimonio, que además puede heredar de sus padres mediante un testamento o una donación.
El Código de Familia, que ya había sido reformado en 2004, durante los primeros años del reinado de Mohamed VI, tiene como objetivo fortalecer la figura de la familia en Marruecos. Aun así, en los pasados años, su aplicación ha estado marcada por los vaivenes políticos, sobre todo entre 2011 y 2021, con los Gobiernos islamistas del Partido de la Justicia y el Desarrollo, liderados por los primeros ministros Saadeddine Othmani y Abdelilah Benkirane.
Aunque los islamistas perdieron las elecciones de 2021 y llegó al poder el actual primer ministro, Aziz Akhannouch, líder de la Agrupación Nacional de los Independientes, el monarca marroquí encomendó la última reforma al dictamen de los ulemas o doctores de la religión. Para tomar la decisión final, los representantes musulmanes se encargaron de aplicar la tradición de la sharía, propia de la Constitución marroquí, por lo que descartaron reformar la repartición de la herencia porque contradice la ley islámica, entre otras cosas.
5