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Mercenarios Wagner, una bandera de Ucrania en el desierto y una crisis diplomática: qué ha pasado en Mali

La fotografía de un grupo de rebeldes tuareg sujetando la bandera de Ucrania en el desierto y difundida el pasado 29 de julio ha provocado una crisis diplomática entre Ucrania, Mali y Níger con Rusia de telón de fondo.

Qué ha pasado

Entre el 25 y 27 de julio un grupo de rebeldes tuareg y yihadistas del grupo salafista Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM) atacaron un convoy de mercenarios rusos y malienses en Tinzaouatene, una localidad en el norte de Mali cerca de la frontera con Argelia. A través de un comunicado publicado en X, Attaye Ag Mohamed, portavoz del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA), aseguró que 84 mercenarios rusos fallecieron en combate, además de 47 soldados de las Fuerzas Armadas de Mali (FAMA).

El grupo secesionista también asegura tener a siete prisioneros de ambos grupos enemigos, además de haber recuperado una considerable cantidad de munición, armas y coches blindados. Por su parte, el JNIM reportó 50 mercenarios y diez militares malienses muertos durante la batalla, según informó EFE.

Sin especificar la cantidad, Wagner reconoció haber tenido “bajas”, entre ellas, Serguéi Shevchenko, comandante del 13º destacamento del grupo mercenario ruso.

Dos días después, el 29 de julio, el periódico Kyiv Post publicó en exclusiva una foto de varios rebeldes posando con la bandera de Ucrania. La imagen, según el periódico, llegaba de “fuentes del sector de la seguridad y defensa de Ucrania”.

Mohamed Elmaouloud Ramadane, portavoz de la alianza rebelde tuareg en Mali ha negado haber recibido asistencia de Ucrania o de cualquier otra potencia extranjera en la operación. Sin embargo, la foto ha sembrado dudas sobre la participación de Ucrania, que en el pasado ya se ha enfrentado a fuerzas del grupo ruso de mercenarios en otros países del continente en lo que supone una extensión del conflicto con Moscú.

Qué dice Ucrania

El mismo día en el que se publicó la foto, Andrí Yusov, portavoz de la inteligencia militar ucraniana (GUR), aseguró en televisión que “los rebeldes [de Mali] recibieron información crucial, y no sólo datos, que les permitió llevar a cabo con éxito la operación contra los criminales rusos. Si bien no podemos dar más detalles, habrá una continuación”. Tras el impacto de sus declaraciones, Yusov negó después que fuera Ucrania quien diera esa información a los rebeldes.

Ucrania ha rechazado categóricamente haber participado en esta batalla pese a que las declaraciones de Andrí Yusov sugieran lo contrario. Desde que empezó la invasión rusa, Kiev se ha comprometido en diversas ocasiones a perseguir a los rusos que considera responsables de crímenes en Ucrania en cualquier lugar del mundo.

En Sudán, por ejemplo, la inteligencia militar ucraniana ha estado activa contra los mercenarios de Wagner, que apoya a los rebeldes locales. Un vídeo publicado por el Kyiv Post muestra a agentes ucranianos interrogando a mercenarios de Wagner capturados en ese país. En agosto del año pasado, las fuerzas especiales de Ucrania realizaron ataques con drones en Sudán en apoyo del régimen militar de Abdel Fattah al-Burhan, enfrentado a otro general asistido por los mercenarios.

“Seguimos haciendo nuestra guerra en cualquier lugar en que sea posible llegar hasta los rusos”, declaró a EFE Serguí Grabski, coronel ucraniano en la reserva.

“La situación con los tuaregs es muy sensible y puede molestar a muchos países del llamado Sur Global”, afirmó el exmilitar, que cita entre estas cuestiones la colaboración de estos rebeldes con movimientos radicales islámicos y sus aspiraciones secesionistas.

Grabski sostiene que Ucrania no trabaja con ellos y que el uso de la bandera ucraniana es una estrategia por parte de los tuaregs para “asociar su causa a la de Ucrania” y “atraer atención y popularidad”. Sin embargo, tampoco desmintió que Ucrania haya asistido a los rebeldes de forma puntual e indirecta.

Cómo han reaccionado Mali y sus socios

Sin ninguna investigación que confirme la participación de Ucrania, el Gobierno maliense ha respondido poniendo fin a las relaciones diplomáticas con Kiev.

La junta militar de Mali sostiene que las declaraciones de Yusov “demuestran un claro apoyo oficial del Gobierno ucraniano al terrorismo en África, en el Sahel y, más precisamente, en Mali”. Adoptando el lenguaje utilizado por Rusia, también tacha de “neonazi” a la administración ucraniana, a la que acusa de “violar su soberanía”. Una decisión calificada por Kiev como “miope y precipitada” .

Por su parte, Níger también ha roto relaciones con Ucrania, siguiendo así los pasos de su vecino y aliado. Mali, Níger y Burkina Faso son tres países gobernados por juntas militares que recientemente han conformado una confederación de ayuda mutua llamada Alianza de Estados del Sahel, una fuerza militar que supuestamente combinará efectivos para luchar contra los grupos armados de la región. Los tres han abandonado la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) y algunos expertos apuntan a una creciente aproximación a Moscú.

La última reacción del país africano ocurrió el viernes, cuando la junta militar en el poder en Mali dio un plazo de 72 horas a la embajadora de Suecia, Kristina Kuhnel, para abandonar su territorio. Esta decisión tuvo lugar tras el anuncio de Johan Forssell, ministro sueco de Cooperación Internacional y Comercio Exterior, de suspender las ayudas financieras a Mali debido al apoyo del Gobierno maliense a la “agresión de Rusia contra Ucrania”.

Qué dice Rusia

La portavoz de la del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, afirmó en una entrevista a la agencia oficial rusa RIA Nóvosti que Ucrania ha abierto “un segundo frente en África” ante la imposibilidad de vencer a Rusia en el campo de batalla.

La representante de la diplomacia rusa señaló que Kiev también “continúa utilizando métodos terroristas” en territorio ruso. Desde Moscú han apoyado la decisión de Mali de romper relaciones diplomáticas con Ucrania, además de hacer un llamado de atención a la comunidad internacional por los actos “flagrantes” y “bárbaros” de Kiev.

El conflicto con los tuaregs en Mali

El conflicto entre el Gobierno de Mali —dirigido desde mediados de 2021 por una junta militar tras un golpe de Estado— y el Marco Estratégico Permanente para la Defensa del Pueblo de Azawad (CSP-DPA), tiene sus raíces en la descolonización del país.

Con el fin de la colonización, los tuaregs –un grupo de población nómada– empezaron un conjunto de alzamientos con el objetivo de lograr la independencia de Azawad, una región desértica del norte de Mali. El último de ellos tuvo lugar en 2012 y 2014, un conflicto que terminó con el Acuerdo de Argel en 2015.

Sin embargo, tras el anuncio de la retirada de la MINUSMA (la Misión Multidimensional de las Naciones Unidas en Malí) en 2023, la tensión entre ambos bandos se reanudó en un contexto marcado por el aumento de la presencia de grupos islámicos yihadistas y del grupo Wagner –ahora conocido como Africa Corps–, que se asentó en Mali en 2021 para trabajar como “entrenadores militares” de las Fuerzas Armadas del país.

La retirada de la MINUSMA se produjo un año después de que Francia anunciara el fin de la operación Barkhane –que tenía el objetivo de luchar contra las insurgencias yihadistas como el JNIM–, y uno antes de que la Unión Europea finalizara su misión de adiestramiento (EUTM Mali) tras 11 años de mandato y entreno a las fuerzas armadas del país y otros miembros del llamado G5 del Sahel (Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger). Un vacío que algunos expertos señalan que está ocupando Rusia.

Actualmente, uno de los territorios que está en disputa es la región de Kidal, un lugar especial en la geografía del Sahel por su cercanía con la frontera con Argelia, además de ser un bastión histórico de los movimientos separatistas y rebeldes islamistas. En noviembre de 2023 las fuerzas armadas de Mali lograron recuperar la ciudad junto con la milicias rusas tras la retirada de la MINUSMA.

En el artículo 6 del Acuerdo de Paz firmado en 2015 se incluía la posibilidad de “facilitar [a los secesionistas] un mayor autogobierno y autogestión de las zonas del norte”, sin excluir la presencia de unidades del ejército de Mali. Después de los dos golpes de Estado en 2020 y 2021 ejecutados por el ejército dirigido por el coronel Assimi Goïta, la ambición por recuperar la totalidad del territorio –sobre todo la zona norte– ha ido en aumento.

La junta militar que gobierna el país se ha opuesto en diversas ocasiones al acuerdo mediado por Argelia, a quién han acusado de “actos inamistosos” y “hostilidad” después de acoger a rebeldes en su territorio. Finalmente, el pasado mes de enero, Mali puso fin “de inmediato” al acuerdo de paz.

Wagner en Mali

Desde que se instaló en 2021 bajo el liderazgo de Yevgueni Prigozhin —el entonces jefe de Wagner fallecido en un accidente de avión tras liderar un levantamiento contra Putin—, la presencia de mercenarios rusos en Mali ha provocado multitud de acusaciones de vulneraciones de derechos humanos.

El caso más conocido es el de la masacre de Moura, el peor incidente desde que se reavivó el conflicto, según Human Rights Watch (HRW). Un informe de la ONU concluyó que 500 personas fueron ejecutadas en la localidad de Moura, una aldea situada en el centro de Mali durante una operación antiyihadista en 2022. La Oficina de Derechos Humanos de la ONU acusó al ejército de Mali y “combatientes extranjeros” de perpetrar estos crímenes. En esta masacre, que duró cinco días, 58 mujeres fueron violadas o sufrieron violencia sexual por parte de soldados.

El informe publicado por la organización HRW asegura que estos “combatientes externos” eran mercenarios del grupo Wagner y que muchas de las víctimas habían sido atadas, vendadas y finalmente fusiladas. Pese a ello, y tal como informa The Guardian, las autoridades malienses han negado las acusaciones.

Tras la muerte de Prigozhin, Wagner opera en Mali y otros países del Sahel bajo el nombre de Africa Corps, una estructura vinculada al Ministerio de Defensa ruso que da soporte a las Fuerzas Armadas del país a cambio de recursos minerales.

En Mali, un país rico en oro –pero también en litio, uranio y madera– Africa Corps se beneficia normalmente de “concesiones mineras por parte del gobierno al grupo”, según ha explicado Jack Watling, especialista en guerra terrestre del Royal United Services Institute (RUSI), en un análisis de la BBC.

“Existe un modus operandi estándar en Rusia, que consiste en cubrir los costos operativos con actividades comerciales paralelas. En África, esto se hace principalmente a través de concesiones mineras”, indicó al medio británico. Cabe destacar que Kidal –y el norte de Mali– es una de las regiones ricas en oro y su búsqueda puede ser uno de los objetivos de grupos extremistas.

Actualmente Rusia está presente en ocho países africanos y, según la organización Blood Gold Report, Moscú ha extraído oro de África por unos 2.5 millones de dólares (más de 2.2 millones de euros) en estos últimos dos años.