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Muere Hebe de Bonafini, la presidenta de Madres de Plaza de Mayo

La presidenta de la Asociación de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, participa el 26 de enero de 2006 en la marcha número 1.500 desde que comenzaron su manifestaciones pacíficas en demanda de la investigación del destino de sus hijos desaparecidos.

elDiarioAR

20 de noviembre de 2022 15:28 h

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La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, ha fallecido este domingo a los 93 años, según ha confirmado su hija Alejandra. Según la información facilitada por la familia, la referente de la lucha por los derechos humanos ha muerto a las 9.20 de la mañana hora argentina (13.20 hora española).

Bonafini había sido dada de alta el 13 de octubre, después un internamiento de tres días en el Hospital Italiano de la ciudad de La Plata para realizarse controles médicos.

La vicepresidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ha hecho pública la noticia. “Queridísima Hebe, Madre de Plaza de Mayo, símbolo mundial de la lucha por los Derechos Humanos, orgullo de la Argentina. Dios te llamó el día de la Soberanía Nacional… no debe ser casualidad. Simplemente gracias y hasta siempre”, ha escrito en su perfil de Twitter.

El presidente argentino, Alberto Fernández, ha declarado tres días de duelo nacional tras conocer la noticia. En un comunicado, ha trasladado que “despide con profundo dolor y respeto a Hebe de Bonafini, Madre de Plaza de Mayo y luchadora incansable por los derechos humanos”. “El gobierno y el pueblo argentino reconocemos en ella un símbolo internacional de la búsqueda de memoria, verdad y justicia por los treinta mil desaparecidos”, sigue la nota presidencial.

El pasado 10 de noviembre, las Madres acudieron a la Plaza de Mayo como cada jueves. Ese día, Hebe de Bonafini ya recuperada participó en la vuelta al obelisco y pronunció su último discurso. “Los médicos me dejaron venir porque saben que también es parte de mi salud, necesito la Plaza para cuidarme, los necesito a ustedes para mejorarme” dijo.

Bonafini nació en la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires hace casi 94 años, el 4 de diciembre de 1928, en el corazón de una familia humilde. Tuvo tres hijos: Jorge Omar, Raúl Alfredo y, más tarde, María Alejandra. Los dos primogénitos se involucraron durante su etapa universitaria en el movimiento estudiantil, delito intolerable para la dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983.

El 8 de febrero de 1977, un grupo de policías sin uniforme entró en la casa donde vivía Jorge. Apenas meses después repetirían la operación con María Elena, su esposa y Raúl, su hermano. Los tres forman parte desde entonces de los 30.000 desaparecidos por las Juntas Militares durante esos años.

Sin tener idea en ese momento del paradero de sus hijos, Hebe comenzó a viajar recurrentemente a la ciudad de Buenos Aires para pedir una respuesta. Cientos de madres y abuelas se encontraban entonces en la misma situación. Organizadas, comenzaron a protestar cada jueves con una marcha alrededor del obelisco que se levanta en la Plaza de Mayo de la capital argentina, frente a la presidencial Casa Rosada.

Desde el 30 de abril de 1977, la asociación Madres de Plaza de Mayo ha marchado cada jueves, de forma ininterrumpida, primero para pedir respuestas al Gobierno militar sobre el paradero de los desaparecidos, y años después, con la llegada de la democracia, para honrar la memoria de quienes ya no volverían y seguir reclamando memoria, verdad y justicia. Madres y Abuelas se convirtieron con su protesta no violenta y sus pañuelos sobre la cabeza como icono inconfundible en referentes internacionales en la lucha por los derechos humanos.

Años más tarde, la asociación de las madres se dividirá en dos: la original, que siguió presidiendo Hebe, y Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, cuyo principal referente es Taty Almeida.

Las políticas de memoria y defensa de los derechos humanos que inició Néstor Kirchner durante su presidencia y que luego continuó su mujer, Cristina Fernández, ligaron a madres y abuelas a la corriente política del matrimonio, más tarde denominada kirchnerismo. En los discursos políticos de ambos se tornó habitual la presencia en el escenario o en primera fila de representantes de las asociaciones.

Hebe de Bonafini encarnó a partir de entonces una fuerte militancia política por ese espacio y en concreto por la actual vicepresidenta, a la que dedicó unas palabras en su último discurso. «Nosotros le pedimos todo [a Cristina Fernández de Kirchner], ¿Somos capaz de darle todo? [...] Los compañeros que tomaron esta plaza hace tantos años daban la vida por [el expresidente Juan Domingo] Perón. Ahora no sé si todos están seguros o se cagan de miedo. El miedo es la peor cárcel“, dijo Hebe. ”Tenemos que ser capaces de dar tanto porque ellos saben que es la única que puede ganar, por eso no quieren dejarla libre, ni dejarla sin condenar. No la quieren víctima, la quieren condenada para que no se presente y están haciendo lo imposible“, añadió.

En todos estos años, la activista se acercó a figuras de la izquierda latinoamericana como Fidel Castro o Hugo Chávez y perfiló con en sus numerosos discursos una postura “imperialista” que la llevó incluso a expresar “alegría” tras los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos. En clave nacional, ha sido una de las principales críticas contra gobiernos como el neoliberal de Carlos Menem, en los 90, o recientemente, el del conservador Mauricio Macri.

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