Las elecciones italianas han ofrecido un resultado tan difícil de gestionar como fácil de interpretar. Ningún bloque cuenta con la mayoría absoluta necesaria para gobernar, y los dos partidos que salen más reforzados (el Movimiento 5 Estrellas y La Liga) rechazan las políticas económica y de inmigración más extendidas en la Unión Europea.
Los dos partidos que han dominado la política italiana en la última década han obtenido resultados muy por debajo de sus expectativas. El peor parado es el Partido Democrático del ex primer ministro Matteo Renzi, que ha dimitido finalmente este lunes. Silvio Berlusconi tampoco puede presumir mucho. En la coalición que él formó, su partido Forza Italia ha quedado por detrás de los ultraderechistas de La Liga –antes conocida como Liga Norte–, que se ha convertido en un partido nacional y no circunscrito a las ricas regiones del Norte.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) encabezado por Luigi di Maio ha sido el partido más votado, aunque se queda lejos de la mayoría absoluta para un partido que hasta ahora siempre se ha negado a firmar acuerdos con otras formaciones. Con el escrutinio aún por finalizar, cuenta con el 31,6% de los votos para el Senado (los datos de la Cámara Baja son similares, pero el escrutinio es más lento).
Las últimas proyecciones le dan 231 escaños en la Cámara Baja, donde la mayoría absoluta está en 316. “Todos los partidos van a tener que venir a hablar con nosotros para intentar formar gobierno”, dijo a medianoche su diputado Alessandro di Battista. Pero nadie sabe cuál será la respuesta del M5S, cuyo fundador, Beppe Grillo, nunca ha formado parte de sus candidaturas.
Lo coalición de la derecha y la ultraderecha (Forza Italia, La Liga y Hermanos de Italia) está en el 37,6% de los votos para el Senado. La Liga, liderada por Matteo Salvini, ha quedado por delante de Forza Italia e incluso es posible que le saque cerca de cuatro puntos (un 18% frente a un 14%). Junto al 4% de los Hermanos de Italia, la traducción en escaños de esta coalición podría llegar a contar con 254 escaños en la Cámara Baja, de los que 123 serían de La Liga y un centenar del partido de Berlusconi.
El vicesecretario de La Liga, Lorenzo Fontana, declaró que se trata de “un signo para Europa” y el comienzo de “la revolución del sentido común”. Entre las propuestas de La Liga destaca la expulsión masiva de migrantes y refugiados e introducir una moneda paralela interna, idea que comparte con Forza Italia.
El gobernante Partido Democrático (PD) de Renzi fue el gran derrotado de la noche con un 20% y 105 escaños, un descenso claro con respecto al 27,4% de las pasadas elecciones. Con sus aliados de centroizquierda podría llegar al 25%. “Se perfila claramente como un dato por debajo de nuestras expectativas. Es una derrota evidente”, afirmó Maurizio Martina, vicesecretario del PD.
El partido Libres e Iguales (izquierda), liderado por Pietro Grasso, obtendrá un 3,5% y en torno a 15 escaños. Libres e Iguales nació como una escisión del PD. +Europa, encabezada por la exministra Emma Bonino, habría conseguido un 2,5%. El partido de Bonino hace una defensa de Europa y de los migrantes.
Los resultados arrojan una situación difícil para formar gobierno que requerirá pactos que nunca se han dado hasta ahora, por ejemplo el del M5S con La Liga o el de M5S con el PD socialdemócrata de Matteo Renzi. Una gran coalición entre el principal partido de centro-izquierda (PD) y el de centro-derecha (Forza Italia) no llegaría al mínimo necesario para formar gobierno.
La participación, según ha informado el Ministerio de Interior ha sido del 71,48%, cifra inferior al 75,2% registrado en 2013.
En 2013, la coalición progresista encabezada por el PD obtuvo el 29,55% de los votos y 340 de los 630 diputados en la Cámara Baja. Un acuerdo de gobierno entre la coalición conservadora de Berlusconi y la progresista del Partido Democrático permitió a este último gobernar el país. Sin embargo, el partido de Berlusconi se retiró de la coalición tan solo unos meses después de haberse formado por desacuerdos sobre los presupuestos generales del Estado para 2014.
La coalición conservadora encabezada por Berlusconi obtuvo en 2013 un 29,18% de los votos y 124 diputados. Dentro de la coalición, el partido de Berlusconi fue el más votado (21,56% y 97 escaños) seguido de Liga Norte (4,09% y 18 escaños) y Hermanos de Italia (1,96%).
El M5S ha tenido especialmente buenos resultados en el sur del país y la coalición de derechas, en el norte.
Reforma electoral contra M5S
A finales de 2017, Italia aprobó una reforma electoral acordada por Matteo Renzi (PD) y Silvio Berlusconi (Forza Italia) que dificultaba las opciones del Movimiento 5 Estrellas.
La ley asigna el 36% de los escaños de ambas cámaras con un sistema mayoritario basado en circunscripciones uninominales (sale un único ganador) y el restante 64% se asigna de forma proporcional a nivel nacional.
El votante no puede dividir su voto, es decir, el voto al candidato de la circunscripción se asigna automáticamente a su formación o coalición para calcular el 64% restante de las cámaras. La reforma fija también una barrera del 3% del voto para los partidos que se presenten solos y del 10% para las coaliciones.
La antigua ley daba una mayoría automática en el Parlamento a cualquier partido que obtuviese el 40%, pero esa norma ya no está en vigor.
Este sistema favorecía las grandes mayorías y premiaba la formación de coaliciones de varios partidos, por lo que perjudicaba al Movimiento 5 Estrellas, que se define como un movimiento antiestablishment. La reforma se enfrentó a una gran oposición por parte del partido liderado por Luigi Di Maio.