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Un 8M sin fronteras: Chile, Turquía o Reino Unido se suman a la huelga feminista

Mujeres de todo el mundo se preparan para realizar movilizaciones históricas un año más.

Naiara Bellio

Cada vez son menos países los que dudan a la hora de definir su plan de actuación para el Día Internacional de la Mujer. A ellas ya no les basta con manifestarse, con salir a clamar a favor de sus derechos y en contra de los abusos, de la violencia en todos los ámbitos y de los feminicidios. Quieren hacer ver que el mundo se para si no están ellas ocupando sus puestos habituales, y este 8 de marzo va a ser testigo de esta motivación: la lista de países que se suman a las huelgas feministas de carácter general no ha hecho más que aumentar desde las movilizaciones de 2018.

Al grito de “Ni una menos, vivas nos queremos”, las mujeres de Argentina rompieron en 2017 con el miedo a oficializar un paro general, algo a lo que solo se había atrevido Polonia el año anterior e Islandia 40 años atrás. Trasladaron su lema a los países vecinos y consiguieron internacionalizarlo, animando al resto del mundo a sumarse a la convocatoria. En esa ocasión, las interrupciones fueron de una o dos horas en la mayoría de sitios. En 2018, las españolas pasaron del paro simbólico del año anterior a una huelga con respaldo sindical de 24 horas en la que se fijaron los ojos del mundo. De hecho, la movilización aquí ha servido de inspiración para otros países, que se han sumado con demandas muy explícitas y manifestaciones convocadas en alrededor de 170 territorios.

Hay algunos, como Chile, que llevan organizando la huelga desde que culminó el 8M del año pasado. “Desde marzo de 2018, haciendo balance de la marcha, iniciamos el camino para hacer huelga feminista en el territorio”, afirma Alondra Carrillo, portavoz de la Coordinadora Feminista 8M del país sudamericano. Con más de 50 encuentros y 1.300 mujeres de todo el país participando en el comité, han conseguido sacar adelante un paro de carácter nacional, además de todas las movilizaciones que tienen preparadas para inundar las calles de morado. A él están llamadas por los sindicatos nacionales todas las trabajadoras de la salud primaria y los profesores.

“El año pasado teníamos la sensación de estar haciendo algo por primera vez, pero este año llegamos a este momento con mucha historia en el cuerpo, mucha actividad que durante todo el año le ha dotado de contenido a lo que va a ser esta huelga”, comenta Carrillo. “A la segunda fila no vamos a volver más”.

De esa posición quieren salir en Turquía, donde también se estrenan con la convocatoria de una huelga general. El 5 de enero se decidió en Estambul que las mujeres turcas y kurdas seguirían el ejemplo de sus compañeras de países latinoamericanos y europeos, principalmente. Bajo el lema “Women are strong together” (Las mujeres son fuertes estando juntas), 165 organizaciones feministas y LGTBI reunieron en esa jornada a alrededor de un millar de mujeres. “Queremos ser parte de la rebelión y apuntamos a paralizar la vida aunque sea durante un día”, asevera Seda Can, de Asambleas de Mujeres Socialistas (SKM) de Turquía.

Las feministas turcas apuntan al presidente Erdogan y su gobierno. “El Estado trata de instaurar forzosamente a las mujeres en el rol tradicional de ser madre, obediente y sometida. Bajo el régimen del AKP [partido que lidera Erdogan] la violencia hegemónica masculina en todas sus formas ha aumentado de forma extrema. No es coincidencia”. Es un país que, según Can, tiene muchas razones por las que defender la libertad de los derechos de sus mujeres, y por eso llaman a parar “no solo en las áreas de producción sino en todos los ámbitos de la vida”.

¿Sin apoyo sindical? Paran igual

“We strike”. Nosotras paramos. Con tal contundencia presenta Reino Unido su posición para este 8M. Avalan el paro 36 organizaciones presentes en el país, como la Cuarta Ola Feminista, la Asamblea de Mujeres Kurdas y la Marcha de Mujeres de Londres. “El 8 de marzo hablaremos, resistiremos, atacaremos y nos negaremos a trabajar (...), estaremos en huelga por el trabajo que hacemos, sin importar si nos pagan o no”, aseguran en la página de Women's Strike. En 2018, la convocatoria no tuvo un impacto laboral notable, pero las manifestaciones fueron multitudinarias. Es por eso que han depositado toda su confianza en que este viernes sean muchas más personas las que decidan ausentarse de su puesto de trabajo.

Otra de las sorpresas de este año es la movilización masiva que han convocado las mujeres de Alemania. Probablemente, sea uno de los países europeos con más actividades emergentes para este 8M y es tal la lucha que han propiciado contra los sindicatos para que estos avalen el paro que han terminado por declarar la jornada como día festivo para poder acudir a las manifestaciones.

En otros sitios, si la huelga no es una realidad no es precisamente por falta de ganas o de medios. En Irlanda, la Asamblea 8M de Dublín se constituyó a partir de las concentraciones de 2018 y de las mujeres extranjeras (especialmente latinoamericanas movidas por el Ni Una Menos) que residen en el país. Pese a que en el país no hay una “acción feminista organizada”, se ha contagiado del movimiento. “El 8M sencillamente sucede y si se es feminista, hay que estar”, dice Ana Rosa, integrante de la Asamblea.

“El derecho a la huelga no tiene el estatus de derecho constitucional como sucede en España. En la legislación laboral se reconocen algunas protecciones para trabajadores sindicados, pero la mayoría de las que vamos a parar el 8M hemos cambiado turnos o cogido días libres para poder 'hacer huelga'”, explica. Han conseguido programar una mesa informativa para la víspera de ese paro simulado y varias lecturas de manifiestos y 'acampada feministas' para el propio 8. Aun así, asegura que sienten que “todavía hay mucho camino por recorrer en Irlanda”.

En Austria, el movimiento sufragista de la década de los 70 ha tenido que enfrentarse a los sindicatos para transmitirles su deseo de sumarse a la convocatoria de huelga internacional. Estos no han cedido, pero no por ello han desistido de organizar movilizaciones entre las mujeres más conservadoras. Otra ola algo más joven, bautizada con el lema “Take Back The Streets” (Recuperar las calles), tiene preparada una manifestación a favor de las mujeres racializadas. Con tambores, vestidos originarios y coreografías con esa temática, visibilizarán en las calles a las mujeres que residen en el país europeo y sufren la discriminación.

Ni feminicidios ni “niñas madres”

“Es aberrante lo que está sucediendo en Argentina”. Ada Rico, presidenta de una de las organizaciones feministas más conocidas de ese país, La Casa del Encuentro, se refiere a los últimos casos de menores embarazadas que han salido a la luz. En la provincia noroeste de Tucumán se negaron a practicar un aborto a una niña de 11 años, que tuvo por cesárea a un bebé tras ser violada. Este caso se suma al de otra menor de 12 años, a la que le hicieron una cesárea en la semana 24 de gestación. Son hechos que han desatado el agravio entre las ya enfurecidas feministas argentinas: “Todo el movimiento activista está con el reclamo de estas niñas”.

Por ellas y contra el concepto de “niñas madres” que se viene denunciando en el país, marcharán este 8M. El derecho a decidir, una vez más, aparece implícito en el discurso feminista, que casi consigue despenalizar el aborto más allá de los casos excepcionales que contempla la legislación actual. “Uno de los temas principales va a seguir siendo el aborto, más allá de que nos vamos a manifestar por los feminicidios y todo tipo de violencia sexual”, dice Rico. El año pasado, el país arrojaba una proporción devastadora: una mujer asesinada cada 30 horas.

En Australia, el foco está puesto en el ámbito laboral, desde donde opinan que se tienen todas las herramientas para empoderar a la mujer. “Desde ahí se puede pelear”, dice Flavia Guardia, componente del movimiento Ni Una Menos en Melbourne. Ha movilizado a la comunidad latina de esa urbe y a mujeres nativas que sufren agresiones sexuales en el trabajo para unirse al grito global. “En Australia hay muchas leyes que se llegan a aplicar, pero si no las conoces, pasan por arriba de ti” en el trabajo, dice. “Se pelea por el sueldo igualitario y respetar a sus aborígenes, reivindicar la lucha y que ellos son los dueños de la tierra”.

India lleva protestando semanas en una reunión inusual y cambiante: la Mahila Suraksha Padyatra (Marcha por la Seguridad de las Mujeres). Swati Maliwal, la presidenta de la Comisión de Mujeres de Delhi, se encuentra a la cabeza de una marcha de 13 días a pie para conocer a mujeres de todos los rincones de la capital india, atendiendo a sus problemas y reclamos, y que culminará el 8 de marzo en una manifestación multitudinaria.

Un 8M silenciado

No obstante, no en todo el mundo se escuchará el grito feminista. En Nicaragua, ha sido literalmente silenciado. El pasado 25 de noviembre, las mujeres que salieron para manifestarse en el Día Internacional contra la Violencia de Género fueron duramente reprimidas. El Gobierno de Daniel Ortega ha contenido todas las movilizaciones y este 8M goza precisamente de ese tono agitador de demanda que el presidente quiere abolir a toda costa. Las compañeras turcas, por su parte, también sufrieron una represión similar el pasado 25N, según recuerda Seda Can.

Queda pocos días para que el mundo vuelva a retumbar con las batucadas feministas y para que las calles se llenen con mujeres que han dejado su casa y su silla vacía o sus puestos libres en el trabajo. El 8M volverá una vez más a demostrar que la huelga feminista ya tiene un empuje internacional.

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