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Meloni no logra conquistar el corazón rojo de Italia: el centroizquierda gana en Emilia Romaña y Umbría

Elly Schlein junto al resto de líderes de las formaciones progresistas italianas, Riccardo Magi, Giuseppe Conte, Angelo Bonelli, y Nicola Fratoianni, en Roma, el 12 de septiembre de 2024.

Mariangela Paone

18 de noviembre de 2024 19:10 h

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El asalto de la derecha al corazón rojo de Italia tendrá que esperar. El centroizquierda ha ganado este lunes en su histórico bastión de Emilia Romaña y ha recuperado la región de Umbría, que perdió hace cinco años. En total, estaban llamados a las urnas unos cuatro millones de electores en unas elecciones regionales cuyos resultados eran importantes tanto para la mayoría que apoya al Gobierno de Giorgia Meloni, como para la oposición. 

La noticia en Emilia Romaña hubiera sido una victoria de la derecha, como pasó hace cinco años en Umbría donde en 2019 la candidata de la Liga arrasó logrando un triunfo que dolió mucho en el campo progresista que había gobernado en la región durante 70 años. Pero la victoria del candidato de centroizquierda Michele De Pascale se daba por descontada desde hace días en Emilia Romaña, una de las más ricas regiones de Europa y la tercera región italiana por el PIB per cápita.

Más difícil lo tenía Tesei que quería repetir la hazaña de 2019, revalidando su mandato con el apoyo de todo el centroderecha, ahora que la Liga de Matteo Salvini ha pasado de ser el accionista de mayoría que era hace cinco año a socio minoritario y díscolo de la coalición. En el frente opuesto, la secretaria del Partido Democrático, Elly Schlein, se empeñó a fondo para acompañar a su candidata en una campaña electoral en la que pisó varias localidades, teatros, empresas... El centroizquierda, tras la reciente derrota en la región de Liguria, donde perdió por un puñado de votos, se presentaba esta vez unido en una coalición que abarcaba desde Alianza Verdes-Izquierda hasta el partido del ex primer ministro, Matteo Renzi, Italia Viva, y el Movimiento 5 Estrellas, aquel llamado “campo ancho” que está lejos de fraguarse a nivel nacional.

“Nosotros hemos venido a acompañar a una candidata muy buena, Stefania Proietti, que ya demostró como alcaldesa de Asís de saber estar cerca de las necesidades de las personas y dar respuestas concretas”, dijo Schlein en los últimos días de la campaña. Esa cercanía es la que el Partido Democrático persigue para volver a tener presencia en los territorios, después de la derrota en las elecciones generales de septiembre de 2022 que entregó el país al centroderecha liderado por el partido ultra de Meloni. 

En Emilia Romaña, con los sondeos que daban el centroizquierda por delante por 10 puntos, Meloni no se dejó ver mucho en la campaña electoral. Ganar en el corazón rojo de Italia hubiera significado obtener una consagración definitiva y demostrar por la vía de los hechos que se cumplía lo que se ha convertido en una obsesión de la derecha: acabar con la hegemonía cultural de la izquierda también en sus bastiones tradicionales. Para la empresa, eligieron a una candidata, Elena Ugolini, que había sido secretaria de Estado de Educación en el Gobierno tecnócrata de Mario Monti, entre 2011 y 2013, y que se postuló como líder de una “candidatura cívica”. 

Pero De Pascale, de 39 años, candidato del Partido Democrático, consiguió aglutinar sobre su nombre a todo el centro-izquierda. Alcalde de la ciudad de Ravena en su segundo mandato, ha sido la apuesta para mantener el control de un territorio irrenunciable para el campo progresista. 

Aunque podía confiar en una victoria casi asegurada, de Pascale recorrió ciudades y pueblos en las últimas semanas, consciente de que el enemigo a batir era la abstención, en una región que, desde mayo de 2023 ha sufrido cuatro inundaciones, con miles de viviendas destruidas y muchos retrasos en el desembolso de las ayudas. Y, en efecto, la participación ha sido mucho más baja que hace cinco años: solo ha votado el 46,5% de los electores contra el 67,6 de 2019. El dato ha sido más alto en Umbría, donde la participación sí se ha superado el 50% —52,3%— pero ha sido mucho más baja que en 2019, cuando fue del 64,4%.

“Hay tres elementos muy fuertes de esta tierra [en esta victoria]: los valores, hemos sido capaces de interpretarlos; orgullo, lo que esta tierra siente por lo que ha sido capaz de construir; y confianza, la que ha inspirado nuestra campaña electoral, que ha sido honesta y nunca arrogante”, ha dicho De Stefano, tras la victoria. “Es una victoria que es también la victoria de la cohesión de una coalición. Y la cohesión de nuestro partido. De lo que se puede hacer cuando estamos unidos”, ha dicho la secretaria del PD, Schlein. Su partido ha logrado en Emilia Romaña más del 40 por ciento de los votos. También Proietti hizo una referencia a la unidad en sus primeras declaraciones tras la victoria: “Todos los líderes me han llamado, todos han estado aquí, en las plazas. Esta es una victoria de todos los ciudadanos y las ciudadanas de Umbria”. 

El centroizquierda puede reivindicar la victorias en dos territorios importantes y abrir una brecha en las certezas de un Gobierno que, a nivel nacional, a pesar de los reveses judiciales, sigue aplicando su agenda a golpes de mayoría absoluta. Ahora, con los resultados ya sobre la mesa, todos tienen material para hacer un balance y preparar la próxima cita electoral de 2025, cuando se votará en otras seis regiones, entre ellas Toscana, otro histórico “bastión rojo” que Meloni pretende conquistar. 

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