Al Qaeda sigue viva: está descabezada pero puede explotar la retirada de EEUU de Afganistán

El pasado 7 de agosto, dos personas se acercaron en moto a Abdullah Ahmed Abdullah, más conocido como Abu Muhammad al-Masri, en una calle de Teherán. Sacaron sus armas, dispararon y lo mataron. Su mujer Miriam también fue asesinada. Miriam era la mujer del hijo de Osama bin Laden, Hamza, asesinado por EEUU en algún momento de 2019, según anunció el presidente Trump. La operación para matar a al-Masri fue llevada a cabo por agentes israelíes con conocimiento de EEUU, tal y como informó recientemente The New York Times.

Según documentos filtrados de Al Qaeda, Abu Muhammad al-Masri era el número dos de la organización terrorista. Además de al-Masri, en los últimos meses se ha conocido la muerte de varios líderes de Al Qaeda, e incluso hay informaciones creíbles del fallecimiento del máximo dirigente del grupo, Ayman al Zawahiri –quien fue número dos de Bin Laden–.

Esta situación se combina con una posible retirada anticipada de las tropas de EEUU de Afganistán al tiempo que los Talibán se resisten a cortar lazos con Al Qaeda, que lleva décadas instalada en el país. La organización responsable del peor atentado de la historia en 2001 y que en los últimos años había quedado eclipsada por el poderío de ISIS –que ya no controla ningún territorio– pasa por un momento decisivo para su futuro como fábrica de terror. 

“Si Zawahiri sigue vivo, esperaría más de lo mismo. Creo que ellos piensan que su participación en conflictos locales les ha dado una voz en muchas partes del mundo y una sensación de relevancia, que dicen que ISIS está perdiendo”, señala a elDiario.es Edmund Fitton Brown, coordinador del Equipo de Apoyo Analítico de la ONU y Vigilancia de las Sanciones de ISIS, Al Qaeda y los Talibán. “Pero si Zawahiri está muerto, dependerá mucho de la dirección que tome el nuevo líder. Hay una suposición de que si tienen un nuevo líder, probablemente intentarían ser más agresivos de lo que ha sido Zawahiri. Entonces sería más probable que intentasen llevar a cabo un ataque internacional a modo de gran declaración para demostrar su relevancia bajo el nuevo líder”.

Gilles de Kerchove, coordinador de la UE para la lucha contra el terrorismo, dice a elDiario.es que actualmente no se dan algunos de los elementos que provocaron la ruptura entre Al Qaeda e ISIS y que “quizá podría emerger un líder muy carismático que intentase unir ambos grupos y crear algo diferente en tres, cuatro o cinco años. No deberíamos descartar nada”.

Retirada de Afganistán y la futura relación Talibán-Al Qaeda

Fitton-Brown destaca que “no hay pruebas claras de que los talibanes vayan a tomar medidas para romper sus vínculos con Al Qaeda”. “Al Qaeda está muy incrustada en los Talibán y lleva a cabo una buena cantidad de acciones militares y de entrenamiento con los Talibán, y eso no ha cambiado”, declaró a la BBC.

EEUU llegó en febrero a un acuerdo con los Talibán en el que Washington se compromete a retirar completamente a sus tropas del país para mayo de 2021 siempre y cuando los Talibán no permitan a Al Qaeda operar libremente en Afganistán. Sin embargo, el acuerdo no ha servido para reducir la violencia. El número de ataques de los insurgentes afganos contra el Gobierno oficial y la población civil durante el tercer trimestre del año aumentó un 50% respecto al trimestre anterior, según datos oficiales de EEUU.

A pesar de la situación en el terreno, Trump, que había prometido acabar con las “guerras interminables” de EEUU, busca la retirada de más de la mitad de los 4.500 soldados que quedan en Afganistán antes de su salida de la Casa Blanca el próximo 20 de enero, según informan medios locales. El Departamento de Defensa de EEUU envió a sus comandantes una “orden de aviso” para empezar a planear el repliegue. El entonces secretario de Estado, Mark Esper, comunicó a la Casa Blanca que la cadena de mando coincide en su evaluación de que las condiciones para esta retirada no se cumplen. 

“El precio de salir demasiado pronto o de forma no coordinada podría ser muy alto”, advirtió el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. “Afganistán corre el riesgo de convertirse una vez más en una plataforma para terroristas internacionales para planear y organizar ataques contra nuestros países”, añadió. 

La situación tiene alguna similitud con la retirada de Irak a finales de 2011. “No podemos liberar a Irak de todos aquellos que se oponen a EEUU o que simpatizan con nuestros adversarios. No podemos patrullar las calles hasta que estén completamente a salvo ni estar en el país hasta que la unión de Irak sea perfecta. No podemos sostener indefinidamente un compromiso que costará al pueblo estadounidense cerca de un billón de dólares. La situación ha mejorado y pretendo sacar a todos los soldados a finales de 2011”, afirmó Obama en 2009 y así lo cumplió. Sin embargo, la violencia sectaria –alimentada por el gobierno del primer ministro Nuri al Maliki– no dejó de aumentar sobre el terreno, allanando el camino para la consolidación de ISIS, que llegó a controlar buena parte del país.

A Obama también le advirtieron del riesgo de una salida anticipada. “Tanto Petraeus [comandante del Mando Central de EEUU] como yo rechazamos hablar de fechas límite. Poner una fecha es simplemente decirle al enemigo cuánto tiempo tiene que esperar y eso puede ser muy peligroso”, señaló el embajador de EEUU en Irak entre 2007 y 2009, Ryan Crooker. Antes que Obama, el expresidente George Bush se había comprometido a la salida del país no más tarde de 31 de diciembre de 2011.

“En Afganistán hemos visto indicios de los Talibán aumentando la actividad de registro como si estuviesen intentando desarrollar un mejor inventario y quizá un mayor control sobre elementos terroristas extranjeros”, sostiene Fitton-Brown. “Pero no hay pruebas de que esto pueda acabar en la expulsión del liderazgo de Al Qaeda del país o en su arresto”. Nunca han dicho que vayan a romper con Al Qaeda, no se han comprometido a ello“.

El coordinador de la ONU señala que el futuro de la relación entre ambos grupos depende del proceso de paz, el cual no avanza correctamente. El experto contempla un escenario en el que los Talibán pueden “empezar a cumplir con su responsabilidad en el acuerdo con EEUU y en el que Al Qaeda todavía fuera respetada y un huésped tolerado, pero bajo el entendimiento de que no se les permitiría hacer nada con ramificaciones internacionales”.

Líderes terroristas muertos

Además de la muerte de Abu Muhammad al-Masri, que hubiese sido el sucesor de Zawahiri en caso de haber fallecido, tal y como apuntan algunas informaciones sin confirmar, otros destacados líderes de la organización también han sido asesinados. En caso de que los dos primeros estuviesen muertos, el tercero en la lista de sucesión sería Saif al Adel.

A finales de octubre, el Gobierno afgano afirmó haber matado al principal propagandista de la organización, Husam Abd al Ra’uf, un veterano que lleva en Afganistán desde finales de los 80 y que pertenece a la generación fundadora. Ra’uf era cercano a Zawahiri. La operación se llevó a cabo en una zona de Afganistán controlada por los Talibán, lo que demuestra la presencia de Al Qaeda en el terreno. En junio, fuerzas francesas mataron al argelino Abdelmalek Droukdel, líder de Al Qaeda en el Magreb. El pasado 10 de noviembre, el servicio de seguridad e inteligencia informó que había matado a Mohammad Hanif, uno de los líderes de la organización terrorista en el subcontinente indio y que participó en el intento de matar al presidente paquistaní en 2002. Según las autoridades afganas, Hanif llegó a ser temporalmente número dos de esta rama geográfica de la organización.

“Es un momento de peligro reputacional y posiblemente práctico para Al Qaeda. Será importante ver qué pasa si se confirma la muerte de Zawahiri y si son capaces de nombrar un líder creíble, dinámico y con buena reputación para toda la red”, dice Fitton-Brown. “También está la posibilidad de que se nombre un líder más dinámico que Zawahiri, a menudo acusado de falta de dinamismo, y que Al Qaeda adopte un papel más activo”. 

“Yo calificaría su estrategia de paciencia estratégica”, sostiene el experto. Fitton-Brown cuenta que durante un tiempo Al Qaeda estuvo eclipsada por el poderío de ISIS, pero ahora que estos últimos no controlan territorio “mucha gente vuelve a mirar a Al Qaeda y ven que sigue ahí. Esa es la palabra que se usa a menudo para definirles: resiliencia”.