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ELECCIONES EN FRANCIA

Mélenchon busca la sorpresa en la primera vuelta de las elecciones francesas

El candidato de Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, en un acto de campaña en Lille, al norte de Francia, este martes.

Amado Herrero

París —
8 de abril de 2022 22:27 h

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Jean-Luc Mélenchon ha tratado de multiplicarse para este final de campaña. El pasado martes habló ante un auditorio lleno en Lille y, a la vez, lo hacía en otras once ciudades vía holograma. Una retransmisión simultánea que permitió al candidato difundir uno de los discursos más largos de esta campaña ante 20.000 personas, en ciudades como Pau, Besançon, Niza o Le Havre. Mélenchon les habló de “la gran rueda de la historia y sus engranajes”. “Nos quedan tres días: sentimos nuestro destino al alcance de la mano, podemos llevar a cabo el giro político más increíble”. 

Un giro, según Melénchon, que permita a los franceses alejarse de la “alucinación neoliberal” y “romper económicamente con este sistema loco que quiere convertir todo en una mercancía”. El mitin de Lille y su gran reunión del domingo pasado en Toulouse –“tierra de izquierda y de republicanos españoles”– han sido los dos últimos grandes actos de campaña del candidato de la plataforma de izquierdas Francia Insumisa. En estas semanas ha dejado atrás a todos sus rivales progresistas y mantiene la esperanza de colarse en la segunda vuelta. En enero, los sondeos le situaban codo a codo con el ecologista, Yannick Jadot, con un 7,6% de las intenciones de voto; ahora le dan un 16,5% frente al 5% del candidato de Los Verdes.



Sin renunciar a su línea ideológica, Mélenchon ha logrado suavizar su imagen de radical y su carácter irascible, ángulos de ataque favoritos de sus rivales en anteriores citas electorales. En 2022, Francia Insumisa (LFI) ha sido muy innovadora en sus actos de campaña, gracias a experiencias como la de Lille o el gran mitin inmersivo (y olfativo) de Nantes. También ha presentado un programa más sólido y trabajado, reivindicando conceptos como la planificación ecológica y la criollización, un término popularizado por el escritor Édouard Glissant, que sostiene que cuando diferentes culturas coexisten en un mismo territorio acaban por crear una nueva identidad. 

Además, ha promovido su visión de una reforma constitucional que lleve a Francia a la Sexta República, en la que el poder sea menos vertical y la democracia, más participativa. “Si Jean-Luc Mélenchon está hoy en cabeza en los sondeos, entre las fuerzas progresistas, es porque lleva varios años trabajando en su proyecto y ha sabido hablar de ecología popular y porque sabe poner en escena una cierta profundidad histórica”, analiza Lucile Schmid, vicepresidenta del 'think tank' La Fabrique écologique y exdiputada socialista en la región de París.

Legado socialista y admiración por Mitterrand

El líder de Francia Insumisa abandonó en 2008 el Partido Socialista (PS), después de haber sido miembro durante treinta y dos años y formar parte del Gobierno de Lionel Jospin. Tras su salida del PS, fundó el Partido de la Izquierda y en 2012 se presentó por primera vez a las elecciones presidenciales como candidato de una coalición de partidos que incluía al Partido Comunista Francés. Obtuvo entonces el 11% de los votos. De cara a las presidenciales de 2017, cambió de estrategia, con un movimiento más transversal al que llamó Francia Insumisa. En sus propias palabras, el objetivo ya no era “unir a la izquierda” sino “federar al pueblo”. En aquellas elecciones subió hasta el 19,58% de los votos.

De su paso por el PS, Mélenchon no oculta la veneración por François Mitterrand. Hace unas semanas, en una entrevista con el Instituto Nacional del Audiovisual (INA) comparaba su programa con L'Avenir en commun, programa emblemático de la izquierda francesa en los años 70. “La unión en la cima de las formaciones era un medio para conseguir una unión en la base, pero cuando esa unión en la cima fracasó, Mitterrand se dirigió directamente a la base, diciéndoles ‘este es el programa’. Ése es exactamente el método que utilizo hoy, quizás con menos talento”, explicaba el candidato ante el INA. 

En este sentido, el sociólogo e historiador Pierre Rosanvallon señalaba recientemente en una entrevista en Libération que las referencias a la izquierda latinoamericana y a los teóricos del populismo, como Chantal Mouffe y Ernesto Laclau, que aún eran frecuentes en 2017, han desaparecido ahora. “El Mélenchon de hoy casi recupera los acentos y la postura mitterrandianos. Se ha creado una imagen de 'padre de la patria' republicano, con notas de Víctor Hugo, que hacen olvidar sus posiciones geopolíticas más discutibles”, estima Rosanvallon, en referencia a la postura de “no alineamiento” que Mélenchon defiende frente a la invasión de Ucrania.

Abstención y “voto útil”

Los expertos apuntan a dos factores fundamentales que pueden ayudarle a colarse por lo que él llama “agujero de ratón”, que puede permitirle superar a Marine Le Pen (hoy con el 23% en los sondeos): la movilización del electorado abstencionista y el voto útil progresista. Se estima que la abstención podría superar el 20% en estas elecciones y una gran parte de ese porcentaje serán votantes jóvenes, uno de los grupos donde Mélenchon consigue mejores resultados. Por otro lado, si la diferencia en los sondeos entre Le Pen y el candidato de LFI se percibe como ajustada, eso podría ayudar a movilizar votos de una parte del electorado de izquierdas, que prefiera un “voto eficaz” para impedir un nuevo duelo Macron–Le Pen. 

La exministra socialista Christiane Taubira anunciaba este viernes que votará por Mélenchon. “La llegada de la extrema derecha al poder es un riesgo que no podemos aceptar. Desde la primera ronda opto por bloquear su camino. El candidato de la izquierda en condiciones de hacerlo es hoy Jean-Luc Mélenchon. El domingo, tendrá mi voto”. Sin embargo, en contra de ese trasvase de votos jugará el rechazo que despierta entre una parte de ecologistas y socialistas: según el barómetro IPSOS, los votantes de Yannick Jadot y Anne Hidalgo tienen mejor imagen del actual presidente que de Jean-Luc Mélenchon. Además, si en 2017 los ataques venían de adversarios tanto de izquierdas como de derechas, cinco años después son sus rivales progresistas los que más le han criticado. 

Entre las causas de ese rechazo están algunas declaraciones pasadas (llegó a calificar de “asesino” al ministro del Interior socialista, Bernard Cazeneuve) o episodios como los registros policiales en la sede de LFI en 2018, en particular una secuencia muy repetida en la televisión y las redes sociales en la que, nariz con nariz, gritaba “La República soy yo” a uno de los funcionarios. Sin embargo, en esta campaña Mélenchon ha logrado dejar atrás el incidente e, incluso, lo ha recuperado de forma irónica en algunos vídeos para su estrategia de redes sociales, donde es uno de los candidatos más activos y uno de los que más éxito tienen.

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